Opinión Nacional

Nada ha cambiado todavia

No nos engañemos, en Venezuela no ha cambiado nada todavía; todo sigue igual antes y después de las primarias. No obstante, lo más importante y relevante es que la gente esta perdiendo el miedo, que es lo único que hasta ahora ha mantenido en el poder al terrorista de Miraflores.

Una vez que ese coraje se materialice sobre las urnas electorales en octubre próximo, sera cuando las cosas de veras comiencen a cambiar. Por ahora conviene que el candidato de la unidad siga bombardeando al enemigo con sus discursos hasta sepultarlo bajo sus propios escombros. Ese discurso debe ser reconstructivo para que cale en los sentimientos y en las conciencias de los venezolanos a fin de que de una vez por todas se deslastren de ese karma que lo constituye este régimen nefasto que nos ha desgobernado por doce largos años.

Lo que si es aconsejable es que el candidato unitario vaya conformando un gobierno virtual o de sombra con toda esa gente brillante que lo rodea, para ir asentando las bases del equipo que regirá los destinos de Venezuela por los siguientes siete años. Podría ir seleccionando los ministros que ocuparan las distintas carteras ministeriales que quedaran después del recorte que se impondrá una vez asuma el poder. La vicepresidencia tendrá que desaparecer para darle nuevamente paso y en caso de ausencia del presidente, al presidente del congreso bicameral que se instalara mediante una constituyente a partir de la salida del dictador.

El petróleo a Cuba hay que suspenderlo de inmediato a no ser que el déspota de la isla los pague en dólares o en euros y por adelantado, ya que los dictadores no acostumbran a pagar deudas viejas ni nuevas. Igualmente hay que hacer lo mismo con el petróleo que se envía gratis a otros países del continente. Los contratos petroleros y bélicos con China, con Rusia y con Irán, hay que revisarlos minuciosamente ya que lo mas seguro es que se trate de negocios ilegítimos avalados por una asamblea también ilegitima, puesto que ha estado al servicio del presidente de la republica y no del pueblo ni de la nación.

A los tribunales de justicia y a las fuerzas armadas que son respectivamente los garantes de los derechos individuales de todos los venezolanos y del sistema democrático, habrá que desanclarlas del anacronismo ideológico a las que han sido reducidas y, reeducarlas con miras al futuro. Otro tanto habrá que hacer con las policías nacionales, estatales y municipales, infiltradas deliberadamente por delincuentes comunes. De los cuerpos de inteligencia del estado hay que expulsar a los castristas, a los comunistas y a los terroristas venidos de todas partes del mundo. Con las FARC hay que cancelar el dialogo frontalmente, ya que el nuevo gobierno de unidad no tratara con forajidos ni dictadores sino con regimenes democráticamente constituidos. El mismo 7 de octubre quedaran en libertad plena todos los presos y exiliados políticos.

La salud de la población venezolana no puede continuar en manos de gente improvisada que no tiene la mas remota idea de lo que es quemarse las pestañas ni apoyar las posaderas en los asientos de una universidad reconocida para estudiar la anatomía humana. Hay que devolverle el control a los médicos venezolanos y exigirles ética en el ejercicio de su profesión. Pero sobretodo, hay que dotar y construir hospitales dignos de un país petrolero y de una población que por doce años estuvo confinada a acudir a los ambulatorios de bolsillo para que le recetaran una aspirina o le regalaran unos lentes previamente formulados. El 30% de las muertes derivadas de los atracos y ajustes que a diario se comenten en Venezuela, se producen por falta de atención medica adecuada.

La industria de la construcción hay que reactivarla puesto que es un pilar fundamental en el desarrollo económico de cualquier país futurista. Hay que completar el déficit de viviendas y rescatar las calles, las carreteras y las autopistas abandonadas por este desgobierno, y terminar los proyectos ferrocarrileros y del Metro y planear nuevos retos para toda Venezuela. El agro y la ganadería hay que impulsarlas poderosamente para no seguir dependiendo de las importaciones de alimentos. Hay que sembrar el petróleo que nos queda antes de que los países consumidores implementen otros métodos de energía para mover sus maquinarias. A un territorio despoblado como el nuestro, hay que meterle la mano. El turismo es otra empresa que no hay que descuidar, ya que Venezuela tiene suficientes recursos y bellezas naturales pero casi ninguna infraestructura que este a la altura de las exigencias del turismo nacional e internacional. De tal manera que Venezuela, con tan solo estos tres rubros, puede avanzar hacia el futuro sin depender del petróleo como hasta ahora. Todo esto va a permitir que se reabran y se abran muchas empresas en el país que a su vez generen trabajo para millones de venezolanos.

En fin, la Unidad tendrá que ir reconstruyendo al país desde la cabeza hasta los pies; pero con una mano puesta en el arado y la otra en la espada de la justicia para defenderse de sus detractores.


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