Navidad en Confrontación
Cuando recién venimos saliendo de un proceso electoral y nos preparamos para celebrar las festividades navideñas, tenía que ocurrirnos a los venezolanos lo que algunos advirtieron, pero que a muchos los agarra en ocupaciones propias de realidades particulares, que no son precisamente las de un nueva «batalla» electoral. Decimos que tenía que ocurrirnos, porque solo en regímenes como el que nos gobierna «ocurren» estas cosas. No hemos terminado de pasar la resaca electoral, sea porque ganamos la elección o porque no hayamos obtenido el triunfo esperado en las elecciones regionales, cuando el jefe del gobierno resuelve «ordenar» a sus «vasallos» el comienzo de un nuevo proceso para intentar reformar de nuevo la Constitución, con el único objetivo de poderse reelegir en forma indefinida, lo que obliga a una consulta electoral por vía de referendo y en consecuencia someter al pueblo en general a un proceso de campaña y de votaciones, al que necesariamente tenernos que hacerle frente.
Observemos como los gobernadores y alcaldes electos apenas están comenzando a asumir sus cargos, los que sin pausa han comenzado a resolver problemas urgentes abandonados por la desidia de sus predecesores, o gobernadores electos como César Pérez Vivas en el Táchira no han podido asumir el cargo por la irresponsable actuación de los poderes del estado, que no aceptan que un opositor pueda derrotarlos y se valen de artilugios para impedirle tomar posesión, por lo que deben concentrar todos sus esfuerzos en exigir que se cumpla con la ley. En esta situación de desventaja temporal y aparente, nos lanzan a un clima de confrontación, único escenario en el que el jefe del estado sabe actuar eficientemente y que no es ni mucho menos lo que esperamos de quien ejerce el gobierno. A esto hay que agregar la inconstitucionalidad de semejante propuesta, puesto que el pasado 2 de diciembre de 2007, el pueblo le dijo que NO quiere su reforma, ni su sistema socialista, ni su reelección por los siglos de los siglos, dado que la Constitución vigente prohíbe presentar en un mismo periodo de gobierno, la misma propuesta de modificación que ya fue negada.
Este es el escenario en el que los venezolanos debemos pasar esta Navidad. En lugar de prepararnos para recordar la venida del Salvador y reunirnos en familia a preparar hallacas y platillos navideños, para luego celebrar todos juntos, cantar villancicos, ir a las patinetas y misas de aguinaldo y valernos de este tiempo para reafirmar los lazos de unión entre todos los que vivimos en esta Tierra de Gracia, en lugar de tener una navidad en paz, el máximo caudillo no somete de nuevo al enfrentamiento con sus seguidores, que son también nuestros compatriotas, porque como dijo un distinguido jurista, hoy tristemente entregado a las mieles del poder, «lo más importante es la revolución».
Para el socialismo no hay navidad, no hay esposa, ni hijos, ni gaitas, ni nada que celebrar hasta no haber logrado los objetivos superiores del proceso. Lo que no entienden es que las dos terceras partes del país no está de acuerdo con ellos ni con sus ideas y quieren hacernos creer que son mayoría, por el hecho de tener el apoyo de esa otra tercera parte que hace mucho ruido y a veces hasta nos quiere asustar. Pero no importa, tendrán que entenderlo por la fuerza de los votos.
