Negocio redondo
Con el frescor de la mañana arrancamos por la carretera que nos conduciría a El Pao, el marido tratando de pasar entre nubes de polvo cuanto vehículo encontrábamos en la vía. Polvo y más polvo, nubarrones de polvo, ventoleras de polvo que obligaban a llevar los vidrios de los automóviles cerrados casi hasta arriba y morirse de calor o llevarlos abiertos y tener que taparse las narices con un toalla mojada para poder respirar.
Seguros de que algún día la recorreríamos dejamos de lado la carretera de El Dorado, el de las famosas “Colonias Móviles”. Dando tumbos al fin llegamos al campamento de El Pao establecido hacía diez años por la Iron Mines de Venezuela para alojamiento de los trabajadores de la mina de hierro a cielo abierto que esta compañía, subsidiaria de la Bethlehem Steel Corporation, explotaba en el cerro El Florero.
El Pao
Sin perder tiempo nos dirigimos hasta el hospitalito de la Compañía, donde Director-Médico nos esperaba con un pase que nos permitiría visitar las instalaciones y un guía que nos explicaría el proceso de extracción del mineral. El marido, siempre muy curioso, preguntó por el origen del nombre del poblado y tuvimos que reír cuando se nos informó que eran las siglas en inglés del Proyect American Ore (PAO) con que se identificaban los embalajes de equipos y materiales con los que dieron inicio esta explotación.
El campamento estaba dividido en tres secciones, “Ranking High”, “San José Obrero” y “Campo Florero”. Un típico campamento minero con la salvedad que los obreros estaban bien atendidos y el orden y la limpieza campeaban.
Entrada a las instalaciones
Nos invitaron a almorzar y después de visitar el campamento nos dirigimos al yacimiento por una estrecha carretera de tierra que remontaba el cerro. A la vuelta de una curva quedamos muy sorprendidos ante la vista de una especie de escalera tallada en la montaña que se elevaba hacia el cielo muy azul. A punta de dinamita y de barrenas todo el cerro había sido rebanado hasta el nivel de las aguas, a cada tanto grandes escalones formaban terrazas que recordaban los andenes en las montañas andinas, pero en escala de gigantes.
Cerro El Florero con la mina a cielo abierto
—Qué escalera, ni que escalera– exclamó el marido, —¡esto lo que parece es la ruina de un gigantesco anfiteatro romano!–
Un poco de historia
Al sur del Orinoco y al oeste del Caroní, en medio de la enmarañada selva había un cerro, “Montaña de tormenta” según escribe Yovanis Páez, que atraía las descargas eléctricas como un imán.
En 1925 Don Eduardo Boccardo, comerciante de Ciudad Bolívar, envió a Simón Piñero, su empleado, a buscar muestras de material ferroso entre San Félix y el Callao. “Una noche de 1926, Piñero acampó en el conuco “Las Adjuntas, propiedad de Arturo Vera y su padre Tiburcio, buscadores de balatá y conocidos suyos, entre el paso-Caroachi y Upata. El señor Piñero al observar las piedras del fogón, azuladas y brillantes le preguntó a Arturo Vera sobre el origen de dichas rocas, a lo que éste le respondió “…ese cerro que tenemos la frente y que llaman El Florero está lleno de esas piedras”. Piñero tomó una piedra como muestra y se la llevó al señor Boccardo en Ciudad Bolívar.” (Rafael Vivas Vivas 2006).
Foto Arteinsa.com
Detalle del cerro
Las muestras recolectadas fueron analizadas en Estados Unidos y se encontró que contenían hematita pura, (concentración natural de hierro), en un porcentaje de más de 65%. En 1927 Boccardo hizo el denuncio ante las autoridades y procedió a comprarle las tierras a los Vera por 600 Bs.
Llegaron los gringos
Como hormigas atraídas por un terrón de azúcar, en 1930 unos geólogos enviados por la Bethlehem Steel Corp. llegaron a Guayana en búsqueda del fabuloso tesoro de El Florero. Boccardo le vendió sus concesiones a esta compañía norteamericana y el 4 de octubre de 1933 quedó constituida la Iron Mines de Venezuela en Delaware USA. Para 1937 se da inicio al Proyect American Ore (PAO) con los trabajos previos al trazado de una vía férrea y carretera entre el Orinoco en su confluencia con el Caroní y el cerro El Florero. Ya llevaban invertidos más de 50 millones de dólares en este proyecto cuando la Segunda Guerra Mundial paralizó los trabajos.
http://elpaoyacimientopionero.blogspot.com/2011/09/iron-mines-co-venezuela-el-pao-1940.html
Un negocio redondo
Al finalizar la guerra se reanudó el proyecto y la Iron Mines logró que Venezuela le permitiera la extracción de 50 millones de toneladas de material ferroso y su posterior exportación sin pagar ni un céntimo de impuestos. Para la fecha de nuestra visita en 1958 la mina producía mensualmente 125.000 toneladas de mineral ferroso que era sacado en una interminable fila de vagones por una vía férrea de más de 50 km hasta Puerto Ordaz, embarcado en gabarras que se dirigían por el Orinoco y su delta hasta Puerto de Hierro, cerca de Guiria, donde era trasbordado a grandes barcos que lo llevaban hasta las acerías americanas.
—Negocio redondo– opinó el marido, —se llevan nuestro hierro y encima les pagamos para que lo hagan–.
—Pero soplan vientos de cambio,– le contesté y agregué: —el general Marcos Pérez Jiménez decretó hace dos años la creación de un gran complejo siderúrgico y ya vimos como se iniciaron los trabajos en Puerto Ordaz.–
Tuvimos que retirarnos de nuestro puesto de observación. Los obreros se disponían a dinamitar otra parte del cerro. Dimos las gracias a nuestro guía y continuamos viaje a San Félix, donde el Gran Hotel Rasil nos esperaba. Lo que a la ida nos había parecido una cochambrosa pensión, en vista de la experiencia de la noche anterior mal dormida en Upata, ahora se nos presentaba casi como si fuese el mejor hotel de Venezuela. Por lo menos tenía baño.
Fotografías : Yovanis Páez
FUENTES
Yovanis Páez. Cronista de El Pao. El Pao, yacimiento pionero. El desarrollo del yacimiento ferrifero de El Pao estado Bolívar, Venezuela. Blog 29 de diciembre de 2010
Venezuela Iron. Life Magazine, September 20th, 1951. pag 88-99
Rafael Vivas Vivas. 2006. Breve reseña histórica del hierro en el estado Bolívar. http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=621372&page=7
