Opinión Nacional

Neosocialismo latinoamericano

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Asunción (AIPE)- En 1848, Karl Marx mantenía que el comunismo podía definirse en una sola frase: abolición de la propiedad privada. La base del comunismo o socialismo científico era la propiedad estatal. Ciento sesenta años más tarde, el Partido Comunista Chino, como parte de sus reformas económicas liberales, otorga a la propiedad privada igual legitimidad y protección que la propiedad estatal. En escasos minutos casi 3.000 diputados aprobaron la ley. El socialismo en China, como en el resto del mundo, quedó vacío de contenido ideológico coherente.

Nadie, excepto Fidel Castro en Cuba, Kim Jong en Corea del Norte y algunos izquierdistas fanáticos del Che en Bolivia todavía creen que el desarrollo y la prosperidad se logra nacionalizando los recursos naturales, estatizando los servicios públicos, creando nuevos impuestos y regulaciones, persiguiendo a empresarios, confiscando y repartiendo tierras a los campesinos y agrandando el clientelista y corrupto aparato estatal. En América Latina se extiende el socialismo. Los más moderados son seguidores de Bachelet y Lula, y los más extremistas de Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner, Daniel Ortega, Rafael Carrera y Nicanor Duarte Frutos. En el continente, el socialismo se ha convertido en un lema popular aunque carente de contenido. En algunos países, los políticos compiten duramente por mostrarse más socialistas y radicales que sus adversarios, con el fin de atraer más votos; a menudo lo consiguen.

¿En qué piensa la gente cuando elige a socialistas? ¿No se han dado cuenta que todos los países del mundo que han prosperado son capitalistas, con economías mayormente libres? No hay una sola excepción, no hay un solo país que con políticas socialistas de redistribución y mal concebida “justicia social” haya logrado salir del atraso y la miseria.

La historia del último cuarto de siglo es bastante clara, cuanto más libres son las economías y mejor protegidos están los derechos de propiedad, mayor es el progreso, más elevados los salarios de los trabajadores y superior la calidad de vida de la gente. Por el contrario, cuanto más intervencionistas y estatistas los gobiernos y menor la libertad económica, mayor es la pobreza, la corrupción y la violencia. Las pruebas están a la vista de todos. Pero para verlo, hay que mirar más allá de América Latina, región que el estatismo hundió en el atraso.

A diferencia de lo que denuncian los socialistas y hacen creer a los electores, la liberalización y privatización de las economías redujo la pobreza en el mundo de 44% en 1980 a menos del 19% en 2005. De la población mundial de más de 6.000 millones, 1.000 millones viven en países ricos, en tanto que 2.000 millones de pobres viven en países estatistas –principalmente en América Latina y Africa–, y 3.000 millones viven en países que liberalizaron sus economías y han progresado notablemente como China, India, el sudeste asiático y varios de los antiguos miembros de la fracasada Unión Soviética.

El cambio en nuestros países vendrá de abajo para arriba, del pueblo a los gobernantes. Los votantes expulsarán del poder a los populistas cuando comprendan que son los Chávez, Morales, Duarte quienes con sus políticas estatistas y falsas promesas agravan y eternizan la pobreza. La gente se dará cuenta que los neosocialistas cultivan el anticapitalismo, la envidia y el odio en la población, con la falsa propaganda de que nuestra pobreza se debe, no a sus infames políticas e incontrolada corrupción, sino al rico primer mundo que nos roba y explota.

Mientras los latinoamericanos no se percaten del fracaso y falsedades del neosocialismo, nuestro hemisferio seguirá hundido en la pobreza, la corrupción y la violencia. Es esencial que nuestra gente comprenda las verdaderas causas de la pobreza. Solo así comenzarán a elegir gobernantes que proponen la reforma del estado y la liberalización de la economía, en lugar de líderes carismáticos, pero ignorantes y seudopatriotas.

El camino de la prosperidad pasa por una justicia independiente, la protección de los derechos de propiedad y la defensa de la libertad económica. No hay atajos.

___* Corresponsal de AIPE y presidente del Foro Libertario.

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