Opinión Nacional

Ni Dios puede con ese virus

45 millones de muertos, mas de 40 millones de contaminados, mas de 2 millones de niños que nacieron portadores del virus, mas de 12 millones de niños huérfanos; se supone que esas son las estadísticas.

Pero las estadísticas se deben manejar con mucha precaución.

No sabemos la magnitud de esa incontenible pandemia en la India, en China, en Rusia…en tantos países donde, por temor a admitir la contaminación de millones de personas, por temor al rechazo, este rechazo que se ha instalado desde el primer momento a todos los niveles, proclaman unas estadísticas que nada tienen que ver con la realidad.

45 millones de muertos, mas de 40 millones de personas que viven con el virus, mas de 2 millones de niños seropositivos por transmisión perinatal, mas de 12 millones de niños huérfanos,

¿No es suficiente todavía para permitir que de alguna manera los dogmas de nuestra religión en algo se modifiquen?

¿No es suficiente que los que no creen vayan creyendo?, ¿no es suficiente para que la iglesia de nuestra fe simplemente tenga la misma postura en cuanto al uso del preservativo que la que tiene desde hace años por el de la píldora?

¿Esa píldora que ha permitido el uso y abuso del sexo, lejos de la idea o temor de la procreación?

Esa píldora si, ha sido el detonante de la libertad sexual. De ese famoso destape que el mundo ha conocido en los años 70.

No protege, sino de un embarazo no deseado. No del vih/sida. Desde su aparición la edad promedio del inicio de las relaciones sexuales ha bajado a niveles insospechables…

¿No es suficiente o vamos a esperar que en cada familia haya un caso para reaccionar?

El mundo ha cambiado desde que me bautizaron, desde que fui monaguillo, desde que recibí la primera comunión, desde que me case por la iglesia…

Las posibilidades, las facilidades, las tentaciones se han multiplicado. Se ha pregonado el amor libre, se usa el amor, el sexo como argumentos para vender hasta una lavadora…

Los niños reciben todos esos mensajes que invaden las pantallas de los televisores y de las computadoras. Imágenes terribles que todo lo muestran.

Nuestros niños observan, oyen, imitan y caen. ¡Para la mayoría esa es su educación sexual! ¡Y la primera vez se puede volver la última vez!

Pero el mundo esta invadido por este virus implacable que puede, como lo han dicho grandes científicos, como lo han pregonado el secretario de las NNUU, el Presidente Mandela, el Presidente Clinton, acabar con la Humanidad.

Ya este virus ha matado a más gente que todas las guerras, las revoluciones, los desastres naturales que ha conocido el género humano!!!

¿Acaso no es suficiente todo lo que a diario vivimos en nuestro país?

Admitir que ya 49.000 personas están inscritas en el programa de antiretrovirales del MSDS y del Seguro Social. Saber que 50.000 más van a necesitar muy pronto esos medicamentos, no es suficiente saber ya que, en Venezuela viven de 350.000 a 500.000 seres humanos portadores del virus (90% ignoran su condición por no haberse hecho la prueba).

¿No es suficiente que en los hospitales todas las camas de las salas dedicadas a los seropositvos en etapa final o en crisis, estén todas ocupadas y a menudo por jóvenes de 16 a 18 años ya en la etapa sida?

No es suficiente para que la Iglesia, si no puede o no quiere adaptarse a esa terrible realidad, si no puede cambiar su postura en cuanto a las relaciones sexuales, y eso lo entiendo perfectamente, por lo menos tenga por el uso del preservativo la misma ceguera que ha tenido por la píldora.

No, Señores, el preservativo no es el responsable de la proliferación del sida.

El condón no induce a la sexualidad irresponsable si los niños reciben a tiempo una educación sexual seria.

La misma que estamos impartiendo en colegios, escuelas, liceos, universidades.

Y en eso la Iglesia podría tener una importancia extraordinaria. Que nos ayude a educar sexualmente a los niños.

Abstinencia, Respeto, Fidelidad, condón.

Cuando cede la razón, solo vale la protección.

“Amar la Vida es amar a Dios,

Amar a Dios a pesar de los inmerecidos sufrimientos”

Esa frasecita es de Tolstoi

Daniela, mi hija, que murió de sida en 1996, la escribió en mi agenda años atrás. Allí esta todavía, además, grabadas en la piedra que sella el nicho donde reposan sus cenizas en la iglesia del siglo 17 de Marfil/Guanajuato, México.

Ella se fue.

Era católica, creía posiblemente más en Dios que en la Iglesia

Amaba la vida por encima de todo; sus trabajos fotográficos lo muestran. Amor a su país, al ser humano.

Esa frase de Tolstoi pareciera escrita para élla.

Murió por no saber que un novio que se drogaba podía ser seropositivo y contaminarla.

No sabía que el preservativo podía haberla protegido.

Cuando el virus irrumpe en la vida de una pareja cristiana, por una transfusión de sangre, por ejemplo, ¿acaso se acaba la pareja? Esa pregunta se la hice a un Obispo amigo.

“En ese caso se puede admitir el uso de un preservativo”, fue la respuesta. ¿Entonces?

Seguiremos luchando con la misma intensidad y la misma filosofía. Tratamos de proteger la Vida, igual que nuestra Iglesia!

Pero no admitimos que un premio se haya vuelto castigo y motivo de indignación.

Además, nunca nos postulamos, es evidente.

Hoy, cuando escribo este editorial, el anuncio del premio para la Fundación Daniela Chappard por su campaña de prevención del vih/sida, esta todavía anunciado en la página Web del Concilio Plenario de Venezuela, www.cpv.org.ve/prensa.asp?id=14

Y lo compartíamos con “Venezuela sin drogas”, lo que era lógico por la estrecha relación que observamos entre drogas y sida!

El jurado, después de 12 días, rectifico su decisión. Jurado?

Esa aclaratoria me ha permitido escribir mi primer editorial para nuestra página web que recibe cada mes unos 25.000 visitantes. Allí esta todo lo que deben saber los jóvenes para detener este virus mortal. Simplemente manteniéndose sanos!

Nada ha pasado, nuestra fe en lo que hacemos va mas allá de un premio manipulado.

Bernard Chappard
Presidente
Fundación Daniela Chappard

www.salvasida.com

Caracas, 16 de Julio de 2005.

“El sida es parte integral de un nuevo sistema de vida”

Respetarse a si mismo es respetar la vida.
Temer, no es suficiente.
Saber es esencial.
Educar es la clave.

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