Opinión Nacional

Ni por las buenas ni por las malas

La frase es del Presidente Chávez al dirigirse a militantes de V república frente a Miraflores. Una lectura simple y caímanera es la necesidad que tiene Chávez de convencer a su gente, que el gobierno chavista es arrecho y que siempre estará en el poder. Que mientras estén con Chávez estarán en el gobierno porque con él, todo el poder es del pueblo.

Pero la frase tiene otros meritos como la de caracterizar la visión de poder que tiene el presidente elegido en elecciones democráticas: 1.- El poder soy yo, la democracia soy yo, la constitución soy yo, el pueblo soy yo y a mi no me da la gana. 2.- No tendrán el poder por las buenas, porque las instituciones que pueden defender los derechos de los ciudadanos, también son mías y en esa vía también mando yo, sino pregúntenles a el poder ciudadano, moral, electoral, judicial, militar y legislativo. 3.- Por las malas no tendrán tampoco el poder, porque ese es mi terreno: las bombas, las balas, los tanques y los militares también son míos, sino revisen el saldo de presos, desaparecidos, heridos, asesinados y esperen que les tengo más sorpresas. 4.- Ahora tengo lo que me faltaba, a PDVSA y sus dólares, con esos billetes tuve mi plan Bolívar, ahora mi programa barrio adentro y tengo mi misión Robinsón, Rivas, Vuelvan caras y las que faltan porque billuyo me sobra, no se olviden además del BCV y de mis reservas internacionales. 5.- Con los medios de comunicación tampoco lo van a lograr y aunque no son míos, sus concesiones si lo son y cuando quiera los vuelo del aire, mientras tanto les sampo mis cadenas cada vez que respiren y mis 10 minutos con la verdad. 6.- Como se que viene una arremetida internacional contra la revolución bonita quiero decirle a toda la comunidad internacional y a sus órganos supranacionales, que me importa un bledo lo que piensen, lo que hagan y lo que digan, porque Venezuela es soberana y el soberano soy yo.

El lenguaje que formó la frase y su colocación en el contexto del discurso, por supuesto retrata el autoritarismo en su más nítida imagen, el prólogo de una clara voluntad dictatorial y la abolición del estado de derecho. “El Estado soy yo”.

Pero Chávez trato de desvalorizar dos realidades a las que obviamente les tiene miedo: El poder de la calle, del pueblo unido y la voluntad plena de coraje de millones de hombres y mujeres que no aceptaran de rodillas sus amenazas y están muy claros con su responsabilidad en la construcción de un nuevo destino para su patria. Y al papel de la comunidad internacional y sus órganos más representativos, que definitivamente son un aliado estratégico de vital importancia en esta batalla por la libertad, la democracia y en el paso siguiente por la reconstrucción del país. En la dialéctica surrealista que expresan las posiciones de Chávez, no fue una sorpresa el que desprecie a la comunidad internacional frente a sus seguidores y luego pague más de un millón de dólares para mejorar su imagen fuera del país.

Frente a la voluntad permanente de un pueblo pleno de coraje y decisión para enfrentar el autoritarismo y luchar en forma permanente por sus derechos y su destino, los caminos nunca serán de la propiedad de un hombre sino de la voluntad de un pueblo.

(*): Profesor y Presidente de la Alianza Sindical Independiente.

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