Opinión Nacional

Ni se acata ni se cumple

No hay peor consejero que el miedo. Se cometen los errores sin medir las consecuencias. Eso está ocurriendo con Hugo Chávez. La derrota electoral del 26 de septiembre lo tiene consternado. No encuentra explicación a ese fracaso ni manera de reaccionar. Sus asesores cubanos le han recomendado que radicalice la Revolución e imponga a trocha y moche el Socialismo del Siglo XXI. Esta decidido a hacerlo. La Asamblea Nacional es su instrumento. Los diputados oficialistas quieren aprobar un conjunto de leyes inconstitucionales de clara orientación socialista sin importarle la opinión de los venezolanos. La lista es muy larga, pero nervioso y acobardado como se encuentra ha decidido pedir que le aprueben la cuarta Ley Habilitante de su período presidencial por un lapso de 12 meses. Nadie puede explicarse y mucho menos aceptar que en esa bendita Ley Habilitante se quieran incluir temas tan alejados a la tragedia originada por las lluvias torrenciales.

Si dicha ley se redujera al tiempo de funcionamiento de la actual Asamblea Nacional y sólo se refiriera a sus dos primeros artículos es posible que pudiera justificarse, aunque mucho más lógico hubiese sido dictar un decreto de emergencia para enfrentar dicha tragedia. De todas maneras, esos dos primeros artículos están redactados de tal manera que tienen que producir cierta inquietud, principalmente cuando habla “de desarrollar de manera equitativa, justa, democrática y participativa los derechos de la familia para su buen vivir”, ya que este último concepto no es fácil de entender. El colmo son los artículos 2, 4 y 5, ya que es imposible justificar que para enfrentar una tragedia como consecuencias de lluvias y derrumbes se hable de dictar “normas regulatorias en el sector de las telecomunicaciones y la tecnología de la información, los mecanismos públicos de comunicaciones informáticas, electrónicas y telemáticas como lo establece el artículo 2.

Igual de escandaloso es el contenido de los artículos 4 y 5 que autorizan a Hugo Chávez a dictar normas para regular el sistema de seguridad ciudadana, el sistema policial y de protección civil, el sistema de identificación ciudadana y el control migratorio; el funcionamiento de las instituciones y los asuntos relacionados con la seguridad y la defensa integral de la Nación, que desarrollen las normas relativas a la Fuerza Armada”. Definitivamente, el gobierno cree que los venezolanos son tontos de capirote. Justamente, un tema poco discutido en la opinión pública ha sido el artículo referido a la Institución Armada. Creo conveniente hacerlo para que mis compañeros de armas reflexionen sobre las consecuencias profesionales que tendrá esta modificación. Es inexplicable, que habiéndose aprobado recientemente una Ley Orgánica de la Fuerza Armada se necesite reformar normas que “regulen la disciplina y la carrera militar”…

Estoy convencido, que el objetivo del régimen es establecer la orientación socialista que tenía la Reforma Constitucional rechazada por  los venezolanos.  Allí se modificaba totalmente la esencia de la Fuerza Armada al definirse como “un cuerpo esencialmente patriótico, popular y antiimperialista organizado por la Nación para garantizar la independencia y soberanía”, dejando intencionalmente a un lado la actual definición constitucional: “la Fuerza Armada es una institución esencialmente profesional, sin militancia política”…Más adelante, establecía que la Fuerza Armada: “en cumplimiento de su función, estará siempre al servicio del pueblo venezolanos en defensa de sus sagrados intereses y en ningún caso al de oligarquía alguna o poder imperial extranjero”, modificando el contenido de la actual Constitución Nacional que afirmaba: la Fuerza Armada está “al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.

Esta modificación tiene importantes consecuencias. El concepto de Nación engloba a todos los ciudadanos venezolanos sin excluir a nadie, cuando en la mencionada reforma se habla de “oligarquía” se crea un grupo social nacional que, a su criterio, definirá el régimen como enemigo de Venezuela y podrá ser perseguido y combatido militarmente. Una barbaridad inaceptable. Por suerte, en Venezuela existe una vieja tradición histórica que se origina en el rechazo que los mantuanos, entre ellos los Bolívar, los Ribas, los Sucre y tantos otros que después fueron revolucionarios y patriotas, hicieron de la Real Cédula de “Gracias al sacar” de 1795 que buscaba suspender los caracteres infamantes del estado de pardo, zambo y quinterón. Se colocaban la Real Cédula en la cabeza y decían:”Se acata, pero no se cumple”. En Venezuela, tendremos que empezar a decir: ni se acata ni se cumple. El artículo 350 de la Constitución Nacional lo permite…

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