No traje traje

El cantinflismo de que se pega se pega. Vienen a Latinoamérica unos
técnicos europeos avanzadísimos, superexpertos del Primer Mundo y tal,
a observar unas elecciones, pasan aquí unos días y terminan
filosofando y hablando como nuestro Mario Moreno.

Veamos: la Unión Europea recomienda cambiar el sistema automatizado de
votación de Venezuela a pesar de reconocerlo como casi 100% confiable
y, «en algunos aspectos, el más avanzado del mundo». Sin duda
aplicaron la elocuente reflexión del gran mexicano: «Algo malo debe
tener el trabajo o los ricos ya lo habrían acaparado».

El jefe de la delegación de observadores, José Silva Peneda, explica
su rara recomendación con un ejemplo que demuestra cuánto se le pegó
el cantinflismo: a pesar de que, según las estadísticas, el avión es
el medio de transporte más seguro del mundo, mucha gente sigue
teniendo miedo y prefiriendo viajar por tierra.

Cabría suponer que Silva Peneda habla por experiencia y que quizá
padezca fobia a los aviones y haya venido desde Bruselas atravesando
el estrecho de Bering en un trineo tirado por perros. Sin embargo, ya
sabemos que estos diplomáticos multilaterales siguen realizando sus
sacrificados viajes en primera clase de airbuses y jumbos porque no
han puesto todavía en servicio comercial el teletransportador
molecular.

El informe de la UE no tiene desperdicio. Dice que el problema de la
desconfianza en el sistema electoral no se soluciona con un cambio de
personas, pero sugiere que las cambien. Y añade que los observadores
no tienen ningún reproche pendiente acerca de los actuales rectores,
pero que sería mejor nombrar otros. «Tendrá que prestarme un traje
porque no traje traje», dijo Cantinflas en Acapulco.

Luego, los señores europeos nos dicen en su dictamen que la decisión
de automatizar el sistema electoral fue producto de recurrentes
alegaciones de fraude y de casos de sustitución de votantes. También
dicen que en los análisis técnicos se demostró que es remota la
posibilidad de vulnerar el secreto del voto mediante las captahuellas.

Pero, a renglón seguido, recomiendan eliminarlas. Es que, decía
nuestro filósofo mexicano, hay momentos en la vida que son
verdaderamente momentáneos.

Interrogado por los periodistas locales, el señor Silva Peneda explica
que el tema de la confianza no se logra con garantías técnicas ni con
auditorías, sino que es una cuestión de sentimiento, de feeling, de
química. O sea, Mario Moreno dixit: «Yo amo, tú amas, él ama, nosotros
amamos, vosotros amáis, ellos aman… ojalá no fuese conjugación sino
realidad».

Y uno, que es latinoamericano de nacimiento y cantinflérico por
genética, se pregunta: si al final de cuentas todo es cuestión de
sentimiento, para qué tantos observadores expertos en informática y
transmisión de datos. ¿No sería mejor que la próxima vez manden una
misión de poetas y de cursis a ver si dan con la fórmula que complazca
a los enemigos del voto electrónico?

Ellos, además, tal vez redacten un informe final que no sea como dicen
de las películas de Cantinflas: la ves un día y te ríes toda la
semana.

(Artículo publicado originalmente en El Universal, viernes 17 de marzo de 2006)
Publicado en Analítica con autorización del autor