¡Nos quedamos!

En estos días, se observa que desde el Gobierno se pretende que esa enorme masa de gente inconforme se vaya del país.

Todavía algunos tienen el tupé de llamarnos escuálidos, y hacen de todo a ver si nos vamos. Los escuálidos son ellos, según las últimas encuestas. Con la obsesión de copiar a Cuba, se olvidan de que somos bastante distintos los venezolanos de los cubanos. A los Castro le surtió efecto a fines de la década del 60 aterrorizar y, así, la mayoría de la gente preparada de Cuba, se fue.

Se han creído el cuento de que «somos lo mismo»; eso no es verdad. Quienes se deben ir, y no para el imperio, ni España, sino para Cuba, para que disfruten del «mar de la felicidad», son los comunistas y los socialistas del siglo XXI de aquí de Venezuela. Aparentemente, nadie sabe por qué (entre los revolucionarios, digo), se acabó la auténtica «patria del hombre», la Urss; Cuba, supuestamente, con sus adelantos extraordinarios, su prosperidad, abundancia y riqueza, su alimentación maravillosa, la puede sustituir fácilmente.

Así, el grupo de connotados revolucionarios marxistas-leninistas-castristas-chavistas de Venezuela deberían irse a disfrutar de las bondades de lo que ellos han creado. Los encargados de «Pruteval» seguramente han hecho un postgrado en la isla, de allí la eficacia en el manejo de los alimentos, y esa distinción, novedosa, de que «comida vencida, no es igual a pasada». Nosotros, los burgueses, la clase media, los obreros y trabajadores de la Polar, entre otros, queremos la democracia venezolana establecida en la Constitución Nacional (¡la mejor del mundo!) para mejorarla y perfeccionarla, en libertad. Se observa que, sin ningún disimulo, en vista de que han fracasado en su tarea de hacer que nos
volvamos todos emigrantes, buscan por la vía del miedo presionarnos para que nos vayamos. Para nadie medianamente informado, es un secreto lo que se busca: permanecer en el poder a costa de lo que sea. De allí que la gente se sorprenda tanto con ciertas medidas que no pueden traer votos aun en un año electoral. De lo que se trata ahora es de obligarnos a
todos a entrar por un mismo carril, aceptar la ideología (¿ patología?) de los comunistas o, según ellos, dejar nuestro país. Lo sentimos. No los vamos a complacer. No nos vamos, es nuestra patria y seguiremos luchando por restablecer la auténtica y verdadera democracia.