Opinión Nacional

Números cardinales

Meses atrás un amable lector y distinguido juista me comentó el uso, a su juicio incorrecto, que algunos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia hacen del vocablo cardinal, referido a los números de los artículos de códigos y leyes. Como ejemplo me transfiere un párrafo de una sentencia de la Sala Constitucional: “Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional, acuerda, de oficio, medida cautelar de suspensión de la aplicación del cardinal 23 del artículo 6 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia”.

La lectura del ejemplo parece indicar que lo que en él se menciona como cardinal no es tal, sino mas bien un ordinal, como son las subdivisiones o apartes de los artículos numerados de un código o ley. También podrían ser literales, si lo que encabeza cada párrafo o aparte es una letra. En efecto, según la técnica legislativa usual las leyes y los códigos se dividen en artículos. Estos pueden comprender un solo párrafo, pero cuando, por la extensión, la complejidad de la materia u otro motivo, el artículo debe llevar, además del párrafo inicial, otros párrafos, es común que estos vayan como textos separados, los cuales, según diversos criterios técnicos, pueden ir sin numeración, caso en el cual se les conoce como apartes, distinguidos, al citarlos, con ordinales (primer aparte, segundo aparte, etc.), pero también pueden ir marcados con números ordinales. En este caso se citan con referencia al ordinal correspondiente: “…ordinal 23º del artículo 6 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia…”. A veces, también según la técnica legislativa, los apartes pueden ir marcados con la palabra parágrafo, seguida del ordinal respectivo: parágrafo primero, parágrafo segundo, etc. O nada más con la palabra parágrafo, si es uno solo.

Lo que no puede aplicarse en este caso es el vocablo cardinal, porque no lo son. Ni siquiera los números de los artículos de una ley o de un código son cardinales, porque de hecho esos números son ordinales, aunque no lleven el signo de estos. Los números cardinales, definidos como “Cada uno de los números enteros en abstracto” (DRAE), sólo indican cantidad: un libro, cinco cuadernos, veinticinco años… Pero los números que señalan los artículos de una ley no indican cantidad, sino el orden en que se distribuye la materia o contenido de dicha ley.

Tiene, pues, razón nuestro amable consultante, y hablar en estos casos de cardinales es un supremo disparate. Lo cual me permite repetir algo que ya en otras ocasiones he dicho: para ser juez de un tribunal, máxime del Tribunal Supremo, se necesitan amplios conocimientos de Derecho, pero estos, si de vedad se tienen, no excusan la ignorancia de nuestro idioma, en el que jueces y magistrados deben expresarse.

Dentro de una vieja tradición española, en Venezuela reinó durante muchos años la buena escritura forense. Da gusto leer viejas sentencias, dictámenes jurídicos y demás documentos propios del ámbito del Derecho, escritos con gran pulcritud y marcada elegancia, con total dominio de la sintaxis y del estilo, y hasta con un admirable potencial de creatividad, hasta el punto de que muchos de esos documentos no eran extraños a la retórica literaria, pero sin que esta interfiriera con el propósito esencialmente jurídico de su escritura.

Desafortunadamente eso se ha perdido. He leído muchos libelos de demanda, informes judiciales, dictámenes jurídicos y hasta sentencias tribunalicias que producen eso que suele llamarse vergüenza ajena. Recuerdo el escrito presentado por una Fiscal del Ministerio Público en un juicio de amparo en que estuvo involucrada la Academia Venezolana de la Lengua, en el cual fue tal el cúmulo de disparates de redacción –aparte de los jurídicos– que la juez, en su sentencia, al citar in extenso dicho escrito tuvo que poner la mención sic más de cuarenta veces, en un texto no mayor de cinco o seis páginas. Y esto no es sino una pequeña muestra de lo que en ese sentido he visto y leído.

(*): Publicado en Tal Cual. Reproducido con autorización del autor.

(*): Oiga de lunes a viernes, a las 11,30 a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por RADIO ONDA 107.9 FM, la superestación, en el programa de Mari Montes.

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