Opinión Nacional

Objetico: Salir del paleolítico

Poca es la atención que le prestamos en la práctica cotidiana a la frase «el futuro será una organización basada en información», y que muchas veces se cree que se trata simplemente de transmitir hechos o intereses, olvidándose del fundamento contenido en el término organización. Tanto a niveles gubernamentales como privados, incluyendo a gerentes prácticos, estudiantes de administración, hospitales, universidades, empresas, entes políticos, culturales, de medios… resulta un atraso indeseable seguir ajustándose a un modelo de mando y control que fue efectivo hace muchas décadas, cuando la tecnología no contaba con los adelantos que tenemos hoy.

Se trata de una temática de filos múltiples, ya que la situación actual ha llegado al punto en que una organización basada en información se puede construir también sin una avanzada tecnología de procesamiento de datos, porque es posible organizarse con plumas de ganso como «informática» y corredores descalzos como «telecomunicaciones». Porque lo que ha logrado y más se destaca de la tecnología avanzada es concentrar la atención en análisis y diagnóstico, cuestión también llamada información.

«Moler» cifras convencionales más rápidamente es lo que hacen las computadoras al utilizar la nueva tecnología. Lo verdaderamente importante es pasar datos a información. Y aquí es donde comienzan a transformarse los procesos decisorios, la estructura gerencial y la manera de realizar el trabajo. Esta es la clave de lo que ha avanzado más en nuestra era, y lo que no podemos seguir postergando con la edad de piedra que impone el chavismo como forma de gobernar, donde toda decisión e inversión se toma y ejecuta desde los vaivenes locuaces de un colgajo que da grima en su arrugue de incapacidad y desconche.

Además de la galopante corrupción, la multiplicación infinita de medios propagandísticos y la imposición de fichas «rojas rojitas» no especializadas en ningún orden de las necesidades y realidades sociales a cargo del gobierno, el chavismo ha estado más interesado en «aparentar» que en «hacer», parecer antes que ser. De ahí la orgía dineraria desatada a troche y moche que, además de haberlos vueltos locos, evidencia a su líder «enchavado» atoradamente lanzando conspiraciones de ficción y cifras de inversión dentro del más puro estilo de la demagogia.

Porque la triste verdad del chavismo es que cuenta tan sólo con un elenco de «chimbos», creadores de slogans y data falsa de inspiración cubana, a años luz e incapaz de entrar y comprender la tecnología informativa que domina e ilumina al mundo de hoy. Esta carencia de conocimientos y rechazo a la especialización los ha mantenido durante 10 años en las cavernas de un purgatorio rojito, aplicando flamígeras inversiones en cuestiones ajenas al beneficio social. Su dedicación a la rapiña los ha impulsado a un fracaso rotundo fundamentado en la ignorancia de los seis renglones de información básica que requieren las inversiones de interés social: tasa de rendimiento esperada; desembolso y expectativa de vida de la productividad; valor presente descontado de los rendimientos durante la vida productiva; riesgo de no hacer la inversión y aplazarla; costo y riesgo en caso de fracaso; y costo de oportunidad (rendimiento de otras alternativas). Esta es la información de datos a procesar, y el análisis requiere de un cuadro de proyecciones en el computador.

Pero esto no sucede con el chavismo porque no tiene gente especializada, de forma tal que la disponibilidad de información coherente no existe y el análisis de inversión no se transforma de opinión a diagnóstico, a una evaluación racional de supuestos alternos.

Es la evolución contemporánea de gente sumamente capacitada lo que determina que la información transforme la decisión de inversión, de una decisión financiera oportunista, regida por los números, en una decisión basada en la probabilidad de supuestos estratégicos alternos. Lo que antes fue un ejercicio de presupuesto se convierte en un análisis de política.

Lo que el chavismo ha levantado es una estructura de incapaces rojo rojitos, que se multiplican como moscas verdes, inventando ministerios y cargos para calmar sus sustos. Para ellos, la siguiente frase: la segunda área que se afecta, cuando una organización enfoca su capacidad de procesamiento de datos en la producción de información, es su estructura. Esto permite reducir «gerentes» que ni toman decisiones ni dirigen, como corresponde con débiles desenfocados de la era pre-informática.

Información significa datos dotados de oportunidad y propósito, y convertir datos en información requiere de conocimientos, conocimientos especializados, que en el chavismo no tienen cabida porque lo opacan a “él”, quien requiere ser bañado en loas a cada instante, que persiste en una estructura de control anticuada, que prescinde de los muchos especialistas requeridos y cuyos trabajos son operacionales y no de abultamiento burocrático rojo rojito, ya que en vez de reducirse a operaciones centrales de asesorías jurídicas, de relaciones públicas y laborales y de personal de servicio, se han alejado más de la organización basada información, donde el conocimiento está principalmente «abajo», en la mente de los especialistas que realizan trabajos diversificados. No hay intención de sustituir la antigualla del chavismo que insiste en ubicar ineptos mantenidos entre la alta administración y el personal de operaciones, disfraces que insisten en infundir «conocimientos» desde arriba en vez de obtenerlos desde abajo.

El fracaso gubernamental del chavismo obedece a que no se adoptaron los avances y la forma de trabajo distintas implícita en una organización basada en información. Hacia el futuro, si queremos salir del foso en que nos metió el chavismo, los departamentos tradicionales necesarios servirán como guardianes de las normas, como centros de entrenamiento y para destinar a los especialistas, con equipos concentrados en tareas específicas y valorizando la investigación y la sincronía para llegar con efectividad al suministro de bienestar social integral.

Porque el ego descontrolado no es capaz de sustituir el valor superior que genera la información de equipos multidisciplinarios especializados, funcionando como fuerzas tácticas ad hoc para tareas especiales. Nuestro desarrollo, congelado por el chavismo y convertido en un espejismo rojo rojito, debe ir más allá de una matriz idiota. Nuestro futuro, si ha de ser sólido, exige un nuevo tipo de organización, con autodisciplina y énfasis en la responsabilidad individual de las relaciones y de las comunicaciones. El relajo debe engavetarse atrás, en el paleolítico donde ha vivido.

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