Objetivo militar: todos los venezolanos
No era posible políticamente sacar del aire a RCTV y a Globovisión, a la vez. Desaparecida la señal del otrora y popular canal 2, ahora el gobierno enfila las baterías contra el canal 33. Orquestaron una vasta campaña contra la planta de noticias desde hace un buen tiempo, llena de infundios, mentiras o engaños. Y como no ha bastado, los acólitos del oficialismo tratan de agredir a toda costa a Globovisión, lanzando artefactos explosivos contra la sede y declarando como objetivo militar a sus directivos, periodistas y empleados. En el supuesto negado que desaparezca la señal noticiosa, el chavismo irá contra lo poco que queda de los medios privados de televisión y con el mismo libreto.
No es nueva la declaratoria de objetivo militar que hacen los grupos afectos al gobierno. Simplemente significa muerte. Lo afirman dirigentes connotados del chavismo y nada pasa, pues ni siquiera la Fiscalía General se molesta o le inquieta la existencia de grupúsculos que tienen por único y confeso argumento la posesión y el empleo de armas de todo calibre, tamaño y alcance. Desde el mismísimo momento que se instaló en el poder Hugo Chávez, hay quienes levantan las amenazas de un «juicio popular» y declaran «objetivo militar» a todo disidente, opositor o adversario del régimen. Pero es el propio Chávez con la compra masiva y mil millonaria de armas y de equipos bélicos, el que ha declarado a todos los venezolanos como objetivo militar. No se ha cansado de decir que sólo con la guerra lo sacarán del poder. Esto es, nada de paz y de concordia en el futuro que (dice) nos espera.
Leonardo Salcedo es, por ejemplo, el vocero del poder central en el Táchira y no ha desmentido ni desmentirá semejantes prácticas. Aspira a ser el procónsul de la guerra en los Andes. Representa – precisamente – a los sectores privilegiados del poder que arbitraria y demencialmente declaran como objetivo militar a todos los que osen disentir del oficialismo. La unidad democrática de la oposición lo derrotará por lo que representa, por esa identidad fundamental con los que a balazos quieren hoy cerrar a Globovisión, liquidando a su gente. Al igual que un Mario Silva en Carabobo o un Tarek William Saab en Anzoátegui, Salcedo tiene delante de si una cartilla de lo que deberá hacer en el supuesto negado de convertirse en gobernador.
No deseamos muertes, persecuciones, amedrentamientos provenientes de un centralismo tan enfermo como sus promotores. Necesitamos paz para resolver los miles de problemas que agobian a los tachirenses, quizá tanto o más agudos que en muchas entidades federales: el sicariato y el secuestro reinan, además, con la ayuda de las fuerzas irregulares que tienen ya tan hartos a los colombianos. Los derrotaremos. Unidos, lograremos triunfar con la vida por encima de la muerte.
