Opinión Nacional

Obsesión de poder

La obsesión de poder de Chávez le brota por los cuatro costados. Además es una obsesión totalitaria y autocrática. Quiere todo el poder para él, someter a todo un país a su voluntad y a sus designios. Con motivo del anuncio del presupuesto del 2010, inmediatamente pone a trabajar su fábrica de promesas y anuncia que para el año 2019 habrá eliminado la pobreza. Si nos atenemos a la experiencia de su gobierno podemos afirmar que esta no se elimina con dádivas y subsidios, que la mejor lucha contra la pobreza se encuentra en la construcción de empresas tanto en la ciudad como en el campo. Para ello se reclama de inversiones estatales; del sector privado y de la inversión extranjera. Es la experiencia que arrojan los planes de los más diversos países. En el caso de los chinos y de los hindúes, para referirnos a dos países exitosos en esta dirección, está clara la orientación. Mientras Chávez grita que acabará con el capitalismo de raíz, otros países exitosos actúan en dirección contraria.

Un alto funcionario chino me dijo una vez: la tecnología de punta la tienen grandes transnacionales y los países del llamado primer mundo. Los chinos nos aprovechamos de esa circunstancia para hacer progresar a nuestro país y sacarlo de la miseria actual. China se ha convertido en la tercera economía del mundo no a partir del socialismo, la “Revolución Cultural” le costó más de 20 años de atraso y millones de muertos. De las 500 transnacionales que operan en el mundo 440 están en China.

Está el ejemplo de Brasil. Hoy Lula se codea con los representantes del gran capital y con los más poderosos del mundo. Él personalmente ha afirmado que asiste al G20 para defender la novena economía mundial. Ya no es un país en vías de desarrollo ahora pasó a la nueva categoría de país emergente. Cuando asumió el poder le dijo a los “Sin Tierras” que no quería ocupaciones de tierra pues ello conspiraba contra su programa “Hambre Cero”.

Chávez ha destrozado al aparato productivo tanto en manufactura como en el campo agroindustrial. Por eso vivimos de una economía de puertos, todo debemos importarlo y nada, salvo hidrocarburos, tenemos que exportar. El sueño de una economía diversificada se tropieza con la realidad de una economía cada vez más dependiente del petróleo.

Ese es el horizonte que ofrece Chávez y junto con él más represión; más personalismo, más autocratismo. Su inspiración es Fidel, 50 años en el poder, como quisiera imitarlo. Y patea el sentimiento de la inmensa mayoría que aspira a más democracia, al respeto de la pluralidad y por supuesto con justicia social; luchando contra la pobreza erigiendo fuentes de trabajo y de riqueza, construyendo una Venezuela para todos sin odiosas discriminaciones.

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