Opinión Nacional

Oda a la alegría o al despertar

(%=Image(6491993,»L»)%) Nadie, en su sano juicio, puede discutir la importancia que ha tenido el despertar político de la clase media en Venezuela. De ser un segmento de la población, en su mayoría, desinteresado por la realidad política del país, salvo en los momentos de consulta electoral, se ha ido convirtiendo en uno de los actores fundamentales de esa democracia participativa de la que tanto alardeó, a inicios de su período presidencial el propio Hugo Rafael Chávez Frías. Ese deseo de participación venía siendo algo así como una de las formas de expresión política más necesaria para rescatar a la clase media del letargo en la que la había sumido una democracia cuyo principal fundamento era la “representatividad”, es decir el hecho de que provenía de la libre decisión del pueblo soberano. Pero que olvidó que una democracia representativa es una en que los elegidos –y muy en particular los parlamentarios—son representantes del pueblo y no de facciones políticas que les imparten órdenes e instrucciones que no se discuten porque son “la línea del partido”.

Ahora bien ¿Qué ha ocurrido en Venezuela después del la aprobación por la Asamblea Constituyente de la (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/home/constituyente.asp»,»Constitución de 1999″)%) que aseguraba la plena participación del pueblo en la toma de decisiones políticas fundamentales. Por un lapso, relativamente breve e intenso, el Presidente pensó usar ese instrumento de consulta popular para lograr modificaciones estructurales en los principales centros de poder existentes en el país. La experiencia, no muy positiva, del referéndum consultivo en materia sindical, le hizo cambiar rápidamente de rumbo y archivó “ por ahora” ese método de consulta popular, hasta que pudiese de nuevo estar seguro de que contaría con la mayoría aplastante que lo seguía ciegamente al inicio de su período presidencial.

La historia destaca cómo se procedió a “ legitimar” algunos de los principales órganos del Estado; el Consejo Supremo Electoral, el (%=Link(«http://www.tsj.gov.ve»,»Tribunal Supremo»)%), la Fiscalía General de la República, la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República, mediante mecanismos diferentes de los previstos en la recién aprobada constitución. Para ello se amparó , en un pretendido “estado de transitoriedad supra constitucional” errónea y sumisamente avalado por la Corte Suprema de Justicia . De hecho, eso venía a ser, de una manera oblicua , una forma de regresar a las prácticas del pasado en las que las cúpulas gobernantes decidían, sin consulta, que era lo que ellas consideraban mejor para el pueblo. Por supuesto para eso era necesario, tanto antes como ahora, la obsecuencia dócil del Parlamento a los designios del Ejecutivo.

Por un tiempo la mayoría de los venezolanos aceptó por bueno este procedimiento. y sólo fue el transcurrir del tiempo el que permitió que despertara la conciencia del soberano al constatar que las promesas de cambio, el adecentamiento de las prácticas políticas y la participación del pueblo se habían venido convirtiendo , una vez más, en meras expresiones retóricas.

Al constatar entonces que todo lo ofrecido amenazaba con convertirse en una parodia del antiguo régimen, esa masa de ciudadanos, hasta entonces inerme, decidió, con entusiasmo y alegría tomar las calles y reclamar, lo que de justicia le pertenecía, el derecho a buscar formas más democráticas de participación política que tuvieron su mas alta expresión en marchas, paros y una solicitud formal de referendo avalada por más de 2 millones de firmas y apoyada por una entusiasta y bulliciosa población, que sólo desea recuperar su derecho a decidir en que país desea vivir.

La hora ha sonado para los grandes cambios. La hora suena para crear una sociedad que incluya a todos los venezolanos sin distinciones de carácter ideológico, racial o social. Es la hora de terminar con la violencia de las balas y remplazarla con la paz de los votos. Y así podremos hacer nuestras aquellas bellas estrofas de (%=Link(» http://www.epdlp.com/schiller.html»,»Schiller»)%)
, que la música de Beethoven enalteció eternamente en el último movimiento de su Novena Sinfonía en las que se dice:

“¡Oh amigos, abandonemos este tono triste.
Elevemos juntos nuestras voces
Con tono más alegre y placentero….!
¡Dejemos que entre en nuestro Coro aquel que ha tenido
la fortuna De ser amigo de sus amigos..!
Que todos entren a formar parte de nuestro Coro!
Alegres por ver como sus hijos vuelan En el plan del cielo…..
Apurad, Hermanos, en vuestro Camino,
Alegres como un héroe hacia la victoria…
…en que los hombres volverán a ser Hermanos»

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