Opinión Nacional

Origen de los embustes del Vaticano 04

TODO SOBRE ADÁN Y EVA
Como Llegamos a Creer en Dioses, Demonios, Milagros y Ritos Mágicos

Por

Director del Instituto para Estudios Culturales

Publicado en 1998 por Prometheous Books, 59 John Glenn Drive; Nueva York 14228-2197.

Los Editores generosamente han extendido permiso para usar extensas citas de las siguientes obras publicadas y registradas: Folklore in the Old Testament (Folclor en el Viejo Testamento) de Sir James George Frazer, registrado en 1998 por Avenel Books; The Golden Bough: A Study in Magic and Religion (La Rama Dorada: Un estudio sobre Magia y Religión), de Sir James George Frazer, registrado en 1922 por Macmillan Publishing Company; The Encyclopaedia of Religion and Ethics, (Enciclopedia de la Religión y la Ética), editado por James Hastings y registrado en 1951 por Charles Scribner & Sons; y “Who Wrote the Bible? ” (“¿Quién Escribió la Biblia?”), registrado el 10 de diciembre de 1990 por U. S. News & World Report.

CAPÍTULO TERCERO

Los Dioses Vivientes: Occidentales

Los dioses de las religiones vivientes difieren poco de los dioses adorados por las religiones de la antigüedad. Ellos siguen siendo seres invisibles cuya naturaleza original y presumidos poderes fueron revelados a un profeta. Así que la evidencia de la existencia de un dios en particular ha sido el testimonio de un profeta religioso quien; conforme a su relato, buscó y recibió una visión del dios en cuestión.

Como era de esperarse; los dioses de hoy; en apariencia y personalidad, están muy a tono con sus seguidores; y sus poderes, son precisamente aquellos requeridos para satisfacer las necesidades de los individuos y de las sociedades a los cuales sirven. Es ciertamente más que una coincidencia que los dioses del mundo estén tan bien adaptados a la época.

Existen; por supuesto, muchas características que los dioses de hoy en día tienen en común con los dioses del ayer. La primera, es que ellos son invisibles y han escogido revelarse a sí mismos sólo a sus profetas. Después, ellos son inmortales y si una desgracia les ocurre a ellos, son capaces de una renovada existencia.

Ellos son todo-poderosos; pero aún así, continúan permitiendo la existencia de la bondad y la maldad. Ellos son caprichosos; en cuanto a que las necesidades humanas son atendidas sólo ocasionalmente y en forma inconsistente. De todas maneras, ellos demandan respeto y reverencia y a cambio prometen fieles bendiciones en esta vida y felicidad suprema en el más allá. Así ha sido siempre con los dioses de todo país y en toda época; y los dioses de hoy, poseen exactamente estas mismísimas características.

Los dioses-bestias todavía están con nosotros hoy, como lo han estado durante miles de años. Hoy en día; los cristianos reverencian ángeles, figuras con el cuerpo de un humano, pero con las alas de un ave—y fue un ángel quién reveló el contenido del Corán a Mojaméd [erróneamente llamado “Mahoma” en castellano]. Los hindúes adoran al dios-elefante Ganapati; entre los muchos dioses-bestias en el panteón indio.

Y observamos que los dioses de una religión son ocasionalmente heredados por otra religión. Yahweh se originó con los hebreos, pero fue posteriormente adoptado por los musulmanes. En otros casos, los dioses fueron unidos o absorbidos, exactamente como el budismo acomodó a muchos dioses Shinto, cuando se extendió hasta Japón. Similarmente, el hinduismo fue capaz de absorber a muchos budistas cuando describió a Gautama como a un avatar, o encarnación, de Vishnu.

Los dioses vivientes; entonces, muestran evidencias de adaptarse a las necesidades de la época; lo que quizás explique su longevidad.

A medida que los profetas religiosos del mundo le dieron vida a un dios en particular, los sacerdotes se las arreglaron para entallar al dios a la ocasión. Los dioses evolucionan; y sus identidades son moldeadas por las necesidades emocionales de las personas; por las necesidades políticas del país, y por las necesidades institucionales de la religión.

Judaísmo

La primera forma de judaísmo fue el naturismo—la creencia en que objetos naturales, como los árboles, las piedras, y las montañas, poseían poderes mágicos y que espíritus no vistos rondaban por el mundo natural. En este aspecto, la primera religión hebrea poseía las mismas características que otras primeras religiones. El dios hebreo Yahweh [Jehová en español], fue el resultado final de un proceso evolucionario que comenzó con el naturismo. T. James Meek, el autor de Hebrew Origins (Los Orígenes Hebreos), lo describe de la siguiente manera:

El mundo estaba lleno de espíritus que controlaban y dirigían los asuntos humanos. Algunos eran inherentes a los fenómenos naturales; otros eran los espíritus de los fallecidos. Algunos de los sobresalientes en las dos clases, subieron eventualmente al rango de los dioses, y se les confirió nombres personales; y a medida que se desarrollaron las tribus, cada tribu, mediante accidentes o diseño, encontró que una deidad en particular era su dios. Fue así; aparentemente, como el dios Yahweh [Jehová] apareció por primera vez en la páginas del Viejo Testamento.

Al Profeta Moisés; por supuesto, le fue dado el crédito por seleccionar a Yahweh [Jehová] como el dios tribal. Al presentar a Yahweh a los hebreos, Moisés no sugirió que él fuese el único dios; en vez, que él era el dios que más merecía la adoración de los hebreos. Una de las consideraciones; ciertamente, era el presunto poder de Yahweh, en relación con otros dioses. Y desde esta perspectiva, Yahweh fue una escogencia lógica, porque él fue reconocido como un poderoso dios-volcán y, algunos creen, que como un poderoso dios de las tormentas, también.

T. James Meek, cree que Yahweh fue originalmente un dios de las tormentas, uno de los varios dioses de la naturaleza que fue adorado en los primeros tiempos. Su voz era el trueno y él era conocido como “El Jinete de las Nubes”. Su identidad como dios de las tormentas es consistente con los poderes que se dice que ejerció a favor de los hebreos; mediante el cual él dirigió algunas de las fuerzas más temidas de la naturaleza en contra de sus enemigos. Las Escrituras dicen que el Mar Rojo fue dividido por los vientos; los cananeos fueron abrumados por una tormenta; los filisteos fueron confundidos por los truenos; y los enemigos de Israel en Beth-horon, fueron diezmados por el granizo.

[Acotación del Traductor: Beth-horon: era el nombre de dos pueblos o aldeas del territorio de Efraín, en el camino entre Jerusalén y Joppa. Eran distinguidos como Alto Beth-horon y Bajo Beth-horon, separados por unos tres kilómetros, el primero quedaba a unos 16 kilómetros al noroeste de Jerusalén. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Beth-horon]

Pero se dice que Yahweh también estaba conectado con los terremotos y las erupciones volcánicas.

Freud; [en su libro] Moses and Monotheism (Moisés y el Monoteísmo), identificó a Yahweh como. “ciertamente, un dios-volcán” de quien se pensaba en la época que era “un demonio sobrenatural, sediento de sangre que caminaba durante la noche y apartaba la luz del día”. Ya fuese un dios-volcán, o en su rol de dios de las tormentas, Yahweh fue escogido por su naturaleza guerrera y su capacidad para proteger al pueblo hebreo. A medida que transcurrió el tiempo, Yahweh perdió tanto su identidad como un dios-volcán, como su reputación de demonio sediento de sangre; a través de transformaciones en el texto bíblico.

Existe un acuerdo general sobre la naturaleza sedienta de sangre de Yahweh, pero las opiniones difieren en otros aspectos de su elección. Una cantidad de historiadores modernos; y Freud cita a Eduard Meyer como una fuente, creen que Yahweh fue escogido después del éxodo desde Egipto; no antes, lo que pone en cuestionamiento el relato bíblico que describe una serie de milagros que capacitaron a los judíos para salir de Egipto. Freud contiende que: “Ningún historiador puede considerar al relato bíblico de Moisés; y al Éxodo, como algo distinto a mitos piadosos”.

Sin importar en qué momento Yahweh fue escogido como un dios tribal, él posteriormente se convirtió en el dios de una confederación de tribus y eventualmente, en el dios nacional de los Hebreos. Aún entonces; sin embargo, Yahweh era considerado como un dios entre muchos y no un dios universal; Yahweh, era el dios de los hebreos, exactamente como Re era el dios nacional de Egipto; Marduk el dios de Babilonia; y Ashur, el dios de Asiria.

Y aunque Yahweh era reconocido como el dios nacional, Salomón, el hijo de David, todavía construía templos para otros dioses, incluyendo a un dios-toro. Las Escrituras mencionan al “templo de la vaca dorada” y altares de un dios-toro, donde el Asherah, o poste sagrado, del culto a la fertilidad, podía ser hallado.

Baal; cuyo símbolo era el toro, mantuvo un fuerte agarre sobre los hebreos durante siglos después de Moisés, y algunas veces, parecía que Baal era la deidad dominante y Yahweh un dios tribal secundario. La cercanía de los cultos era evidente en que; por algún tiempo, un bovino se convirtió en el símbolo de Yahweh.

Otro culto que coexistió con el culto a Yahweh, caracterizaba a una serpiente. En este caso, los israelitas ofrecían sacrificios a una serpiente de bronce de la cual se dijo que fue hecha por el propio Moisés. La veneración por la serpiente continuó hasta que el Rey Hezekiah [Ezequías en español] rompió el ídolo varios siglos después. [Acotación del Traductor: Ver: Santa Biblia; Viejo Testamento; 2o Libro de los Reyes, 18: 1-4]

Fueron los profetas hebreos quienes llevaron a las personas hacia la adoración de un solo dios.

En Los Orígenes Hebreos, los profetas fueron descritos como “tan celosos como fanáticos religiosos”, y ciertamente como responsables del desarrollo del monoteísmo: “Los profetas hebreos comenzaron como profetas de Yahweh. Eso los condujo a oponerse a todos los cultos extraños; y pedacito a pedacito, eso los condujo a ellos hasta la posición de que sólo Yahweh era Dios. Con ellos la mono-idolatría floreció en monoteísmo, nacionalismo y universalismo…”.

El judaísmo emergió; entonces, en una antigua cultura cuyos miembros adoptaron a Yahweh; un dios-volcán, como propio. Después de haber sido escogido como dios tribal; Yahweh se convirtió en el dios de una confederación de tribus, y posteriormente en el dios nacional del pueblo hebreo. Aún entonces; existía una competencia activa proveniente de un dios-toro y un culto a una serpiente, y ninguna afirmación fue hecha sobre la universalidad de Yahweh—se pensaba que un dios hebreo vivía solamente en las tierras de los hebreos. A lo largo de los siglos, Yahweh perdió su identificación como dios-volcán; y su naturaleza guerrera, y se convirtió en un dios personal, con la apariencia, pensamientos, y emociones de las personas que lo adoraban. Aún más tarde, su universalidad fue establecida a través de los esfuerzos de los profetas hebreos. Últimamente; las religiones cristianas e islámicas lo escogieron a él como su dios universal—y la evolución, desde un dios-volcán tribal estaba sustancialmente completada. Hoy, desde sus comienzos como un dios-volcán, Yahweh se ha convertido en lo que algunos han llamado una sublime atracción.

Cristianismo

El cristianismo comenzó como una secta del judaísmo; y en consecuencia, adoraba al dios hebreo, Yahweh, como a su espíritu gobernante. Fue un tiempo propicio; ya que las lealtades religiosas tradicionales se habían debilitado. Todavía se adoraba a los dioses romanos; pero no con la convicción de los primeros tiempos, y esto había conducido a la aparición de nuevos cultos religiosos, provenientes de Egipto, Persia y Grecia. Los dioses; Osiris de Egipto, Mithra de Persia, y Dionisio de Grecia, incursionaron todos en esa época. Como grupo, ellos han sido llamados las “religiones misteriosas”, y compartían una cantidad de creencias, incluyendo la promesa de una vida eterna, que se convirtió también, en la creencia central del cristianismo. Hopfe [en su libro] Religions of the World (Las Religiones del Mundo), caracterizó a las religiones misteriosas como comunes en los siguientes aspectos:

Cada una le ofrecía al creyente, vida después de la muerte en una u otra forma. Muchas tenían rituales secretos a los cuales sólo eran invitados los iniciados. Muchas poseían comuniones y bautizos que ayudaban al participante en su búsqueda de la vida eterna. La mayoría de las religiones misteriosas aceptaban a las personas en sus grupos sin importar su raza o estatus social. En la homogeneizada vida del Imperio Romano, cuando una gran proporción de la población estaba constituida por esclavos, ésta era; de hecho, una característica importante .

Dios triplicado
[Acotación del traductor: Gráfico incorporado en la página 44 de la obra del Autor]

El dios rector cristiano es descrito con tres cabezas, representando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Biblioteca de la Universidad de San Juan (Saint John’s College), Cambridge, Inglaterra, Inglés del Siglo Trece, Colecciones Especiales.

En el entorno de las religiones misteriosas, el cristianismo prevaleció y se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano, después de lo cual, no pudo existir ningún desafío adicional provenientes de otros dioses. Yahweh; sin embargo, continuó evolucionando en el mantenimiento de su nuevo rol.

El Dios del Viejo Testamento había sido feroz y lleno de venganza; como era apropiado para un dios cuya tarea era la de proteger al pueblo hebreo. El Dios del Nuevo Testamento; escrito entre el año 51 y el año 95 de la era actual, era más suave, más misericordioso, y con una atracción universal que se ajustaba bien al trabajo misionero que los cristianos estaban llevando a cabo por todo el Imperio Romano.

Las creencias cristianas continuaron evolucionando a través de los años y los creyentes ahora creen en un solo Dios que es una Trinidad consistente del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

Este concepto de Dios como Un Solo Ser en tres personas sirve para diferenciar al cristianismo del judaísmo y del Islam, aún así, todos dicen ser monoteístas.

Aunque el monoteísmo ha servido para limitar el número de dioses, no siempre ha limitado la cantidad de otros espíritus asociados con una religión.

Desde el comienzo, el cristianismo le ofreció a los fieles un complemento de semi-dioses, ángeles y fantasmas, que trabajarían en asociación con su Dios.

Existían demonios, dragones, y toda una galería de criaturas del submundo que trabajan en oposición a su Dios.

Esos seres auxiliares ofrecían beneficios tanto al creyente, como a la religión: los espíritus benevolentes le daban una protección adicional al creyente y ofrecían imágenes atractivas.

Los espíritus malevolentes explicaban la existencia de la maldad y enfatizaban la necesidad de la protección divina. Juntos, la colección de espíritus representaba una comprehensiva presentación de la idea religiosa, como una cargada de drama.

El cristianismo; entonces, adoraba al dios hebreo; Yahweh, como a su espíritu gobernante. Y de los hebreos, y otras religiones antiguas, adoptó una cantidad de figuras auxiliares. Se piensa que la idea de Satanás provino del profeta persa; Zoroastro, quien también contribuyó con la idea de los ángeles; aunque la apariencia de los ángeles cristianos fue derivada de la Diosa Griega de la Victoria, Nike.

Diversas representaciones de Nike, la Diosa Griega de la Victoria
Fuente: Google, imágenes

La alada Nike, fue una apta selección para el prototipo de los ángeles, debido a que se dice que su función más importante involucra trasladar mensajes desde Dios hasta el hombre. Ellos también pueden intervenir en los asuntos humanos; y destruir y castigar; ayudar y salvar. En el momento de la muerte, se dice que los ángeles vienen y conducen a las almas de los fallecidos hacia el próximo mundo. San Agustín pensaba que la procreación de las criaturas vivientes; incluyendo a los humanos, no podía ser explicada excepto por la participación de los ángeles.

Ellos no eran necesariamente los creadores de la vida; sino ayudantes en una manera en que los humanos no eran capaces de discernir.

Uno sabe que los ángeles existen; dijo San Agustín una vez, a través de la fe. La New Catholic Encyclopedia (Nueva Enciclopedia Católica), habla sobre la actitud moderna hacia la creencia en los ángeles:

En la mente moderna, los ángeles son considerados como tenues criaturas que; con el paso del tiempo, son más y más relegados a la esfera de las leyendas, los cuentos de hadas y la fantasía infantil. Entonces; por supuesto, no existía el racionalismo, que pensaba que toda creencia en la existencia de los ángeles debería ser repudiada. Debido a que ellos son considerados como el producto de la imaginación, su existencia es ampliamente negada. El cristiano creyente; sin embargo, hasta mantendría hoy en día que los ángeles existen, porque la Biblia y la Iglesia lo enseñan.

La corte de ángeles y otros espíritus que siguen al Dios cristiano podría también reflejar el hecho de que los creyentes encuentran a un dios “todopoderoso” remoto y difícil de identificarse con él. Una diosa del maíz puede ser representada con clinejas amarillas, y su recompensa consumida diariamente; o un dios del vino puede fácilmente ser imaginado en una actitud festiva; pero un dios “todopoderoso” es rara vez visto en una situación de la vida diaria. Así que otros espíritus son personificados para satisfacer un deseo por algo; que si no es tangible, por lo menos es familiar e imaginable. La adoración de santos podría ser otro reflejo de esta necesidad.

La devoción a los santos comenzó sólo como una forma de honor y de imitación de su virtud; pero para el siglo tercero, los cristianos creían que los santos podían interceder ante Dios a su favor. La importancia de los santos creció a través de los siglos y sus vidas fueron publicadas; se establecieron iglesias que los honraban como patronos; y sus restos (reliquias de pies, manos, cabellos, partes del cuerpo) eran veneradas.

[Acotación del Traductor: San Gennaro; Obispo de Benevento, es un santo y mártir tanto de la Iglesia Católica como de la Iglesia Ortodoxa Oriental. Conforme a la leyenda, él murió en el año 305 de la era actual durante la persecución de Cayo Aurelio Valerio Diocleciano—el Emperador de Roma entre los años 284 y 305—en las minas de azufre cerca de Solfatara, donde él estaba visitando a unos diáconos encarcelados. Él fue decapitado junto a muchos acompañantes. Su cuerpo fue posteriormente trasladado a Nápoles, Italia, ciudad de la cual es el Santo Patrono. Su día festivo es el 19 de septiembre; principalmente debido al supuesto milagro de la licuefacción anual de su sangre. La sangre seca es mantenida segura en pequeñas cápsulas dentro de un relicario. Cuando estas cápsulas son llevadas a la cercanía de su cuerpo el día de su festividad; o el día sábado anterior al primer domingo de mayo, la sangre seca se convierte en líquida. Miles de personas se reúnen para atestiguar este evento en la catedral de Nápoles cada año. El Arzobispo; en el alto altar, entre plegarias e invocaciones, levanta una ampolla de vidrio que se dice contiene la sangre seca de San Gennaro, y declara que ésta se ha licuificado. El anuncio de la licuefacción es festejado con un saludo de 21 cañonazos en el Castel Nuovo (Castillo Nuevo), construido en el siglo trece. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Januarius]

La Nueva Enciclopedia Católica nota que: “Aunque los primeros teólogos distinguieron cuidadosamente entre honrar a los santos y adorar a Dios, al principio no existió un término apropiado para expresar la distinción”. La exagerada devoción hacia los santos provocó protestas de la Iglesia en el siglo doce y desde el siglo trece hasta el siglo dieciséis, varios líderes protestantes como Lutero, Zwingli, y Calvino, rechazaron la invocación y la intercesión de las almas de los santos fallecidos, aunque los católicos romanos todavía creen en el poder de los santos.

Pintura de San Gennaro
Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Januarius

El cristianismo; entonces, fue el heredero del dios de los hebreos; y desde una cantidad de religiones de la antigüedad tomó una impresionante variedad de espíritus buenos y malvados, y el concepto de un hombre-dios.

Más allá de los personajes, la mayoría de las actuales creencias cristianas provienen también de religiones de la antigüedad, algunas desde tiempos prehistóricos. Principalmente; por supuesto, lo mismo puede ser dicho de otras religiones vivientes.

Islam

Antes del Islam, los pueblos árabes creían en un solo dios todopoderoso llamado Alá; que significa: “el Dios”. Alá era un dios remoto; sin embargo, y la mayoría de las personas adoraban a sus dioses locales y tribales; existían también ángeles y hadas que ayudaban en la lucha, y criaturas demoníacas llamadas Jinn.

[Acotación del Traductor: En la mitología árabe Jinn: es cualquier clase de espíritu; inferior a los ángeles, capaz de aparecer en forma humana o animal e influenciar a las personas para bien o para mal. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Jinn]

La religión pre-islámica era básicamente animista; en la cual, se creía que los espíritus habitaban en rocas, árboles, el agua, y en toda la naturaleza.

El Profeta Mojaméd [llamado erróneamente “Mahoma” en castellano] unificó al pueblo árabe en el año 630 de la era actual luego de una serie de conflictos armados con los habitantes de La Meca y los judíos del área. Mojaméd entró a La Meca con una fuerza de diez mil hombres y destruyó a los ídolos y a las imágenes del interior de la Kaaba.

[Acotación del Traductor Kaaba: Es un edificio construido de piedra de color negro en forma de un cubo. Es el más sagrado de los santuarios islámicos hacia el cual realiza un peregrinaje llamado Hajj todo musulmán—por lo menos una vez en su vida. Igualmente, en cada una de sus cinco oraciones diarias—sin importar en cual lugar del mundo se encuentre—todo musulmán se inclina hacia la dirección geográfica en la cual está ubicada la Kaaba. Los musulmanes creen que la Kaaba fue dada por el Ángel Gabriel al Profeta Abraham. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Kaaba]

Kaaba
Ubicada en la Ciudad de La Meca, Arabia Saudita

Desde ese momento en adelante, Mojaméd se convirtió en el líder del pueblo árabe y sus creencias religiosas prevalecieron.

Los musulmanes creen ahora que existe un solo Dios; que es llamado Alá, y quien, presumiblemente, es el mismo dios adorado por los cristianos y por los judíos.

De todas las otras grandes religiones del mundo, sólo la religión judía cree firmemente en un solo Dios, completo e indivisible.

Aunque Alá está solo como la única figura de dios en el Islam, él de todas maneras está rodeado por otras figuras de la bondad y de la maldad. Existen; por ejemplo, vuelos de ángeles que transmiten sus órdenes y quienes actúan como guerreros en batallas en contra de los infieles.

Se dice que el Ángel Gabriel le reveló el libro sagrado; el Corán, al Profeta Mojaméd. Y existen criaturas llamas Jinn; creadas por el fuego, que están a medio camino entre humanos y ángeles. Algunas son criaturas que ayudan y actúan como ángeles guardianes; otras son demonios dirigidas por su líder Iblis, quién es un ángel caído.

Iblis es una figura muy parecida a Satanás; y conforme a las leyendas musulmanas, fue el responsable de la caída de Adán.

Se cree que Mojaméd es el último y el más grande de los profetas, que incluyeron a Abraham, a Moisés, y a Jesús. Durante su vida, Mojaméd, nunca afirmó ser divino. Y en consecuencia: “No existe Dios sino Alá; Mojaméd es el mensajero de Alá” (el Shahadah)

[Acotación del Traductor: Las frase entre comillas: “No existe Dios sino Alá; Mojaméd es el mensajero de Alá” es llamado por los musulmanes el “Shahadah”—pronunciado Shajadá—y es el primero de los cinco pilares sagrados del Islam. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Shahadah]

En general; los dioses de la mayoría de las religiones, han atravesado una transformación en su adaptación a la cultura, la que finalmente ha encontrado que es más fácil, aceptar el cambio evolucionario que crear nuevos dioses.

Tales transformaciones son necesarias a menos que el dios parezca incongruente en apariencia y personalidad a medida que la sociedad avanza en sofistificación. Un dios-búfalo; por ejemplo, sería disonante en los contemporáneos Estados Unidos de América, aunque hubo un tiempo cuando era común.

Quizás el ejemplo más asombroso de cambio evolucionario ha ocurrido en Yahweh, quien comenzó como un dios tribal de los judíos y llegó a convertirse en un dios universal adorado por los cristianos, los judíos y los musulmanes; y quien evolucionó a lo largo de los siglos desde un feroz dios-volcán a lo que ha llegado a ser una abstracción en nuestros tiempos.

La evolución de Yahweh probablemente refleja la tendencia central para que los dioses se conviertan en menos vívidos en su retrato a medida que el tiempo pasa, lo que facilita el camino para su evolución y también les confiere una atracción más amplia; más universal.

A medida que los dioses se hacen menos diferentes; sin embargo, ellos se hacen menos reales en las mentes de los fieles y se convierten en menos fuerza vital. El dios; o la religión, se convierte en un concepto más ético que religioso.

Debido a que la persona de Yahweh se ha convertido en menos distintiva a lo largo de los siglos, la realidad de los demonios cristianos, las brujas, los ángeles y los dragones, también se ha desvanecido.

Nosotros rara vez hemos vuelto a ver a Hecate y a su tren de espíritus en saga en el cielo nocturno.

[Acotación del Traductor: Hecate: en la mitología clásica era la diosa de la tierra y del inframundo, asociada con la brujería, las persecuciones, y las encrucijadas. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Hecate]

Y Freud señala que donde “la religión moisáica [la religión de Moisés] ha sido la religión padre; el cristianismo se convirtió en una religión-hijo. El viejo Dios, el Padre, ocupó un segundo lugar; Cristo; el Hijo, se levantó en lugar de él”

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