Opinión Nacional

Pacifistas que aplauden la guerra

Tienen sus razones para encender una guerra pues su negocio no funciona bien en paz

Las elites políticas, intelectuales, académicas y comunicacionales que dicen defender principios como la democracia y la paz en diversos países -incluyendo el nuestro- se encuentran entre los mejores aliados que tiene Estados Unidos para continuar actuando impunemente como principal agente de la guerra en el planeta. Paradojas de un mundo insólito.

Aclaremos un punto: en este caso no se trata de criticar al ciego; ni siquiera, a quien le da el garrote, sino a quienes legitiman y hasta aplauden los garrotazos. La mafia que dirige al gran país norteamericano (eso que fue llamado «el complejo industrial-militar» por uno que algo sabía del tema, nada menos que el general y presidente Dwight Eisenhower) tiene sus razones para encender una guerra tan pronto se le presenta la más mínima oportunidad (y si no se le presenta, la inventa), pues su negocio no funciona bien en tiempos de paz. Digamos que sus motivaciones son racionales, dentro de la dinámica y la moral del capitalismo hegemónico mundial. Lo que cuesta un poco más de digerir es la disposición de las elites ilustradas, democráticas y pacíficas (al menos así se mercadean ellas mismas) de las otras naciones no solo a tolerar esa actitud belicista y matona, sino a auspiciarla y hasta a requerirla para sus propios países. Para afinar el cuestionamiento, descartemos a los que actúan así porque son asalariados del referido complejo (que los hay) o los que tienen o creen tener algún tipo de interés empresarial en la prosperidad de la guerra (¡vaya, qué cosa tan cruel!). Limitémonos a estudiar la actitud de personas que ocupan posiciones destacadas en la política, la academia o los medios de comunicación en cualquier nación y terminan actuando como defensores del derecho de un imperio militar a desbaratar un país, supuestamente para salvarlo. ¿Son esas personas en verdad amantes de la paz?, ¿de verdad creen que la solución para los habitantes de un país presuntamente atacado por su propio gobierno con armas químicas es que una superpotencia los bombardee con uranio empobrecido?

La disposición de las elites nacionales pro estadounidenses (pitiyanquis, les diría el comandante Hugo Chávez) a legitimar las tropelías de Washington es indoblegable. No importa que se haya demostrado hasta la saciedad que atacaron Iraq basados en la mentira de las armas de destrucción masiva. Esta vez juran que el gobierno de Siria usó armas químicas contra manifestantes (parece que la fuente fue una especie de Bocaranda damasceno, vía Twitter) y los círculos «pacíficos y pensantes» de otras naciones -entre ellas Venezuela- están decididos a creerles a pie juntillas. Así de inteligentes e ilustrados son estos amantes de la paz.

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