Opinión Nacional

País Gatopardiano

El director de un periódico de conocida oposición al Gobierno comentaba hace unas semanas que le parecía irresponsable la actitud de quienes negaban, de entrada, cualquier credibilidad a las intenciones y posibilidades de rectificación por parte del presidente Chávez. Él mismo comentaba que, durante su reunión con el Jefe del Estado, éste manifestó de nuevo su disposición a la rectificación.

Sin querer atizar la conflictividad, punto sobre el cual parece haber un cierto acuerdo nacional en disminuirla, me parece que es necesario plantearse con seriedad un conjunto de situaciones que no pueden arroparse con el manto de un silencio hipócrita, con el sólo objetivo de no perturbar la paz.

Venezuela está mucho peor cada día. El país se encuentra ahora varios escalones más abajo de lo que estaba el 10 de Abril, y seguimos cayendo. Lo cierto es que llevamos casi 20 años cayendo (unos a mayor velocidad que otros, pero cayendo), y las razones estructurales de la postración de Venezuela siguen allí, no sólo no aliviadas, sino empeoradas.

El desempleo, según las estimaciones más conservadoras, debe estar rondando el 20%, de un 16% en enero de 2002. El índice de precios al mayor se ha duplicado, lo que no tardará en reflejarse en el índice de precios al consumidor. La devaluación provocó encarecimiento de la vida sin dinamizar la economía. El país pierde alrededor de un millardo de dólares por mes de sus divisas. La banca nacional continúa aumentando su dependencia del Estado lo cual es peligrosísimo para la estabilidad de la misma. Una tasa activa rondando el 80% es ácido sulfúrico para las intenciones de cualquier inversionista. El pais, titula (%=Link(«http://www.eud.com»,»El Universal»)%) el lunes 29 de Abril de 2002, es cada día más pobre.

Voy a correr el riesgo de que me tilden de “elitista” o “arrogante”, pero, ¿cómo puede “rectificar” una persona que no ha mostrado, en tres años de gobierno el menor signo de que tenga un rumbo racional en su conducción del país?

Para rectificar un rumbo, hay que tenerlo en primer lugar. A Chávez se le pide, por ejemplo, que comience por reestructurar el Gabinete como una muestra de sus intenciones de cambio, pero estas mismas personas parecieran olvidar que el presidente Chávez ha cambiado más ministros y funcionarios públicos (como el presidente de PDVSA) con más frecuencia que cualquier otro presidente anterior a él. En dichos cambios, no sólo no se ha visto que exista una razón de peso coherente (como lo exigiría el tener objetivos claros en la conducción del Estado), sino que se ha profundizado cierta hostilidad hacia la economía moderna, como el nombrar a Adina Bastidas en un puesto clave de relación con el empresariado.

Chávez no puede rectificar porque no tiene la preparación intelectual para el cargo que desempeña, y su programa de gobierno no es más que un hilado de ideas populistas, demagógicas, pseudorreligiosas, intelectualmente inconexas y aplicadas con una simplicidad aterradora a la realidad venezolana (o la “realidad” que el presidente Chávez dice ver).

Para rectificar se necesita un equipo de primera línea en las funciones claves de gobierno, con ideas claras, con experiencia en las posiciones que se detenten. No se puede pretender conducir el país con personas que ha asumido los cargos para aprender durante la marcha (empezando por el propio Chávez). No bastará con agregar más incompetencia a la que ya existe.

Los verdaderos cambios se darán en el país cuando Chávez salga. Repito: la única posibilidad de un cambio profundo de rumbo pasa necesariamente por la renuncia de Chávez o su salida del gobierno. Lamento ser tan terco, pero nadie me ha logrado convencer de lo contrario.

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