Opinión Nacional

Pasaremos hambre, compre comida

Sigan creyendo que se la están comiendo. Están dándole de comer a un mounstro, que de un momento a otro la emprenderá a dentelladas con cualquiera que encuentre a su paso.

El pasado 18 de mayo el gobierno suspendió el mercado de permuta de instrumentos denominados en dólares,  que era una vía expedita para la obtención de divisas, para  -luego de una espera de cuatro semanas- comenzar a vender instrumentos en un sistema de subastas a la que tienen un acceso restringido algunos participantes del mercado, por la vía de una reglamentación obstructiva. Ahora, obtener dólares para pagar servicios o importar mercancía, es solamente posible a través de la subasta de títulos del BCV y a través de Cadivi que limitó hace mucho tiempo, la posibilidad de solicitar divisas, a un grupo reducido de productos relativos a la alimentación, la salud y los bienes e insumos de capital. Cadivi está entregando hoy divisas que debería haber entregado hace más de nueve meses.

Vamos por seis semanas de dieta obligada de verdes, en un país donde prácticamente todo debe importarse, pues este gobierno se dedicó sistemáticamente a acabar con cuanto ejercicio productivo encontraba a su paso, para llenarnos de una mentira socialista que sólo produce cuentos y propaganda roja.

Piense en las implicaciones de no poder conseguir dólares y lo invito a que paseemos por algunas consecuencias, sólo alguna de ellas, para que entienda lo peligroso de la situación. Las compañías telefónicas deben pagar en dólares los servicios que contratan afuera, léase, los usos de satélites, bandas de comunicación y conexiones con troncales exteriores. Lo mismo sucede con las cableras, que deben generar pagos en dólares para sostener las programaciones de sus canales. Repuestos automotrices, cartuchos para fotocopiadoras, computadoras personales, electrodomésticos sencillos, pasando por planchas y licuadoras, hasta los hornos de microondas. Reaseguros que deben pagar las compañías aseguradoras para contratar coberturas de riesgos en el exterior. La mitad de las personas en este país se dedica a la  venta de productos bajo el modelo de buhonería, de artículos importados, que dejaran de encontrar en los mayoristas donde solían ir a comprar. La gran mayoría de los neumáticos que requiere el mercado son importados, pues las fábricas solo producen los de mayor demanda. Todos los cosméticos que venían de afuera. Teléfonos celulares, televisores, toda la electrónica para reproducir imágenes y sonidos. Mas grave que todo lo que le he nombrado es el hecho de que compañías internacionales no pueden repatriar sus dividendos y en esas condiciones, se verán obligadas a cerrar, aumentando el desempleo que ya ronda por todas las esquinas.

Casi toda la comida que encontramos en el supermercado es importada y los inventarios de comida son muy volátiles. Seis semanas son muchas semanas para algo tan delicado como la seguridad alimentaria. Pronto veremos los huecos en los estantes y seguramente dirán que se trata de un complot, una guarimba o una guerra económica. Faltan catorce semanas para las elecciones y en catorce semanas las fallas de inventario nos harán ver como una Cuba cualquiera.

                                                                            

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