Opinión Nacional

Perdónalo Señor…

Muchas esposas ante la indiferencia y apatía de sus respectivas parejas protagonizan un diálogo parecido a esto, ellas preguntan: “mi amor, ¿por que tan callado?, ¿qué te pasa? y ellos, aburridos responden, “¡que pregunta! ¿qué pasa de que?, nada, ¿qué va a pasar?”. Mosca, esa respuesta equivale a la existencia de otra que pretende que sus esposos se salten eso de “hasta que la muerte los separe”. Inmediatamente el interpelado, en este caso el esposo, con una sonrisa nerviosa hábilmente cambiará la conversación hasta que se disipe la tormenta. No hubo mentiras. Se ocultó una realidad pero no se mintió.

Para los esposos ese estilo representa una forma de salirse de un lío con la madre de sus hijos. Otros, más audaces responden: “¿quieres saber que me pasa? pues tengo tantas mujeres que pudiera hablarte de ellas hasta el 2021 y he hecho cosas que si te las digo nuestro matrimonio se cae”. Es obvio que la primera comida que le preparen en casa tendrá una dosis de arsénico tal que la indigestión la puede pasar en la morgue y a la vez se está ganando el derecho de una interpelación…pero con un abogado en frente.

Relacione lo anterior con lo que dijo el padre José Palmar en su interpelación a la Asamblea Nacional. El Padre dijo «Nosotros tenemos para escribir hasta el 2021 sobre las irregularidades en Pdvsa. Hay cosas que no se han podido decir porque si dijéramos una de ellas el presidente Chávez caería…». Así respondería el esposo audaz.

Hay temas que no se pueden callar, más aun cuando lo que se calla es algo que nos atañe a todos. Absolutamente todo lo que suceda en Pdvsa es de nuestro interés. Cabe decir que no siempre se debe revelar todo lo que se sabe a todo el mundo y nadie esta obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla, pero ¿acaso no tenemos derecho de saber que ocurre en nuestra máxima industria? Hay momentos en los cuales es mejor callar, ¡en este caso no! El callar puede ser virtud o pecado según la situación y por donde usted lo vea ésta es una situación en la que callar es un pecado.

Los secretos que se le confían a médicos, abogados, políticos, etc., son sagrados y no deben ser revelados con la excepción de que no divulgarlos equivaldría a causar daños que se pudieran evitar diciendo la verdad. En el ámbito del sacramento de la confesión, el fiel dice al confesor lo que quizá no diría a nadie. Se conoce como sigilo sacramental el secreto que se debe guardar de lo que se dice en confesión, es inviolable y está prohibido al confesor revelarlo por ningún motivo y además, también están obligados a guardar secreto el intérprete, si lo hubiere, y todos aquellos que de alguna manera hubieran tenido conocimiento de lo confesado. ¿Que es lo que sabe el padre Palmar?, ¿lo supo en confesión? por el celo con que lo guarda pareciera que si, pero entre líneas ha dicho que no.

Dicen los Evangelios, cuando el Sumo Sacerdote del Sanedrín le preguntó a Jesús: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?» éste confesó la verdad y por decirla sufrió en la cruz hasta morir, ahora resulta que el padre Palmar por ser simpatizante de la revolución calla un montón de cosas malas que según él suceden en Pdvsa. Que diferencia ¿no?

El poeta Joan Fuster escribió: “Muy a menudo, callar es también mentir”. El octavo mandamiento dice: “No levantarás falsos testimonios ni mentirás”, o sea, “ni callarás”. En conclusión…“Señor perdónalo que no sabe lo que dice…perdón, no sabe lo que calla”.

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