Opinión Nacional

Picaros en acción

El desesperado por lograr el éxito se lleva por el medio a la razón, los principios y la moral, el ambicioso hará lo que sea para conseguir o conservar el poder, no vacilará en hacer uso de cualquier herramienta que le de ventaja ante su adversario. Históricamente quien detenta el poder se resiste a perderlo sin luchar, hace uso de los recursos que administra (sin reparar en gastos) para financiar su campaña proselitista. Atrás quedaron las sanciones por peculado de uso, por desviar los dineros públicos para un fin distinto al concebido en el presupuesto público. No hay rubor, no hay vergüenza, lo que hay es billete parejo y populismo pa’ la calle.

Existen tres niveles de pícaros: el primero es el gobernante (candidato) que dispone del recurso presupuestario y lo destina a actividades que le den ganancia electoral (pollo a mil, láminas de zinc, pedeval, artistas famosos), el segundo tipo de pícaro es el intermediario (operador partidista) que con esos recursos contrata o compra con sobre precios, vende o dona la mitad, se queda con el resto y luego lo revende “caleta”, el último tipo de pícaro es el elector, sabe que esas dadivas son solo por la campaña y para comprar conciencias, siente que esos reales son de él, cree que es un acto de justicia, asume que debe agarrarlas y tomarlas, ya que después de las elecciones no los volverá a ver.

Recuerdan el cruel chiste del contador, pues tal vez ilustre mejor esta conducta pícara que tanto daño nos hace.

Un jefe de gobierno descubrió que su Contador sordomudo, había desviado 10 millones de Bolívares Fuertes de la caja. El Contador sordomudo, había sido contratado, precisamente para que no oyera ni hablara de las cosas irregulares del gobierno. Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como testigo. Cuando el Jefe le fue a preguntar por los 10 millones, llevó consigo a su Abogada, quien conocía el lenguaje de señas de los sordomudos. El jefe preguntó al Contador: -¿Dónde están los 10 millones que te llevaste? La Abogada usando las señas, le hizo llegar la pregunta al Contador, quien a su vez respondió con señales.- Yo no sé de que están hablando. La Abogada lo tradujo para el jefe – El dice que no sabe de que le hablamos. El jefe saco su pistola y apuntó a la cabeza del Contador, gritando: – Pregúntale de nuevo. La Abogada, por señas, le dijo: – El te va a matar si no le cuentas donde está el dinero. El Contador respondió con señales – OK, ustedes ganaron, el dinero está en un maletín marrón, enterrado en el jardín de la casa de mi primo, en el Nº 40 de la Avenida Intercomunal. El jefe le preguntó a la Abogada: – ¿Qué dice? La Abogada respondió: – Dice que no tiene miedo de morir y que a usted le faltan Bo… para apretar el gatillo.

Picardía tras picardía, zángano tras zángano, la patria no tiene doliente, todos la exaltan y hablan de ella; pero en verdad la tratan peor que a una ramera, ella solo es un pretexto y no el fin.

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