Opinión Nacional

Plebiscito

G eneralmente se piensa que las elecciones del 8 de diciembre serán plebiscitarias, en el sentido de que serán una medición directa entre el gobierno y la oposición, en la cual lo importante no será quiénes salgan electos, ni cuántas posiciones logrará cada sector, sino cuántos votos en total obtendrá cada uno.

Tengo la impresión de que los propios chavistas piensan lo mismo, y de que por ello están dispuestos a «echar el resto» a fin de obtener una mayoría decisiva, que los afiance en el poder y les garantice por lo menos una permanencia en él por los próximos seis años. Después ya se verá…

La oposición, por su parte, como es natural ve llegada una excelente ocasión de obtener votos suficientes para crearle al chavismo una situación de ingobernabilidad tal, que obligue a Maduro, espontáneamente o presionado por los militares y/o por su propia gente, a renunciar, por lo que habría que realizar nuevas elecciones presidenciales sin tener que esperar el fin del período. Si en estas elecciones triunfase la oposición, cosa sumamente probable, no sería, por supuesto, el fin del poder chavista, pues este se mantendría en los demás órganos del poder público, como la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General, la Contraloría y demás dependencias hoy dominadas por el Poder Ejecutivo. Pero sería el comienzo del fin, porque sería también muy probable que el chavismo perdiese el control de la Asamblea en las elecciones de 2015, con lo que se rescatarían los demás organismos cuya elección le corresponde a ella.

Es natural que la política de la oposición se oriente en función de estas probabilidades. Sin embargo, no hay que olvidar que en las elecciones de diciembre la votación es por candidatos individuales, más allá de la ubicación ideológica o partidista de cada uno. Por ello, en cada caso más que votar contra el chavismo se votará por determinados candidatos, cada uno, al margen de su identificación con el chavismo, con sus méritos individuales. De modo que la campaña de la oposición tiene que atender los dos aspectos, e ir contra el chavismo, pero también contra el candidato en particular de que se trate.

En este sentido hay una experiencia importante, la de las pasadas elecciones parlamentarias, en que también se votaba por candidatos individuales, y en las cuales la oposición obtuvo más votos que el chavismo, pese a que entonces Chávez aún vivía.

La situación, pues, es bastante parecida, pero no hay que perder de vista ninguno de los dos factores.

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