Poder, democracia circense y pragmatismo político
Hablemos claro. Por un momento, tan sólo por un momento, quitemosle el celofán de lo conveniente, o el florido adorno de cualquier eufemismo al análisis de lo que sucede por estos predios.
En términos filosóficos, axiológicos o éticos, se conviene en definir a la política como el complejo proceso de debate, confrontación, deliberación y argumentación entre actores o grupos diversos, que deben perseguir en su praxis, el bienestar colectivo y la mayor suma de felicidad ciudadana posible. Sin embargo, en el frío terreno de lo concreto, no de los sueños sino de las realidades, la política se trata, básicamente, de la búsqueda, captura, administración y ejercicio del poder que protagonizan conglomerados de actores, agrupaciones o sectores con fuerzas y recursos diferentes, en un contexto socio-histórico determinado.
“Hacerse del coroto y evitar, por todos los medios, que te lo quiten”, diría Juan Bimba. Y en el ínterin, gobernar, agregamos nosotros. La aclaratoria es necesaria, quizá, para tratar de abordar, y sobre todo de entender lo que sucede en Venezuela en términos políticos.
Aun tibias en el ambiente las palabras del circunspecto General Muller Rojas, o luminosa la sonrisa de Vanesa Davies, voceros del PSUV, al hablar del nutrido ejercicio democrático de las elecciones del PSUV para la designación de candidatos a Alcaldes y Gobernadores del oficialismo, cuando notas de prensa caen, como frías gotas de agua, enturbiando el golgorio revolucionario. “En el PSUV no descartan cambios de candidatos sin van mal en las encuestas”. “Rubén Mendoza, delegado del PSUV y coordinador de la red nacional de Círculos Bolivarianos, considera que nadie garantiza la victoria del 23 de Noviembre. Sólo con el trabajo, así como darle respuestas a la gente, es factible evitar la derrota. No considera necesario que se cambien nombres, sin embargo, fuentes oficiales revelaron que evalúan hasta hacer unas encuestas en agosto. Si por ejemplo, Lara, Silva u otros salen mal, entonces escogerían nuevas caras” (Diario El Nacional, pág. 4, 10-06-2008). Sólo faltó en la nota una foto ampliada, a color y en primer plano, del dedo índice del ciudadano Presidente Hugo Chávez.
Qué pena con Ud., General Muller. Disculpe Ud., estimada Vanesa. ¿Cómo calificar las elecciones “primarias” de PSUV? Como una nueva modalidad de acto electoral: fue un novedosísimo ejercicio de democracia circense. Láncese ahí, compañero. Inscríbase camarada, quien quita, uno nunca sabe. Colorido, bombas, varios actos de escapismo y equilibrismo de un espectáculo continuado con payasos a conciencia y otros involuntarios, actos de magia y sobre todo, seres amaestrados que dicen sólo lo que el Jefe quiere escuchar. ¿Y el respeto a los militantes que de verdad y de corazón, aun creen en el “proceso” y fueron a votar con fervor? Bien gracias.
No faltará quien pueda argumentar desde la acera del chavismo, a riesgo grave de sufrir un accidente neuronal o una baja de tensión por el enorme esfuerzo intelectual de la idea, que “al menos nosotros hicimos elecciones, y las bases eligieron a los candidatos. Uds., en la oposición, no convocan primarias, y los elegirán por encuestas”. ¡Uh-Ah, soy un sapo ya!.
Y volvemos aquí a la cruda y descarnada lectura política. Si con todos los recursos financieros, logísticos y coactivos que el gobierno nacional y los regionales utilizaron y utilizarán en Noviembre, de forma descaradamente ilegal, para movilizar a los seguidores del proceso y aupar a tal cual tendencia, y además tenga que admitir, hoy, la posibilidad de derrota en varios estados, pese a lo decidido por las bases, optando por la designación “a dedo” de candidatos más cercanos y serviles al Presidente, o con alguna posibilidad de figuración, luce evidente la conciencia del fracaso descomunal de la gestión actual, y el temor que cunde y se extiende entre las filas del oficialismo.
Si la oposición, sin recursos, con una inexistente o nula presencia en posiciones de poder, enfrentando la cotidiana criminalización de la crítica y el absoluto sometimiento de todos los poderes e instituciones del Estado venezolano a los arbitrios presidenciales, con nada que perder y mucho que ganar, decide respetar y concretar candidaturas unitarias que capitalicen electoralemtne el descontento colectivo por el fracaso del gobierno “revolucionario”, sea por consenso o por encuestas, tiene ante si la oportunidad, concreta y viable, de empezar a reconfigurar el mapa político venezolano.
La debilidad estratégica del gobierno, en términos administrativos, de coherencia ejecutiva y eficiencia operativa, se está manifestando en la imposibilidad de utilizar ampliamente a su antojo la Ley Habilitante y su capital político para aprobar normas claves que le permitan su permanencia y perpetuación en el poder (currículo educativo socialista, aumentos tarifarios de transporte, expropiaciones, nacionalizaciones, regulaciones de precios, tasas de interés, control cambiario, Ley de Inteligencia), a lo interno, o mantener la injerencia y despilfarro de la diplomacia petrolera en naciones vecinas, (caso FARC, Bolivia, Ecuador o Nicaragua).
Ciertamente, en la política importan (deben importar) tanto los medios como los fines. Pero desde el plano netamente pragmático-electoral, todo parece indicar que en Noviembre se dará inicio al reordenamiento del mapa político, y de los espacios de poder en Venezuela. Y aunque hay muchos sastres en la calle, y muchos andan tomándose medidas, aun falta mucha tela que cortar.
El poder cimienta gestiones eficientes, pero también castiga la incapacidad y resultados mediocres. Al final, esperemos que sea la voluntad mayoritaria de los venezolanos, y no la de una obcecación caprichosa o la de una secta ideológica, la que confirme, repruebe o elija a quienes ocuparán gobernaciones y alcaldías.
Aunque el cielo encapotado anuncie tempestad, amanecerá y veremos.
