Ponchao, chorreao y pavoso
¿Cómo puede pretender un gobernante que ha mandoneado durante once largos años y ha dilapidado alocadamente la colosal fortuna de casi un millón de millones de dólares, sin haber resuelto uno sólo de los problemas que encontró y habiéndolos agravado todos, además de crear muchos nuevos, que se le tenga consideración? Está ponchao definitivamente, y por grosero y bruto a punto de ser expulsado del juego y de la Liga de por vida.
Si un hablador jactancioso y súper echón durante años ha dicho que controla firmemente las Fuerzas Armadas y hoy se nos presenta diciendo que un humorista y un periodista tratan de tumbarlo, es lógico que pensemos que está chorreado. Si además a cada rato sale con aquél culillo de que “Vienen por mí” está claro que un palito de gallinero es lo que mejor ilustra su estado de ánimo.
Luego de ver que en Honduras quedó cómo un soberano bolsa, con su bluf de que iba a tumbar a Micheletti, y a éste lo nombran “Héroe de los huevos de oro” y aparte, en todas las elecciones presidenciales latinoamericanas, los ganadores le hacen la señal de la Cruz, con la excepción de Evo, por quien nadie da un centavo. Si en Copenhague trató de lucirse y quedó cómo lo que es: un pobre payaso.
Si comienza un campaña mediática sobre el calentamiento global y por arte de magia el mundo comienza a congelarse. Si abre su inmunda boca para hablar bolserías a favor del Magallanes y los Leones del Caracas contra todo pronóstico se coronan campeones, no cabe la menor duda; el hombre es pavoso, pavoso, pavoso. Hiperpavoso.
En todo el mundo, luego del nuevo cierre de RCTV, al ver la bestialidad y el salvajismo con que éste bruto reprime a los estudiantes, usando armas bárbaras y persecuciones obscenas, el clamor es claro: Tas ponchao, chorreao. Pavoso.
