Opinión Nacional

¿Por Qué diez años de Chávez?

Viktor E. Frankl, el famoso autor del libro El Hombre en Busca de Sentido, y padre de la logoterapia, a la cual nos referiremos posteriormente, describió su experiencia personal en Auschwitz, aquel monstruoso campo de concentración Nazi, así:

“Si un hombre en el campo de concentración, que había sufrido tantos males, reducido a las más grandes miserias, convertido en no más que un objeto a ser exterminado; no luchaba contra esa sensación de desespero y abandono, en un esfuerzo supremo por salvar su dignidad y auto valoración, perdía entonces su sentido de individualidad, de ser una mente con libertad personal y se veía sólo y únicamente como parte de una gran masa de personas; su existencia era entonces reducida al nivel de un animal cualquiera.”

Erich Fromm elocuentemente elabora sobre el mismo tema en su influyente libro Miedo a la Libertad. El hombre, cansado del abandono y la angustia de una existencia libre pero sin sentido, sin posibilidades, sin esperanzas, se entrega gustoso al orden despótico; aquel que lo convierte en un cordero obediente y sin voluntad, pero en retorno le quita el enorme peso sobre sus hombros de una responsabilidad que no puede asimilar por si solo. Libertad implica el peso de la responsabilidad, de decidir, día a día, un camino determinado. Pero que camino, que responsabilidad, puede seguir una señora con tres o cuatro hijos, sin esposo, golpeada constantemente, abatida por los escalones que debe caminar para llegar a su “rancho”, viendo que sus hijos no tienen futuro. Que libertad puede anhelar un joven inmerso en pleitos callejeros, sin padres, humillado, con familiares mutilados todos los días, en drogas, sin educación ni dinero. Que libertad puede valorar un anciano, cuyos ahorros fueron “quemados” en operaciones riesgosas bancarias sin culpables ni devoluciones. Ninguna. La libertad se convierte es una dama indeseable para ser subastada al mejor postor: Hugo Chávez Frías o la Revolución. El nombre del comprador no importa, y es allí donde no vemos la solución para Venezuela, lo importante es por qué una sociedad quiere “vender” su libertad.

Continúa el Dr. Frankl:

“Luego de varios años en el campo de concentración la atmósfera de violencia y odio nos había hecho insensibles a la muerte de los demás y al respeto en nosotros mismos. Muchas veces, eran los propios prisioneros aquellos que golpeaban con más brutalidad a los otros prisioneros.”

Para muchos de nosotros entender el nivel de violencia, odio y desespero en el que tantos venezolanos han vivido por tantos años es una tarea infructuosa. Se necesitaría quizás, que Chávez mandara a matar a nuestros familiares, que nos quitaran nuestras casas sin devoluciones, que nos cerrarán todas las vías jurídicas posibles, que nos cercenarán el derecho a trabajar; e incluso allí, aún tendríamos educación, algo que los pobres nunca tuvieron. Claro, un grupo de la sociedad no es directamente responsable de las necesidades que pasaron otros, y en muchas ocasiones, gente posicionada ayudó a la gente más necesitada. Este artículo no es de meas culpas. Lo importante es entender que somos una sociedad espiritualmente fracturada, y esa fractura, ese “nido del mal”, es lo que garantiza que muchos den gustosos una libertad sin sentido al primer mercenario.

Logoterapia Nacional- un camino al reencuentro

Logoterapia fue definida por el Dr. Frankl como: “una terapia que ayuda al hombre a encontrar sentido a su vida”, por lo tanto no mira al pasado del hombre (como el psicoanálisis) sino a su futuro y el sentido que tiene. El significado de la existencia es para Frankl la principal fuerza que motiva al hombre. A través de la llamada Noología al “paciente” se le ayuda a ver que es aquello que anhela en lo más hondo de su ser. ¿Es posible entonces que quizás Venezuela necesita una logoterapía nacional? ¿No somos nosotros como aquellos prisioneros de un campo de concentración, sumamente perturbados por un pasado y presente llenos de discriminación y mutuo resentimiento? ¿No debemos como país reencontrar nuestro sentido y propósito? ¿No deberíamos dar esperanza, a aquellos que desean dar su libertad, construyendo un futuro más prometedor?
Tenemos, definitivamente, las herramientas nacionales para hacerlo. El Dr. Ernesto Santander se ha dedicado al estudio de la Logoterapia y el sentido del hombre, y en su libro Viaje Por el Mundo de la Mente establece un camino a seguir para desarrollar nuestra “inteligencia espiritual”. He allí un verdadero camino a la unidad nacional.

Venezuela no es hija de su pasado, sino madre de su futuro.

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