Opinión Nacional

¿Por qué esta huelga?

Esta pregunta se la hace todo el país. Aparentemente no busca ninguna
reivindicación salarial o gremial. Simplemente lo que se busca es tumbar el
Gobierno para impedir que la Junta Directiva de PDVSA pueda ejercer sus
funciones.

¿Y esto por qué?

Porque se quiere taparear el inmenso saqueo que han hecho en el pasado de la
empresa de los venezolanos, y cuyas pruebas han comenzado a asomar, como el
caso de la «contribución» de 500 millones de bolívares a la Fundación
Primero Justicia y que reseñó un diario capitalino. Práctica que parece que
fue común en el pasado. Todos nos acordamos del aporte de PDVSA a un
candidato presidencial norteamericano y que se descubrió por la obligación
que hay en USA de presentar el origen de los fondos de los partidos.

Por que viendo las cosas con objetividad era lógico que la corrupción de los
partidos, empresarios y de políticos se alimentara de esa caja negra
inauditable que era PDVSA y no del presupuesto nacional, que se encuentra
bajo el microscopio de la Contraloría General de la República.

Y más si vemos que, por ejemplo, los gastos de PDVSA sumaron 37.000 millones
de dólares para el año 2001, una cantidad similar al presupuesto nacional,
con todo y Fuerza Nacional, Hospitales, Médicos, Maestros, Escuelas, etc.,
etc. Es decir, es la misma cantidad de gastos para 50.000 empleados que para
23 millones de habitantes. Y evidentemente, al no ser auditable, una
oportunidad de oro para una corrupción impune.

Y si hacemos un poco de historia, esta triste conclusión se impone.

Toda esta campaña desestabilizadora se inicia cuando se conoce la Ley de
Hidrocarburos que formaba parte de la Ley Habilitante y que permite ahora el
control de la empresa petrolera por parte del gobierno central, incluso su
auditoría.

¿Y quién la inicia? Fedecámaras

¿Y quién es el presidente de Fedecámaras? Casualmente una persona del sector
petroquímico. Y que ha liderizado desde ese momento la posición del
empresariado nacional. Posición que ni es entendida ni compartida por
muchísimos dirigentes empresariales y empresarios de base.

Y misteriosamente, esta campaña contra la Ley de Hidrocarburos consiguió el
apoyo irrestricto de los más disímiles sectores y personas, a través de
marchas, acciones políticas y huelgas. Incluso consiguieron la complicidad
insólita de Miquilena, que inexplicablemente renuncia a su posición de ser
el hombre fuerte del régimen, siendo acusado públicamente de conspirar
contra el Gobierno.

Bueno, inexplicablemente antes, porque ahora pareciese tener una
explicación.

En estos últimos cuatro meses hemos podido ver las más insólitas alianzas,
desde jesuítas como Michael De Viana y Arturo Sosa, que por definición deben
ser personas honestas y rectas, compartiendo con reconocidos líderes de la
corrupción política, hasta editores de medios de comunicación que
denunciaron intentos de asesinatos en el pasado, agarrados de la mano con
sus otroras victimarios frustrados, pasando por el apoyo de reconocidos
medios de comunicación que nadie se explica de donde sacaron sus recursos en
el pasado, y por alianzas políticas entre neoliberales, socialdemócratas y
social cristianos, etc.

Por supuesto que dentro de esta masa opositora hay personas de indudable
honestidad, y que actúan en ese sancocho, bien por manipulación o por
convencimiento. No me imagino a Manuel Caballero o a Marta Colomina
recibiendo cheques de PDVSA, por más irracionales y viscerales que me puedan
parecer algunos de sus artículos.

Es más, es a estas personas honestas a quienes más les interesa que esta
situación se investigue, no vayan a estar haciendo el penoso papel de tontos
útiles.

¿En realidad, que une a esta oposición variopinta?

Evidentemente, la única explicación lógica es la complicidad en el saqueo de
los bienes de PDVSA y el temor a que se destapen esta inmundicia. De ahí los
rasgos de histerismos y de fascismo observados en supuestas acciones de la
oposición, como el intento de quemar vivo a un conductor de un metrobus. Que
debe hacer sentir muy orgullosos a muchos articulistas, por su aparente
identificación con esta mentalidad neo-pinochetistas.

En conclusión, tengo la amarga sensación que nuestro país se está
precipitando a una guerra civil por el interés de unos cuantos pillos de
mantener ocultas sus fechorías.

Porque el verdadero objetivo es la Junta Directiva de PDVSA. Ya nadie habla
ni se acuerda de la Ley de Tierras o la de Pesca. La mira es la industria
petrolera. Y como no hay argumentos se manejan las viejas tácticas
hitlerianas de manejar emociones, como lo vimos en la noche de ayer con los
incidentes de Chuao, que sumieron en un verdadero estado hipnótico a
importantes sectores de la clase media, mediante la activación de viejos
reflejos condicionados anticomunistas, sembrados hace mucho tiempo y que
correspondían a otras realidades.

¿Qué Hacer ante esta bribonada?

Primero que nada, desenmascarar esta situación. El pueblo venezolano es muy
inteligente y seguro que entenderá fácilmente los verdaderos motivos de
estas acciones.

Y segundo, no queda otra, por el bien de todos, sino destapar la cañería. Y
esto debe hacerlo el Ejecutivo, o la Asamblea Nacional, o el Poder Moral. Y
hay que hacerlo rápido para frustrar este intento de los corruptos. Si es
que hay voluntad de luchar contra la corrupción. Por que la verdad es que no
he visto ningún preso por corrupción desde que Chávez llegó al poder.

Y si este Gobierno no lo hace, aquellos dirigentes u organizaciones sociales
honestos deben impulsarlo, ahora y en el futuro.

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