Opinión Nacional

¿Por qué pide revocatorio?

Intentando colocar a la oposición como cobarde, el Presidente busca forzarla a movilizarse en torno a un supuesto referendo revocatorio. Nos reta constantemente a iniciar el espinoso proceso para solicitarlo.

La experiencia enseña. El imparcial Jorge Rodríguez fue sin duda la pieza clave del chavismo en el CNE para enredar un proceso ciudadano que ha debido fluir sin trabas. El invento de las firmas planas, las planillas especiales con sellos de seguridad para los obligados e ilegales reparos, los retrasos injustificados para darle al Presidente tiempo, la lista Tascón que marcó la más brutal discriminación política y pases de facturas a quienes libremente ejercían sus derechos políticos solicitando el revocatorio. Todo eso y más para trampear el proceso.

Las sencillas y claras normas constitucionales que consagran el derecho del pueblo a revocar mandatos populares, sin más requisitos que recoger un número de solicitantes y la consecuente obligación del CNE de convocar a la consulta, fueron entrabadas por un árbitro electoral parcializado, que jugó duro para impedir que el sistema de consulta pudiera ejercerse a plenitud por los ciudadanos. Ese árbitro contó con una Sala Constitucional en el TSJ que se llevó por delante a la Sala Electoral y que produjo la salida del magistrado Martini Urdaneta, quien con coraje sentenció en contra de las mal llamadas firmas «planas» por el CNE.

Todo el poder del Estado se puso al servicio del Presidente; se abusó de los recursos públicos y del poder para, desde todo flanco, abortar la iniciativa revocatoria, ganar tiempo para instrumentar algunas políticas públicas que vendieran esperanza y entrabar todo el proceso para que resultara en lo que sabemos.

La actuación coordinada de los poderes públicos produjo, en la práctica, la derogatoria de la norma constitucional que consagra el derecho a revocar mandatos e hizo que el ciudadano perdiera la fe en la recién nacida institución constitucional. Desde ese revocatorio aquello de «mandatos revocables» quedó como un principio constitucional bellamente enunciado pero de imposible aplicación. El Estado y quienes lo manejan demostraron que son capaces de rebasar todo límite imaginable para colocarse por encima de la voluntad del pueblo, para aplastarlo y perseguirlo si manifiesta libremente su voluntad pretendiendo ejercer un derecho que creyó tenía, pero que en la práctica no existía.

¿Por qué Chávez reta a la oposición a que active el revocatorio? Bien sabe que picado de culebra no se acerca de nuevo a ese animal. Nadie en la oposición ha planteado en ningún escenario una agenda revocatoria. Chávez sabe que si él lo plantea como un reto a la oposición, lejos de lograr que ésta se active en ese sentido, se alejará de esa ruta de inmediato sospechando que las intensiones presidenciales llevan una trampa. Así que el reto lanzado no es en absoluto para que alguien se active en tal dirección.

Entonces, ¿por qué lo plantea? Simple: los números no le sonríen y él lo sabe. La crítica popular a su gestión aumenta. Luz, agua, seguridad, servicios, inflación, crisis hospitalaria y carcelaria, abandono de la infraestructura del país y aumento progresivo del desempleo ante sus políticas económicas lo afectan directamente. Para contradecir la matriz de opinión que avanza en su contra debe lucir invencible.

Al proponer el tema y retar a la oposición quiere convencer al país de estar aún en niveles de popularidad altos y que por ello nadie se atreve a pedirle un revocatorio. Así de burda y ramplona es la estrategia.

El y todos sabemos que el proceso electoral de septiembre será crucial. Nadie lo puede evadir. Un Parlamento equilibrado pondrá controles que no quiere tener, dará debates que no quiere que se den y hará leyes que no quiere que existan. Quiere llegar a ese proceso fortalecido, mostrando a la oposición como cobarde al no intentar revocarlo, argumentando que la oposición no puede ganarlo pues le aplicarán el modelo Zelaya. Quiere personalizar la campaña en él sin importar a quiénes empuje como sus diputados. Quiere un voto ciego.

La oposición y sus candidatos deben abrir los ojos a todos, pedir cuentas a los diputados chavistas por sus actuaciones en contra de sus Estados y circuitos, personalizar la campaña en ellos y no en Chávez. Atacar su pésima gestión y no al hombre. Y presentar excelentes candidatos y propuestas de cómo lucharán por sus Estados desde la AN.


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