Por un Gobierno de la Y
Hay gobiernos de gobiernos: unos son incluyentes, abiertos, respetuosos de la opinión contraria, corteses en el trato con sus ciudadanos y con los demás colegas que gobiernan Estados soberanos. Hay otros, sin embargo, como el nuestro, que hacen todo lo contrario: están hechos para la exclusión y el desprecio, para el irrespeto y el insulto, para la separación y la diferencia.
Nuestro gobierno es tributario de la “O”: o estás conmigo o estás contra mí, es su intransigente manera de entender el ejercicio del poder o de formular las políticas públicas.
Esa “o” de diferencia y exclusión tiene infinidad de fórmulas y aplicaciones ya conocidas y repetidas hasta el cansancio por el HiperLíder y sus acólitos y compinches:
• Revolucionario o Imperialista.
• Escuálido o del Proceso.
• Vende Patria o rojo rojito.
• Fascista o bolivariano.
• Lacayo del Imperialismo o Lancero de la Revolución.
• Explotador o pueblo.
• Neoliberales o socialistas.
• Urbanización o Barrio.
• Oligarca o proletario.
• Patriotas o traidores.
• Chavistas o golpistas.
• Este u Oeste.
• Compañeros o enemigos.
• Amados y odiados.
En fin, otra vez el perverso maniqueísmo intolerante, buenos y malos, los míos y los demás, venezolanos de primera y venezolanos de segunda.
Este insensato gobierno de la “O” profundiza día a día, peligrosamente, la antidemocrática y riesgosa senda del círculo, del cerco, del recinto exclusivo, de la rosca, del gueto, del linchamiento, de la eliminación y el paredón.
Este proceder absolutista lo llevará, indubitablemente, a profundizar la triste y temida “O” del odio, del oscurantismo, del ocultamiento, del ostracismo, para terminar haciendo creciente uso de los conocidos instrumentos de la autocracia intolerante: cepo, esposas, grillete, juicio, prisión o exilio.
¿Es qué es tan difícil promover un gobierno de la “Y”? Nosotros y Ustedes, Ustedes y Nosotros, venezolanos y más venezolanos, despojándonos de la noción de enemigos, ajenos a la siniestra O del odio, de enemistad.