Preocupantes predicciones de la ONU para el 2030
En un informe del Panel de Sustentabilidad, el ente advierte sobre la probable escasez de alimentos, de energía y de agua en las próximas décadas
Una nueva advertencia sobre el futuro del planeta lo acaba de realizar el Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, al dirigirse desde Nueva York al Panel de Alto Nivel sobre Sostenibilidad Global, nombrado en 2010 por el ente mundial, mientras que éste se reunía en Adis Abeba a fines de enero. Citando hallazgos recientes de ese panel, el funcionario puntualizó que para el 2030 el planeta necesitará una cantidad 50% mayor de alimentos, un 45% más de energía y un 20% más de agua, comparado con los niveles actuales, algo que -advirtió Ban- será difícil de cumplir con las políticas y recursos actuales, a menos que las naciones tomen conciencia y cooperen para lograr la sustentabilidad necesaria.
Su advertencia resumía las conclusiones de un informe de unas cien páginas
presentado por el panel en la misma conferencia, titulado “Gente resiliente, planeta resiliente: un futuro que vale la pena escoger”, donde se esbozan las medidas que habrá que tomar para conjurar las expectativas ambientales y atender las necesidades básicas de una creciente población, que se calculó hace poco en 7 mil millones de habitantes, un millardo más que hace apenas una década y que se estima llegará a unos 8.300 millones para 2030. El término “resiliencia”, usado para describir cierta propiedad de los materiales sólidos, fue aplicado esta vez a la gente para indicar la necesaria flexibilidad para adaptarse a los retos y rebotar del actual estado de apatía y parálisis que exhibe el mundo frente a serios problemas ambientales como el calentamiento global y la acumulación de desechos sólidos, fenómenos inexorables que están causando estragos por doquier, afectando la provisión de alimentos y agua en muchas áreas críticas, especialmente en los países en desarrollo.
Criticando la cumbre de Durban
Obviamente la crítica de Ban se refería a los inocuos acuerdos de la reciente conferencia sobre el ambiente sostenida en Durban, que no parece haber atacado enérgicamente los serios problemas ambientales, posponiendo decisiones cruciales para frenar el visible deterioro de la ecología del planeta, distraídos como están muchos países –especialmente los avanzados- en atender la crisis económica que los afecta desde hace tres años. El Secretario General señaló que “por mucho tiempo no ha habido un diálogo real entre economistas, activistas sociales y científicos ambientales, que parecen hablar idiomas distintos” como si no se dirigieran a problemas comunes, en lugar de integrar el concepto de “desarrollo sustentable” en sus discursos, planes y medidas económicas.
Dicho término, introducido en 1987, es todavía “virtualmente ignorado por los gobiernos mundiales”, según el alto funcionario, quien enfatizó que es hora –tras un cuarto de siglo de estar hablando de sustentabilidad- de que los gobernantes tomen medidas concretas para encaminarse a un planeta en donde los recursos y las necesidades humanas se equiparen y no haya deficiencias notables, especialmente en las áreas de alimentos, energía y agua potable, que afectan mayormente a los sectores más pobres. “Ha faltado la voluntad política para dirigirse a un planeta esencialmente sustentable”, sentenció finalmente Ban dirigiéndose obviamente a los jefes de estado, a los que acusó de distraerse en objetivos cortoplacistas o fines menos vitales.
La hora de la acción
El informe del panel presidido por el presidente surafricano Jacob Zuma ofrece una lista de 56 recomendaciones puntuales para atacar la venidera crisis ambiental, energética y alimentaria, señalando que las mismas se deben implementar aún con mayor urgencia debido a la persistente crisis económica, que puede empeorar gradualmente muchos parámetros delicados en las áreas prioritarias. Entre las medidas más importantes, el informe recomienda a los gobiernos dejar de subsidiar gradualmente a los combustibles fósiles, para que no se consuman en exceso y produzcan más gases de efecto invernadero, una recomendación que parece dirigida a países como Venezuela e Irán, con las gasolinas más baratas del mundo, pero también a EEUU, que mantiene desde hace tiempo –a diferencia de la UE- algunos subsidios indirectos a estos combustibles para controlar la inflación, mientras se nota en dichos países un lento desarrollo de la “energía verde” o poco contaminante.
Asimismo, el panel recomienda que en los precios de los bienes y servicios se considere también el “costo ambiental”, además de los costos de insumos materiales, energéticos y laborales, advirtiendo en cada caso a los usuarios del impacto ecológico en su utilización. En otro punto álgido, recomienda dar un gran énfasis a la educación ambiental, en vista de que es bastante ignorada, -especialmente en la etapa formativa- por familias, escuelas y los medios de comunicación. Finalmente, el panel recomienda que los gobiernos no planifiquen sólo a corto plazo y para fines políticos, sino que incluyan el “desarrollo sustentable” en todos sus planes y presupuestos, como si fuera una necesidad real, sin considerar ese concepto como algo utópico o un lujo innecesario. La hora de la verdad parece estar acechando lentamente a la humanidad en un planeta agobiado por los continuos e irresponsables daños al entorno urbano y natural.
