Opinión Nacional

Profesionalización del servicio exterior

El actual Canciller – y todos los que en su momento estrenaron cargo- ha anunciado entre sus prioridades la de profesionalizar el Servicio Exterior. ¡En buena hora!

Para poder lograr esa meta ansiada y precisada por el país en general y por la gran mayoría de quienes prestan servicios en el Ministerio de Relaciones Exteriores, son imprescindibles al menos tres condiciones:

Voluntad y peso político para hacerlo.

Conocimiento cabal del tema para actuar con justicia y no en forma espasmódica.

Los recursos económicos requeridos para implementar las decisiones que se desean tomar.

Voluntad Política

Nadie parece más indicado que José Vicente Rangel para abordar un asunto como la profesionalización del Servicio Exterior ya que para ello es necesario disponer no sólo de las ganas de hacerlo (presentes seguramente también en los cancilleres anteriores) sino que se requiere el peso político y una concurrencia de circunstancias favorables, que en este caso confluyen coetáneamente en la persona del Dr. Rangel.

La imagen que ha proyectado el actual Canciller es la de un hombre serio, valiente, patriota e incorruptible, poseedor además de pluma y lengua suficientemente temibles en esta era de los medios de comunicación social.

Las circunstancias concurrentes son en primer término el clamor general de cambio que anida en una determinante mayoría del pueblo -chavista o no- a causa del desprestigio jamás igualado del estamento político y la consecuente seguidilla de insultantes injusticias y prebendas que son regla -más que excepción- en nuestro golpeado Servicio Exterior.

Ningún Canciller de la democracia estuvo en posición de impedir que los partidos del status propusieran nombramientos y designaciones surgidas del clientelismo y no del mejor interés nacional. Quien quisiera poner coto a aquella manera de postular el ingreso de funcionarios al MRE corría el riesgo de cesar rápidamente en su función ministerial. A varios les ocurrió y por eso los demás sabían que había que poner las barbas en remojo.

Este columnista estima que José Vicente Rangel tiene la personalidad y la conjunción astral necesarias para decirle NO a los nuevos amos del poder, a sus acólitos y a sus barraganas cuando propongan o presionen por la designación, traslado o rotación de quien no sea el personal más calificado para el puesto o cargo de que se trate.

El día en que el Comandante/Presidente aspire designar a su primo o sobrina para un cargo en nuestra Embajada en París sin que dicha persona sea poseedora de las credenciales profesionales requeridas, se abrirán los siguientes posibles escenarios:

Rangel le dice que NO y se abren las puertas para la definitiva profesionalización.

Rangel le dice NO, lo botan del gabinete y regresa a su casa a denunciar y seguir hablando pestes.

Rangel se ve obligado a decir que SI y entonces ya no es más el José Vicente que el público venezolano respeta y admira. Con ello pierde todo su capital político.

Conocimiento del tema

Se trata de juzgar no solamente parámetros medibles objetivamente, sino también trayectorias humanas. Ella da margen para el juicio subjetivo. Este margen debe minimizarse y para ello debe ser objeto de la evaluación de un cuerpo preferiblemente colectivo (como el Jurado Calificador). No puede ser una instancia compuesta por personeros de la «vieja política» ni tampoco por portaestandartes del «fervor revolucionario», hoy tan ensalzado por las intervenciones presidenciales.

Es errado afirmar en forma tajante que los funcionarios que deben quedar son los de carrera y los que deben irse sean los «en comisión». Algunos de los peores funcionarios de nuestro Servicio Exterior son de carrera y algunos de los mejores no lo son. Entre los funcionarios de carrera muchas veces predomina el espíritu de solidaridad gremial automática por encima de la medición de la eficiencia y es generalizada entre ellos la creencia de que la aprobación de un examen de concurso en la sexta categoría es la única credencial de supervivencia. ¡Craso error!

Entre los funcionarios «en comisión» suele predominar la preocupación por mantener padrinos, diversificar los apoyos y sobrevivir a como de lugar ante las incertidumbres de un futuro siempre inseguro y la posibilidad de una guillotina cada quinquenio constitucional.

A ambas categorías ocupa por igual la injusticia de quienes «a la carrera» aceleran su carrera lo cual no impide que cada quien se pase la vida esperando poder montarse en el tren expreso mientras que los demás han de seguir en el tren local. La justificación es muy válida: si todos lo hacen….!

Es así como nos encontramos con un Servicio Exterior en el que el rango de Embajador cuenta con más plazas que el de Tercer Secretario. En otras palabras: tenemos un ejército con más generales que soldados. Es por eso que los Embajadores pululan por los pasillos del despacho mientras escasean los Terceros y Segundos Secretarios.

El otro mito que imperó por mucho tiempo en el MRE era aquel según el cual las plazas sólo pueden abrirse para internacionalistas constituyendo ello un verdadero monopolio, además injustificado. Afortunadamente, la dirigencia del gremio ya ha comprendido que ello era un exabrupto y es por eso que no están objetando los actuales proyectos de modificación de la Ley del Servicio Exterior reconociendo la necesidad de proveer plazas a otras especialidades. Hoy día -con la presente ley- el Consultor Jurídico del MRE no puede ser personal de carrera si no es internacionalista, aun cuando para ocupar dicho cargo lo que se requiere es ser abogado. Para ser agregado petrolero en Kuwait o en Arabia Saudita parecería conveniente un geólogo o un ingeniero, no un internacionalista y así numerosos ejemplos igualmente evidentes.

Recursos Económicos

La Cancillería ha sido siempre la cenicienta del Presupuesto Nacional. Jamás ha tenido por encima del uno por ciento (1%) de asignación.

Esos escasos recursos son asignados en bolívares, igual que a todos los demás ministerios, pero ocurre que la Cancillería tiene más de dos tercios de sus obligaciones designadas en divisas las cuales constantemente suben de precio causando una disolución de los recursos en moneda local a medida que transcurre el año fiscal.

Adicionalmente, el MRE muchas veces ha hecho el papel de tonto de la partida al tener que cancelar en dólares cuotas de afiliación y demás contribuciones correspondientes a la pertenencia de la República a organismos internacionales que nada tiene que ver con las Relaciones Exteriores. Todo ello -como es natural- atenta sensiblemente contra la disponibilidad de recursos para la realización de las metas que sí son propias del despacho y como consecuencia de ello, es necesario recortar gastos a veces en forma insensata aun cuando inevitable. Es el caso de los viajes de los funcionarios para asistir a eventos de gran interés para la República que exigen la presencia física de gente especializada y que nos hemos visto en la necesidad de cancelar o no asistir.

No es raro que enviemos delegaciones chucutas y que ellas no dispongan ni siquiera de los recursos logísticos para comunicarse con Caracas para dar cuenta de sus actividades y/o solicitar instrucciones.

En algunos de nuestros principales Consulados los funcionarios no pueden asistir a los desayunos o almuerzos de trabajo de las Cámaras de Comercio u otros grupos vivos y representativos de su circunscripción consular, ni tampoco pueden presentar eventos promocionales, ni tener la menor relación pública con potenciales inversionistas por cuanto no existe partida presupuestaria para ello. No se entiende que las Relaciones Públicas -bien enfocadas- son una inversión y no un gasto a fondo perdido.

Los traslados y rotación de funcionarios se han llegado a decidir no en función del interés de Venezuela o el desarrollo profesional del candidato, sino más bien considerando su condición de soltero o casado, progenitor de prole corta o numerosa a fin de minimizar los costos de transporte y mudanza. Con estas limitaciones no es mucho lo que se puede pretender.

Parece ser que el Dr. pRangel está en el roceso de identificar y dar solución a los errores e injusticias que se han venido cometiendo a lo largo de tantos años. Ello traerá resistencias, lamentos y recurso a los padrinos de siempre que -por fortuna- hoy están bastante devaluados. ¿Será que aparecerán otros nuevos?

Es obvio que en las actuales circunstancias no es razonable aspirar a incrementos presupuestarios pero sí existen métodos para lograr algunas mejoras:

Optimización de la viajadera.

Proponer las reformas legislativas necesarias para que todo o parte de la renta consular que recauda el despacho (que es considerable) quede en sus arcas para su utilización específica.

Cierre de embajadas y consulados que no se justifiquen. Optimización de las concurrencias.

Re-evaluación de la pertenencia o membrecía de la República en organismos multilaterales y determinación acerca de si corresponde al MRE o a otro despacho el pago de las respectivas cuotas.

Actualización presupuestaria en función de la fluctuación del monto correspondiente a los compromisos en divisas.

En resumen, el autor cree que todo puede resumirse en tan solo cuatro palabras: tener la voluntad política.

Nota: El presente artículo fue preparado especialmente para «Venezuela Analítica» en el entendido de que es posible que un numero considerable de los lectores sean los funcionarios del Servicio Exterior de Venezuela y/o los estudiantes u otros venezolanos que de una u otra manera deban tener contacto con las representaciones de la República en el Exterior y que por dicha razón podrán contrastar las afirmaciones aquí vertidas con sus propias experiencias. El autor estimula a aquellos que así lo deseen para que le hagan llegar sus comentarios.


E-mail: [email protected]

(*) El autor de este artículo es Jefe de la Cátedra de Derecho Internacional de la U.C.A.B. y profesor de Post-Grado en Derecho y Política Internacional en la U.C.V. Además es miembro del Consejo de Asesoría Jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela y en tal carácter ha sido co-autor de dos proyectos de Ley del Servicio Exterior presentados por el MRE al Congreso de la República.

Asimismo,el Dr. Salgueiro fue miembro de la Comisión de Reestructuración del MRE que designó en 1992 el entonces Canciller Humberto Calderón Berti y que presentó su informe final a su sucesor , el Gral. Fernando Ochoa Antich.

El Dr. Salgueiro es columnista del periódico «El Universal» de Caracas desde hace varios lustros abordando en forma preferencial el análisis de temas de política internacional

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