Opinión Nacional

Promesas, promesas…

Hace cosa de 3 semanas atrás, el candidato Hugo Chávez Frías, prometió que no usaría los bienes del Estado para hacer campaña electoral. “Para qué,… si ya estoy reelegido”, dijo.

Desde entonces, hemos presenciado un sorprendente derroche de fondos públicos en la promoción de la candidatura oficial -desfiles, transportes y viajes- mientras que el drama de Vargas, para mencionar uno sólo, no solamente no está en vías de solución sino va de mal en peor. Ya hoy las maquinarias pesadas no están trabajando en Vargas “porque no hay dinero”. ¡Dígame Usted!. ¡Gracias Presidente Chávez, por los favores recibidos!, le dirán los varguenses cuando vayan a votar el 30J.

Lo que pasa, es que Chávez dice cualquier cosa y hace cualquier cosa, probablemente todo lo contrario a lo prometido. El día 13.7 a las 2 de la tarde –el jueves pasado- aterrizó en el aeropuerto Santiago Mariño de Maturín un jet de la Fuerza Aérea Venezolana –similar al Falcon- y descendió el candidato. Esa foto adornó las páginas de la prensa local el día siguiente. El candidato dio un mítin y abordó de nuevo nuestro avión de la Fuerza Aérea Venezolana y se fue raudo y veloz a dar otro mítin, cortesía –muchas gracias- de la Fuerza Aérea . Y así, sucesivamente. El CNE, por supuesto, carece de visión en ése campo visual pero -ténganlo por seguro- yo me cobraré ése uso indebido de los recursos públicos por parte del candidato. Con mi voto, que es “el arma de las personas libres”. “Libres”,… por ahora. (Por cierto, una hora de vuelo en ése tipo de aparatos costaba $ 4.000 la hora,…por lo menos….3 millones de machacantes bolivarianos, la mitad de lo que cuesta una casa bolivariana, de ésas que no acaban de aparecer.). Al respecto, el coronel Silvino Bustillos, escribió el 14.7. al CNE:
“(…) El Consejo Nacional Electoral viola las garantías de igualdad,
confiabilidad y de imparcialidad que son el norte del proceso electoral,
cuando permite este abuso del Presidente; pero además, el Presidente
viola la Ley cuando utiliza indebidamente los símbolos patrios, la
Bandera y el Himno Nacional; su canto, en campaña, viola el Artículo 16 de
la Ley de Bandera, Escudo e Himnos Nacionales; finalmente, el Presidente
y el Consejo Nacional Electoral violan el Artículo 135 de la Ley
Orgánica del Sufragio y Participación Política, al utilizar la efigie de
Presidente de la República en los tarjetones electorales”.

Aviones y niños

Y hablando de aviones y de habladurías, se acuerdan cómo hace 6 meses hizo el show de la venta de siete aparatos de Petróleos de Venezuela y cómo mostró un cheque de $ 2 millones, pura cuota inicial. Pero resulta que tampoco llegó el resto del dinero sino que los aviones regresaron al seno de Petróleos de Venezuela. Por razones mecánico-técnicas. Bla, bla, bla….

“Si en el plazo de un año no resolvemos el drama de los “niños de la calle”, renunciaré”, dijo, llenándose la boca el Primer Locutor. Allí están los “niños de la calle”, por los que los padres salesianos han hecho más que el omnipotente gobierno bolivariano. Y él sigue allí. Es como descarado.

Los insultos

Cada vez que Luis Miquilena quiere insultar a alguien, convoca a los medios de comunicación. Y los medios transmiten a todo el país los insultos y las mentiras que le pudieran pasar por la cabeza. Es el más puro ejercicio de las técnicas leninistas, fascistas y nazistas que tan perverso éxito tuvieron en su oportunidad en otras latitudes. Se trata de utilizar la aplastante investidura institutucional para asesinar moralmente al adversario o al crítico. Si este humilde reportero estuviese dirigiendo un medio de comunicación, daría instrucciones precisas en el sentido de que la cobertura de las declaraciones de Miquilena y similares estuviese restringida al ámbito de sus funciones oficiales. Porque Miquilena no insulta como el ciudadano Miquilena. Insulta y asesina moralmente, desde la tribuna de Presidente del Congresillo. Igual lo hace Chávez. Este, cuando truena: “Oligarcas, temblad”, no lo hace como el chiste de militar que es , sino desde la cima de la Presidencia de la República. Si quieren insultar y agraviar, que compren y paguen sus avisos y cuñas. Quizás, de ésta manera, los medios podrían contribuir de manera ética, a adecentar el albañal de la polémica político-partidista en el país. No creo que los medios deban seguirse prestando –como “instrumentos inocentes” -y en aras de una supuesta “objetividad”- a participar activamente en la masacre moral que la minoría gubernamental está cometiendo contra personas e instituciones de esta Nación.

Los viejitos

Este gobierno, en febrero de l999, prometió resolver el problemas de los miles de venezolanos de 4ta edad, subsidiados por el Instituto Nacional Geriátrico (Inager). Pasaron 17 meses y ahora ni siquiera les quieren pagar la pensión -alucinante- de ¡Bs. 5.000 mensuales!. Se los quieren cambiar por bastones, lentes etc,…

Chávez y las FARC

Solicitudes por Internet me comentaron este taco de la columna pasada, pidiendo la repetición de la información. Complaciendo peticiones:
“Según mis fuentes militares, dentro del marco del Plan Casiquiare, en el mes de enero de este año, el Presidente de la República, el Alto Mando, el Estado Mayor y el Comandante de la Guarnición de Puerto Ayacucho, la Casa Militar y el Gabinete, se reunieron en La Esmeralda, en el muelle, a las 10 de la mañana. Estamos hablando del río Ventuari, a 100 kilómetros de la frontera con Colombia en pleno centro del Estado Amazonas.

¡Sorpresa!,…cuatro de los puestos protocolares de primera fila, frente al Presidente y al Alto Mando, fueron ocupados por ¡¡4 jefes guerrilleros de las FARC!!. Entre ellos, “El Cristian –vestido de paltó- quien tiene secuestrados , ahora mismo, a tres hacendados en San Carlos del Meta. “El Cristian” opera entre Casuarito y Puerto Inírida. La novedad fue comunicada a la Casa Militar y los denunciantes recibieron risas a cambio. Las mismas fuentes informaron de la venta de 13 mil cartuchos (hace 2 meses) a la guerrilla, en la zona de la confluencia del Meta con el Orinoco. Cada cartucho cuestó Bs. 1.500,-. Con razón la guerrilla colombiana se siente tan identificada con Hugo Chávez”.

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