Opinión Nacional

Puntofijismo-Chávez-Carmona

Hacíamos las maletas en Madrid cuando a través del internet y la televisión española conocimos de la crisis política que estaba sufriendo el país.

Los numerosos muertos desencadenaron el final de la crisis: ‘Chávez –se reportaba en la prensa española- no contaba ya con el apoyo de la Fuerza Armada… Estas, dada la hecatombe, habían solicitado su renuncia… Chávez había aceptado renunciar…’

El Presidente, es conveniente decirlo, no cuenta con la simpatía de los medios de comunicación de la Madre Patria. Es visto como un Napoleón bananero. Todos los medios informaban profusamente, como un feliz acontecimiento, la partida de Chávez.

Nuestros embajadores, no han hecho un gran esfuerzo por mejorar la imagen del Presidente y su gobierno.

En el Aeropuerto de Barajas, al presentar nuestro pasaporte venezolano, los guardias aduaneros esperaban contagiarnos su euforia por la caída de Chávez. Se nos señalaba: ¡Cuando regresen a Venezuela alguien no estará: Hugo!

Al arribo al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, se nos informó que no era conveniente subir a Caracas porque había disturbios. Era el día 13 de abril.

Pernoctamos en Maiquetía y no obstante el cansancio, la tensión no nos permitió dormir. Pegado al televisor conocimos de la diferencia entre Carmona, su gente y el sector militar que le apoyaba.

Sin duda que la torpeza y la actuación jurídico-política de Carmona, fue en última instancia, la que restableció el Gobierno de Chávez.

Pese a que los oficiales de la Fuerza Armada no tienen un dominio del Derecho Constitucional y de la Iusfilosofía, se dieron cuenta de lo políticamente primitivo y antijurídico del Decreto suscrito por Carmona y su política errática.

Consideramos que el Presidente Chávez y su equipo no han sabido hacer frente a los cada vez más graves problemas políticos, socioeconómicos y morales del país. Que la conducta del gobierno ha sido incoherente. Que una alta dosis de autoritarismo ha marcado su gobierno. Que no han combatido la corrupción, como todos lo esperábamos.

En pocas horas, los errores del gobierno que se iniciaba fueron mayúsculos: Carmona y su equipo nos retrotrajeron de un plumazo a la etapa del absolutismo: L’Etat c’est moi.

No logro entender cómo los “constitucionalistas” que le acompañaban, no convencieron a Carmona sobre la inviabilidad jurídico-política de dicho Decreto (tanto en el ámbito nacional como internacional), pues el mismo fracturaba el Derecho Constitucional en lo interno: Convenios suscritos por el Estado Venezolano en el marco de la CAN (Compromisos de la CAN por la democracia, 10/VI/2000); y en lo externo como la Carta Democrática Interamericana, suscrita por nuestro país en el marco de la OEA.

Se señala, con un leguleyismo jamás visto y que el propio Secretario General de la OEA, César Gaviria, consideró intrascendente, que Chávez no es Presidente porque “renunció”.

Los militares institucionalitas, en su momento, preguntaron por esta renuncia. El derecho, no obstante, requiere de pruebas. Si alguien puede probarlo sería, igualmente pertinente analizar, si dicha renuncia fue o no el resultado de la violencia. Porque como sabemos, en derecho los actos de voluntad arrancados bajo el efecto de la violencia, son anulables.

El absurdo decreto finalmente sorprendió a todos.

Creemos que la oposición está en su derecho de exigir la renuncia de Chávez. Solicitar la renuncia, es no obstante, un acto político. Si éste no acepta renunciar, a la oposición le quedan dos caminos: Apelar a la Constitución o a la revolución.

Hemos señalado que el ‘Fenómeno Chávez’ es parte de un proceso histórico, social y político. Es un efecto que a la vez se convierte en causa. La perversión política ‘puntofijista’ generó a Chávez. El ‘Fenómeno Chávez’ genera el ‘Fenómeno Carmona’. Soy de los que piensa que es necesario ver este proceso dialécticamente y buscar una síntesis.

Quienes solicitan la renuncia de Chávez están en el derecho y en el deber, como lo estamos todos los venezolanos de luchar con pasión por el establecimiento del Estado de Derecho y de Justicia Social consagrado en la Constitución. Si toman otra vía se pueden encontrar dolorosamente con un abismo como el ‘Fenómeno Carmona’: ¡El remedio ha resultado peor que la enfermedad!

Considero que hay instrumentos jurídicos-políticos tanto en el ámbito nacional como internacional, que hacen viable la concreción de la Constitución y el funcionamiento del Estado de Derecho. No creo que el autoritarismo de Chávez y la actual corrupción sean menor o mayormente dañinos que los vividos durante nuestra pseudo-democracia puntofijista.

No comparto ninguna forma de autoritarismo ni de corrupción. Pero creo que tanto Chávez como la oposición se han venido equivocando. Pienso que ambos deben rectificar o vamos, como en los últimos días, al caos.

* Profesor Titular Emérito de la Universidad del Zulia (L.U.Z)

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