¿Qué hacer?

Una de las características más resaltantes de los países modernos, es la
fortaleza de sus instituciones, por cierto, no sólo de las públicas, sino
también, de las privadas, de las sociales, de las religiosas, pero sobre
todo, de las políticas. Por supuesto, que al referirnos a las instituciones
políticas, estamos apuntando, estamos aludiendo expresamente a los partidos
políticos.

En las naciones premodernas, en los países en vías de desarrollo, las
instituciones son débiles; es decir, no se respetan, no cumplen cabalmente
con su función para la cual se crearon, están al servicio del partido de
gobierno, están doblegadas a la voluntad del que ejerce el poder, están
desprestigiadas.

En el caso venezolano, la situación es sencillamente patética. Las
instituciones están tristemente doblegadas. El vasallaje del que han sido
víctimas, desde la presidencia, ha sido tan dañino y cruel, que las ha
desaparecido, prácticamente. Pero lo peor, es que entre éstas
instituciones, están los partidos políticos. El reyezuelo de Miraflores está
tratando de acabar con todos los partidos, los propios y los de oposición.

Cuando los compañeros de marcha, los asistentes a las Asambleas de
Ciudadanos, los vecinos, nos preguntan, qué hacer para tener un gobierno
decente y competente, les decimos que hay que fortalecer a las instituciones
y tenemos que empezar por los partidos de oposición. Sí, hay que meterse en
los partidos ³grandes², para que se fortalezcan y así poder hacerle frente a
los atropellos del régimen, tanto de los actuales, como de los que vienen.

Por supuesto, luego del inmediato ³revire², nos preguntan como quien no
quiere la cosa, ¿y en cuál partido? Y si no les gustó mucho la alternativa,
cuando le decimos que hay que activar en UNT o PJ o COPEI o AD, se tiran al
suelo. Aquí está la gran contradicción que nos tiene en un foso. Queremos un
cambio de gobierno, decimos que ³nadie hace nada², que ³aquí no pasa nada²,
que ³no hay liderazgo²; pero los que reclaman con las expresiones
anteriores, no quieren actuar de verdad, no hacen nada efectivo para lograr
los cambios.

La ciudadanía es importante como apoyo, pero hasta ahí. No está articulada
para emprender un movimiento por sí sola. Los grupos de opinión, son
importantes como generadores de conocimientos y formación política, pero
hasta ahí. No tiene músculo para lograr el dique de contención que se
requiere en estos momentosS y los que vienen. Los opinadores mediáticos, son
importantes y necesarios, como elementos de información, pero hasta ahí.

Necesitamos masa para frenar las atrocidades de estos díasS y de las que
pueden seguir viniendo.

No vemos otra, tenemos que activar políticamente de forma sistematizada y
organizada con los partidos de presencia nacional, SÓLO así, contendremos
estas arbitrariedades que se nos vienen encima, estos atropellos que estamos
viviendo y con los que nos amenazan día a día