¡Que locura!
Lo que tenemos que vivir hoy los venezolanos, por la irresponsabilidad de muchísimos compatriotas de haber incurrido en el bochinche de escoger como Primer Magistrado de la Nación al primer hombre a caballo que se les atravesó en el camino. Repetimos la historia de nuestros hijos de la Loca Luz Caraballo, personaje extraordinario surgido de “numen poético” de nuestro gran Andrés Eloy Blanco. Estamos viendo que ya los mangos están maduros, empiezan a caer, uno tras otro y no han sido capaces de reaccionar, por cuanto los delincuentes que actúan hipócritamente, tirando la piedra y escondiendo la mano, tienen que huir al verse descubierto por la sociedad.
La impulsión profetizada por CARLOS ANDRES PEREZ, comienza a ocurrir, estamos presenciando como el Castillo de Naipes al que quiso llamársele “Revolución Bolivariana”, se derrumba. Si alguien tenía dudas de la condición delincuencial de Hugo Chávez, ya tiene todo claro. Venezuela le entrego el poder absoluto a hombre totalmente desequilibrado. Amante del delito en todas sus formas. Impulsor e impulsado por la narcoguerrilla terrorista. Hoy vemos que lo que se decía de la entinte entre Fidel Castro y Manuel Noriega, hace muchos años, para que entre ellos traficar con drogas y enriquecerse a costa de la vida de muchísimos jóvenes americanos era totalmente cierto. El cascabel pudo ponérsele al gato y ahora no puede esconderse, su fin ha sido decretado y su creación es el pánico absoluto. Ya aprendió la lección de hablador de pistololadas. Ya sabe que tal como sucedió a Saddam Hussein, de nada le valdrá esconderse en un pozo séptico. La tecnología del odiado imperio lo desborda, los gringos lo esperaron en la bajadita. Ellos siempre supieron que lo tenían en sus manos e hicieron con el juego del gato con el ratón que lo martiriza y le da esperanza para luego devorarlo con placidez. Las ratas aterrorizadas quieren abandonar el barco y usan excusas como las de Lina Ron y Tascón. Quieren parecer más chavistas que Chávez, solo para que los expulsen del movimiento y ponerse a buen resguardo, como goza Juan Barreto y como suda Rodríguez Chacín. Qué locura.
