¡Qué mala leche! Soy genio…

“Sólo a los malos gobiernos como a los malos cocineros se les corta la leche…” MHCV

Mi Esposa descubrió que soy un genio. Y esa genialidad se debe a que cuando yo era niño, mi madre que era dietista (creo que hoy se llaman nutricionistas) nos llenaba de leche. Recuerdo que hasta los siete años yo tenía que tomarme unos seis teteros diarios de leche con Toddy, de leche con huevos, de leche con leche y pare usted de contar, hasta que un buen día, unos compañeros de curso que me espiaban por la ventana de la sala de mi casa que daba a la calle (en ese tiempo el frente de las casas no tenían rejas sino que unos hermosos prados verdes bordados de flores), comenzaron a burlarse de mi y le exigí a mis ayas (en ese tiempo tampoco existían los derechos del niño y uno obedecía u obedecía) que no me dieran más leche en tetero, que debo decir era bastante cómodo, aunque más tarde me creó un problema freudiano que aquí no vale la pena contar, y por eso mis y tantas esposas fueron bien dotadas pues mientras algunos le miran el trasero a las damas yo le miraba primero sus capacidad de futuro amamantamiento, lo cual es muy importante para el crecimiento neuronal de los niños pues si no toman leche materna y de la otra salen más brutos que un rojo rojito.

Bien, pero volviendo a mi genialidad (aunque tengo un IQ de solo 137, según la universidad), esta se debe a que descubrí las razones por las cuales no hay leche en Venezuela y, estas no son otras que: 1º.- los mil y pico millones de chinos, quienes se reproducen más rápidamente que los suricatos, se están tomando la mitad de la leche del mundo y, además, los brutos se están comiendo las vacas, cuestión que no hacen sus vecinos hindúes, que se reproducen tan rápidamente como los conejos y que también están tomando mucha leche, incluyendo la leche de burra. Los hindúes si tienen más posibilidad de tomar más leche pues no se comen a las vacas, éstas son sagradas y por lo tanto no las toca ni Mercal. 2º.- Países como Chile, Uruguay, y Argentina, que son grandes productores de leche, han decidido aumentar sus precios y prefieren venderles a los japoneses y chinos porque éstos pagan cash; es decir, sus “caltas de clédito sel segulas”…

3º.- Descubrí que si el gobierno que preside Hugo Chávez quiere asegurarse el poder por 20 años más, los cuales pasan rápidamente, todos los niños y niñas que hoy tengan de 3 a 5 años de edad y los que nazcan a partir de ahora, en 16 años más votarán sin impedimentos, con las mismas maquinitas de Sartmatic, que hoy aumentan el número de votantes de tal manera que Venezuela ya tiene 35 millones de seres; en otras palabras, adelantaron a los imberbes del futuro. Pero, me estoy saliendo del tema. La falta de leche en las nuevas generaciones permitirán varias cosas: a) serán completamente descerebrados; es decir, como decía Simón Rodríguez, brutos y, en un país de brutos obviamente gobiernan los brutos, decía Don Simón, yo no. b) Al ser descerebrados, es decir carentes de neuronas (las cuales se reproducen gracias a los lácteos y la carne), serán irremediablemente rojos rojitos y serán capaces de articular  sólo cuatro palabras: “patria, socialismo o muerte”; con esas cuatro palabras podrán obtener los títulos que quieran en las Aldeas Universitarias, tales como abogados, médicos, periodistas, y todos podrán aspirar a diputados de la Asamblea Nacional Socialista, etcétera. En otras palabras no requerirán de otra educación que la revolucionaria a la cual se le agregará uno que otro cursillo rápido con películas de los Picapiedras para que aprendan de ellos todas las técnicas necesarias en el postmodernismo para fabricar bienes de consumo, herramientas, vehículos, y tablas parlantes como las de Rapa Nui o Hanga Roa.

Dicho esto, espero que los partidarios del imperialismo, los agentes de la CIA y de Lula, los adláteres de Mr. Buzz, los traidores, entiendan las razones por las cuales no hay leche, ni habrá leche. Revolucionariamente les puedo decir que todo esto es pura mala leche. La culpa, fundamentalmente es de los camaradas del Imperio Amarillo que se volvieron capitalistas y decidieron comer bien. ¡Ná guará!…