! Qué riñones!
La diputada Cilia Flores aseguró con el mayor desparpajo que las «enmienditas» ampliaban los derechos de los venezolanos. No sé a cuáles se refiere porque los que yo conozco votaron por una Constitución que establecía entre sus principios fundamentales la alternancia democrática y la fijación de límites a los mandatos de los ciudadanos electos para distintos cargos en la administración pública. Además, por si fuera poco,el 2 de diciembre la mayoría de los venezolanos rechazó la reforma propuesta por El Jefe Supremo, entre otras razones, porque precisamente incluía la dichosa reelección permanente o perpetua, como quiera denominársela.Ahora con sofismas no jurídicos- porque por más que Escarrá estire la colcha no da para tanto-.Se sostiene que las razones son políticas y se basan en la voluntad del pueblo. Primero que todo,¿ Quién ha visto que alguien pueda asumir la encarnación del pueblo como voluntad soberana. Y en segundo lugares sabido que la expresión del pueblo es mutante en el tiempo y que en todo caso esa presunta voluntad no puede estar por encima de los principios fundamentales de la convivencia humana.El respeto a los derechos humanos, a la inviolabilidad de la vida y el reconocimiento de los derechos de las minorías son principios de orden general que están por encima de mayorías circunstanciales. Veamos si mañana se hace una consulta popular y una mayoría relativa establece que hay que exterminar a los creyentes de algún culto;eso justificaría las medidas que adopte el gobierno porque eso fue aprobado por una parte del pueblo. Rousseau autor del contrato social y uno de los mentores de Yo el Supremo, era un pensador cuya idea de la voluntad general sirvió de base a muchos regímenes totalitarios para suprimir la libertad de sus ciudadanos y convertirlos en súbditos anónimos. Ahora los loritos de la Asamblea y del PSUV se escudan en una pseudo democracia plesbicitaria para negar los valores fundamentales de la sociedad moderna. Cómo no están muy seguros de que » el pueblo» esté dispuesto a seguirlos en esta nueva aventura decidieron presentar a consulta unas galimatías que excluyen toda mención a los términos reelección y perpetua. Por lo visto el miedo es libre y también lo es la creencia de que los venezolanos son pendejos de nacimiento. Lo único divertido, si se puede llamar así a esta escaramuza electoral, es ver como gritarán el día que pierdan el poder para exigir que el gobierno de turno respete el derecho de las minorías. Pero cono la historia es como una rueda sucederá que, como dicen en Venezuela: a cada cochino le llega su hora.
