Opinión Nacional

¡Qué tal está Margarita?

La Isla de Margarita es la atracción más popular de Venezuela. Si no, que lo digan los “temporadistas” o “navegaos” que se han trasladado a vivir allí. Comerciantes por doquier, prosperan en un ambiente creado para el negocio.

En la Isla se relacionan inmediatamente. Van a la playa los domingos, se reúnen para hacer parrilla, festejan juntos Navidad, Año Nuevo y cumpleaños. Los amigos se convierten en esta Isla encantadora, en la familia que dejaron en “tierra firme”.

Margarita ha crecido enormemente desde 1977 cuando la visité por primera vez. Recuerdo que caminaba la Av. Santiago Mariño hasta la 4 de Mayo y regresaba por la acera de en frente. Las turistas volvían de la playa a las cinco de la tarde y se paseaban muy alegres en traje de baño haciendo compras. “Esas son turistas” decían los lugareños. ¡Claro, a qué margariteña se le ocurriría salir en bikini a comprar!

Las empanadas de cazón en la esquina de la tienda “Black Jack” eran famosas, así como la sierra con ensalada rallada y tostones del kiosko de Eudi en Playa El Agua.

Era la época en que al salir de la discoteca Lucho’s, regresabas caminando de madrugada. Hablo de la “Cuarta República” obviamente, en donde a pesar de las críticas de la “Quinta República”, la vida era más sabrosa porque había seguridad.

No existían los grandes centros comerciales, sino las tiendas de la Santiago Mariño y la 4 de Mayo. La Calle Igualdad, donde los árabes vendían barato y un par de hoteles, lo demás era playa.

En 1997 llegué a la Isla del exterior y pensé: “Voy a tratar de vivir aquí, a ver qué tal me va“. Alquilé un apartamento, para no invertir en lo improbable siendo citadina y terminé quedándome diez años. Luego las olas me alejaron. Esas mismas olas que me arrastran hacia su orilla una y otra vez sin cesar. Regreso sedienta de la alegría y hospitalidad que la Isla brinda a quienes la conocen.

Sin embargo, hoy en día Margarita es otra cosa. Aún no ha sucumbido a la inseguridad caraqueña, pero es evidente el cambio.

La Isla no ha crecido en infraestructura vial en proporción a la construcción. En un país con escasez de acero, cabilla y cemento, la cantidad de obras llama la atención, sobre todo en el gobierno de Morel Rodríguez. Si observamos la Urbanización Playa El Angel del 2006 a la actual, nos damos cuenta de que en todos los terrenos fueron construidos edificios de lujo ¿y la vialidad?

Por otro lado, el ex Alcalde del Municipio Mariño Eligio Hernández, decidió donar los terrenos del “Aeropuerto Viejo” para casitas de interés social. Los terrenos privados circundantes que dan a la Av. Francisco Esteban Gómez en la Urbanización Costa Azul, fueron invadidos en su totalidad. Los ranchos llegan hasta la acera frente a un hotel de lujo, detrás de un famoso restaurant y bodegón.

Es increíble que en una isla viviendo del turismo local y tratando de atraer turismo internacional, los gobiernos construyan casas de interés social, permitiendo invasiones en plena ciudad de Porlamar.

Cuando me preguntan: ¿Qué tal está Margarita? Quisiera decir sólo lo bueno; pero el amor que le tengo me lo impide. La realidad es, que a la Isla de Margarita le falta mucho para ser un centro turístico confiable, de primera.

El Gobernador Mata Figueroa tiene una oportunidad de oro para enderezar el barco. Si la desperdicia, no le eche la culpa a la oposición. Es su momento de demostrar el sentido de responsabilidad y aprecio por el pueblo que en él confió.

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