Opinión Nacional

¿Quiénes son los vendepatria?

La polarización ha sembrado la idea según la cual hay “un gobierno” y “una oposición”. Con los recientes triunfos del chavismo es cada día más cierto lo de un solo gobierno, lo que no existía hace un año. Lo de “una” sola oposición nada tiene que ver con la realidad ya que son contrapuestos los intereses de los sectores críticos de Chávez. Son distintas las raíces del descontento de ganaderos, constructores e industriales, a las causas de la rabia que siente el pueblo indefenso por el desempleo, la corrupción y la delincuencia. No obstante, las conveniencias y complacencias mediáticas inciden en describir a “la” oposición como si fuese una sola, orgánica e indivisible.

El ambiente de odio y fanatismos en que el debate político se ha desenvuelto ha exacerbado las frustraciones del país opositor. En un principio fue la consigna “¡Chávez vete ya!”, que expresó una urgencia en el sentimiento de muchos, pero impidió un trabajo sostenido a mediano plazo y condujo a disparates como la plaza Altamira y el paro petrolero, protestas que lejos de debilitar a Chávez lo fortalecieron y desgastaron a sectores valiosos de oposición, abriendo espacio a la resignación de mucha gente que comenzó a pensar que ya no era posible cambiar este gobierno. Con ese telón de fondo, los promotores de la abstención hicieron de las suyas. Amarraron a la gente a su propia impotencia. Les hicieron creer que no hacer nada era una respuesta heroica y así los altos niveles de abstención le entregaron al chavismo alcaldías, gobernaciones y toda la Asamblea Nacional, como un cheque en blanco.

En esa oposición hay de todo. Jefes de los cogollos de ayer. Conversos por doquier. De esos que vendieron a Chávez como el salvador. Que se hacían matar por él y por la Constitución de 1999, llamando a votar por ese proyecto de país. De los que presentaron a Arias Cárdenas como la alternativa, haciéndole apología al militarismo golpista y hoy andan calladitos la boca. De periodistas que ensalzaron a Chávez hasta más no poder y le metieron a la gente en la cabeza que en cuarenta años no se había hecho nada por nadie. Tienen tanto poder esos conversos, que hoy son el comando de “la” oposición.

También abundan los abstencionistas. Esos que se sienten ciudadanos honestos porque no votan. Consideran corruptos y traidores a quienes se atreven a participar en cualquier elección. La política les da asco. Nada de discusiones ni consultas. Su única salida es un golpe. No lo dicen. Pero es lo que quieren. No les importan las consecuencias.

Prefieren inmovilizar a los electores de oposición. Para ellos la culpa es de los políticos. De cualquiera de ellos. Llaman a no votar. Abandonan la lucha, pero tildan de “vendepatria” a quienes alguna salida democrática buscan. Sólo agitan y conspiran. Hacen bulla y ruido para que nos olvidemos que apoyaron a Chávez o que como abstencionistas le entregaron la Asamblea Nacional.

La antipolítica es el mejor aliado del chavismo. Quinta República, Podemos, el PCV y PPT no tienen ni que hacer campaña. Basta con lo que hacen los abstencionistas que denuncian como aliados del gobierno a quien quiera ejercer el derecho al voto; los llenos de odios que no pueden ver a un político, ni bueno ni malo, ni a diez metros porque revientan en improperios y los exchavistas de oposición que en su afán de lavarse las manos de sus pasadas decisiones electorales hoy llaman al golpe y desconfían de todo el mundo, como si los demás tuviésemos la culpa del embarque que nos echaron.

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