Redes vs hegemonía
Los venezolanos no están a la zaga sino a la vanguardia del auge de las redes sociales en América Latina y el mundo entero. Y ello tiene una connotación política muy clara, porque encarece la pretensión oficialista de completar el cerco de la llamada «hegemonía comunicacional», bastante avanzada, por cierto, en el ámbito de los medios convencionales.
Las estimaciones de Twitter es que en nuestro país ya hay un millón setecientos mil usuarios, lo que equivale, en números redondos, al 5,7% de la población. Y esa cifra está muy por encima del promedio global, calculado en 1,58%. Lo impactante, además, es la tendencia del crecimiento ya que apenas en marzo había 300 mil twitteros criollos.
Bien se sabe cuál es la cuenta de acá con más seguidores, la de Chávez con algo más de un millón. Le siguen el cantante Montaner con 600 mil, Globovisión con 450 mil, Luis Chataing con casi lo mismo, Oscar D´León con un tanto más de 300 mil, Erika de la Vega con 294 mil, El Universal con 282 mil, Nelson Bocaranda con 270 mil, Roque Valero con 252 mil y Alberto F. Ravell con 226 mil. Una combinación más ecléctica, imposible.
Pero además, hay casi 6 millones de venezolanos con perfiles en Facebook, lo que equivale al 20% de la población. Y esto supone un porcentaje muy superior al promedio internacional de usuarios, ubicado en el 5,98% de los habitantes del planeta. De seguro que nuestro país batirá marcas de presencia en Facebook, al menos en el contexto regional de América Latina.
Entre nosotros, el auge de estas redes también se comprende porque el índice de «celularización» del país es del 102,2%, es decir hay más teléfonos móviles o celulares que habitantes. Y la popularidad social de la telefonía celular ha sido objeto de interés foráneo, y no de ahora sino desde mediados de los años 90.
Todo ello implica que el conjunto de los venezolanos está densamente conectado a través de la comunicación alternativa que brindan las nuevas tecnologías. Además, ya se cuenta con cerca de 10 millones de usuarios de Internet y el número se incrementa de forma acelerada.
De allí que la política oficial de la «hegemonía comunicacional» tenga en el auge de las redes sociales a un ubicuo contrincante. El congelado proyecto de nueva Ley de Telecomunicaciones se encaminaba a reforzar los controles estatales sobre este sector, pero aún permanece en las gavetas legislativas.
El desarrollo de la comunicación alternativa no será fácil de detener, incluso para un régimen que se precia en la concentración máxima del poder público y en la intervención generalizada de todos los renglones de la vida nacional. En buena medida, se trata de una respuesta popular y libérrima a las continuas restricciones de la libertad de expresión, acaso la mejor valorada por los venezolanos.
