Opinión Nacional

Reencontrándonos como sociedad

En Venezuela, a través del inhumano proyecto chavista, hemos transitado los sinsabores de la muerte, el chantaje, la represión y el odio, elementos que han sido necesarios para reflexionar sobre la complejidad social que desde hace varias décadas se ha depositado en nuestra sociedad como un acopio de inmadurez política, de clases sociales polarizadas y de un militarismo demasiado involucrado en la cotidianidad civil.

Ahora, en estos últimos años, cuando en Venezuela las clases sociales se han enfrentado férreamente buscando conquistar la república deseada, Chávez germina como un resultado de esta mutación. Un icono en la cronología política venezolana y por esto surgió como líder y por la misma razón dejó de serlo. Él ha impulsado, sin quererlo y odiándolo, a esta generación solidaria que protesta en las calles, y que ahora rompe las cadenas del esquema tradicional, dejando ver un camino hacia la consecución de la verdadera democracia y repudiando la dictadura infinita.

Es el momento de actuar y aferrarnos a nuestros principios libertadores y decir no a la dictadura. Después de 50 años, los actuales oficialistas optan por la intervención militar para mantener lo que ya han perdido, la credibilidad. Una república, una realidad latinoamericana, que por su idiosincrasia se ha acostumbrado ha resolver este tipo de problemas políticos por la vía de la intervención militar, es ya una realidad desplazada y desconocida, por una masa de civiles incontrolables que quieren adoptar nuevas formas democráticas, porque este pueblo ya no es el mismo.

Un poder civil que deberá legitimar nuevas y mejores instituciones, fieles al cumplimiento de las leyes constitucionales que nos proclamen república nuevamente. Por estos canales, la sociedad se irá dando cuenta de las rápidas y sostenibles mejoras en los niveles de bienestar de la nación. El fortalecimiento del aparato productivo en vías de retomar el sendero del desarrollo económico y la educación política necesaria para evitar errores como Chávez, serán las enseñanzas de estos eventos.

En el día a día de esta verdadera revolución democrática, en el cual el pueblo ha demostrado al mundo entero estar obstinado de tanta burla a nuestro gentilicio, es pertinente comentar, que necesitamos de la comunidad internacional para obrar, crear, y establecer lo que hemos debido hacer hace mucho tiempo, la exigencia de nuestros derechos. Dado el actual nivel de ingobernabilidad, y ante la falta de un árbitro imparcial, Venezuela necesita ahora más que nunca de este apoyo incondicional para mediar con los oficialistas y terminar con este anárquico y agonizante Gobierno.

El pueblo se ha pronunciado en el liderato de esta legítima insurrección, y las Fuerzas Armadas deben entenderlo así. Aquí no necesitamos héroes, ni figuras trasnochadas que se lleven los créditos a última ahora. Cada persona que marcha y que protesta, es líder de sus ideales, de su convicción como venezolano y de su visión de país. Líderes somos todos que creemos en una Venezuela progresista y con ideales desarrollistas, es así como ahora, y, para siempre, nos hemos reencontrado como sociedad unida, luchadora y firme en principios de igualdad y soberanía. Cuando esto termine, porque debe terminar, surgirá un nuevo líder que deberá llevar en su conciencia el amor a la patria y toda esta demostración de liberalidad que el pueblo ha dado para con su tierra.

Oposición somos y seremos siempre de países condenados a doctrinas ideológicas y utópicas. En contra estaremos, de líderes engreídos, irreverentes y creyentes del totalitarismo como bandera.

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