Opinión Nacional

Reflexión de año nuevo

Entre las razones para hacer nuevos y esperanzadores propósitos anuales está, en primer lugar, el año nuevo.

Esa primera hora del año es mágica, nos llena de ilusiones y estimula la seguridad en nuestras capacidades de superar diferencias, desilusiones y frustraciones; como aquellas presentes en la memoria en la última hora del año viejo. Que es una de las paradojas más tradicionales de la cultura universal: dejar atrás lo malo e insatisfactorio y mirar con esperanza el futuro inmediato, cuando entrambas sólo han mediado doce campanadas.

Los venezolanos tenemos que darnos cuenta de que hasta el momento y por un tiempo muy largo, seguiremos divididos en dos mitades: una infeliz y frustrada por no haber alcanzado sus objetivos y que seguirán intentándolo, a pesar de los resultados adversos de su gestión gubernamental y la otra, igualmente infeliz y frustrada por no haber alcanzado sus objetivos y que seguirán intentándolo, a pesar de los resultados adversos de su gestión en la oposición.

Son los mismos venezolanos, divididos en sus formas de conseguir lo mejor para ellos y su país, pero coincidentes en su amor y deseos para la felicidad y paz de sus conciudadanos. Eso es lo esencial. Debemos entenderlo así y seguir trabajando con ahínco y perseverancia en ser mejores y en no perder las oportunidades que nos han dado la naturaleza y nuestra decisión de ser creativos, constantes y alegres, para enfrentar las adversidades que sin duda nos asaltarán y dolerán por igual a todos.

Por mi parte, daré al nuevo año la renovación de mi espíritu de lucha, en el cual sólo tendrán cabida: ir hacia adelante, dejar el pasado en el baúl de los recuerdos y construir el presente con buena voluntad, optimismo, trabajo y alegría. Esperaré de todos lo mejor y estoy seguro de que nuestro amor por Venezuela lo expresaremos con el estilo, color e intensidad que corresponde a cada quién, pero sabremos que estamos dando la totalidad de la que somos capaces.

Por ahora, tenemos lo que todos los venezolanos sabemos insuficiente y deficiente, pero nuestra esperanza de mejorar es una labor colectiva que necesita, como los músculos del cuerpo, que unos halen hacia acá y otros para allá, así obtendremos la energía y la sinergia necesaria. Esa será la fuente del balance equilibrado y eficiente que las fuerzas que mueven los países hacia adelante, necesitan.

Que todos estemos de acuerdo es necesario para echar hacia adelante, pero que lo hagamos a la fuerza en un sólo sentido no, pues, o es debilidad o es despotismo, pero en todo caso no respeta la libertad.

El éxito depende de nuestras diferencias y voluntad para cumplir nuestras ilusiones, no de la subyugación ni de la obsecuencia y menos aún de la critica acerba o de la posición de espectador criticón y amargado.

Feliz 2014, a todos, por igual.

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