Opinión Nacional

Reflexión sobre militares y políticos

Los calificativos, las críticas y los juicios de valor sobre el Presidente son tan válidos que justificarían su salida por cualquier vía, menos por la del magnicidio, tan implorada por él quizás para librarse del calvario que le espera. Sin embargo, la Coordinadora Democrática se mantiene inalterable en plantear que la salida a la crisis tiene que ser negociada, pacífica, constitucional y electoral. Con ese propósito está en la mesa de negociaciones y acuerdos, o de diálogo según el gobierno, bajo la dirección del doctor Gaviria. Tímidamente añade al planteamiento electoral la renuncia del Presidente. Para algunos sectores, Plaza Altamira por ejemplo, el esquema debería ser renuncia primero y elecciones después. Para la Coordinadora la salida del Presidente pasa por el referéndum consultivo, o el revocatorio, o el adelanto pactado de una elección general, o una enmienda constitucional para acortar el período y elegir rápidamente, o una nueva Asamblea Constituyente para destituirlo, designar un gobierno provisional e ir a elecciones generales en un lapso razonable. No hay un solo planteamiento que unifique todos los criterios opositores perdiendo mientras el país se desmorona, la rabia se multiplica y la tentación de la violencia crece en la calle. Por su parte el Presidente no negocia, no acepta nada, retadoramente se burla de todo y de todos y trabaja para imponerse sobre los escombros de Venezuela. Para cualquiera de las salidas planteadas por la oposición se necesitan instituciones que funcionen y un Presidente que acepte y haga cumplir los acuerdos y decisiones. Los dos supuestos son inexistentes, pero se insiste en los imposibles. Todos sabemos que de Chávez no se saldrá sin una verdadera insurrección popular acompañada por una intervención militar eficiente que liquide la tragicomedia. El problema es que unos lo ven venir y lo desean, otros viéndolo lo rechazan aunque resignadamente y algunos trabajan activamente para que no llegue a ocurrir. Prefieren jugar a la política con Chávez. Mientras la salida sea “negociada, constitucional, pacífica y electoral”, los militares sobran como parte de la solución y en su mayoría, de acuerdo o no con el proyecto chavista, pasivamente le darán soporte institucional.

En Venezuela está amenazada la libertad, la democracia y la vida misma. Los derechos fundamentales, la soberanía y la integridad de la República. Hemos respetado a la Fuerza Armada como guardián de lo permanente. Mantener a Chávez en el poder o permanecer neutrales es una traición al juramento hecho de sostener y defender las instituciones democráticas. Éste no es un pleito político tradicional entre partidos. La independencia de Venezuela peligra en manos de un títere accionado desde afuera como parte de un proyecto revolucionario contrario al interés nacional. Dios y la Patria los condenarán por y para siempre si la traición se consuma.

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