Opinión Nacional

Reforestación digital de los partidos

Loable, interesante y sugerente el breve ensayo publicado por Luis Ordóñez
Zambrano y Luis A. Ordóñez en la edición de Abril-Junio de 2004 de la
revista «Debates Iesa», nr. 3: «Los partidos políticos venezolanos e
internet». Se trata de un campo muy abonado a finales de los noventa que,
luego, creyéndolo de resultados asombrosamente rápidos, fue abandonado por
la radical incomprensión de una herramienta más, para el ejercicio de la
política y de lo político. Ahora, comienzan a repoblarlo con
características más o menos parecidas y, se nos antoja, desde la
perspectiva de un folleto de presentación, más que el de la posibilidad
cierta que un espacio público plantea desde las laderas insomnes de la
interactividad.

Obviamente, el fenómeno se debe a la necesidad de un aprendizaje de
ciudadanía que permita demandar y acceder a una tribuna actualizada de
quienes hacen y, a veces, piensan la política. Las iniciativas del
gobierno, es necesario reconocerlo, aunque tengamos justificadas reservas
en torno a sus intenciones y eficacia, estimulan una respuesta desde la
oposición que ­sin dudas- está en deuda con comentaristas y diseñadores
gráficos espontáneos que plenan la red con un rico sarcasmo. La
desconfianza hacia los partidos, como institución, tiene una importante
incidencia, pero la competencia ¿desleal? con las páginas de sexo, de
compra-venta de automóviles e, incluso, las escabrosas, se hace sentir,
amén del apogeo de los ³chats².

Por lo pronto, es necesario observar que el Partido Demócrata-Cristiano
COPEI ha vuelto al ciberespacio (www.copei.net), con una propuesta de sumo
interés por la concepción y la estrategia que ensaya. El portal es la obvia
e inmediata consecuencia de la creación de una Coordinación Nacional de
Infopolítica, algo inédito en el concierto organizacional de los partidos
venezolanos, que pretende contribuir al nacimiento y consolidación de una
comunidad de ciudadanos donde realizar los valores y principios los
socialcristianos, así como al perfeccionamiento de un orden público
tecnológico. El partido digital, aproximación que concita el debate, apunta
a internet como política pública y al fomento de sendas comunidades
virtuales que hagan del oficio político un estímulo poderoso para la
iniciativa ciudadana, en lugar de la directa gestión y control de
cualesquiera de las instancias que sea capaz de concebir e implementar.

Los referidos autores intentan una tipología del usuario o cuestionan la
escasa participación en los sitios conocidos. Tentación para un largo
ensayo, quizá haya que agregar al lado de los curiosos, a los internautas
mercenarios que aspiran a una empresa de noticias, dado el éxito alcanzado
por una modalidad algo curiosa para hacerse de una trinchera de defensa del
chavismo (www.aporrea.org), diseñándola y hospedándola en buena medida a
través de los cibercafés de la capital y con materiales privilegiados de
los servicios de inteligencia del Estado. O comentar que el portal copeyano
tiene como una clave que crecientemente van despejando sus cibermilitantes
y observadores, el del intercambio constante de noticias: los contenidos
dependen crecientemente de los envíos del ciudadano comprometido en la
recuperación de la democracia.

Coincidimos y discrepamos de algunos de los criterios expuestos en el
ensayo de los Ordóñez. Empero, lo decisivo está en que la infopista anuncia
la otra dimensión de los espacios públicos y colectivos. La reforestación
digital de los partidos apenas es un dato inicial, pues la infopolítica
abre un horizonte insospechado.

DE CIUDADANOS A PERSONAS

«La igual dignidad de la persona exige
que se llegue a una situación social más
humana y más justa»
(Gaudium et Spes, Nr. 29)

La necesidad inmensa de desplazar del poder a Chávez, sugiere también la de
adoptar un conjunto de medidas inmediatas que ayuden a compensar sus
equívocos, fallas o errores acumulados con la indolencia de la demagogia
populista. No basta con el ejercicio sacrificado y heroico de los derechos
ciudadanos, como el de sufragar, si no trascendemos esa formalidad
constitucional para reivindicar la hoy mancillada dignidad de la persona
humana.

No se trata de una simple operación política o de una calculada obra de
ingeniería electoral. Ir más allá del SI es reencontrar al país de los
dramas sociales que ha ocultado el chavismo con su tormentosa verborrea
dizque bolivariana, desigual y sumergido en el estupefaciente rentista. Ir
más allá de lo existente, obliga a que el pasado ocupe su adecuado lugar,
construyendo el presente con aceptación de nuestras carencias y abundancias
complementarias y el desarrollo de una vocación por la libertad, fundada en
la tolerancia, el respeto y la esperanza de ser más que tener más.

No agotemos nuestra capacidad de soñar el país, por la circunstancia de un
sexenio donde dijeron agotarla. Una sociedad de derechos humanos y calidad
de vida, en libertad y en democracia, fundada en la dignidad de la persona
humana, sigue siendo esencia y norte de nuestros esfuerzos cotidianos. El
15 de Agosto, los ciudadanos alcanzaremos esa dignidad. Ojalá.

SUPERAR UN MODO DE HACER POLÍTICA

Tenemos la esperanza, desde el fondo del Acuerdo por la Justicia Social y
la Paz Democrática, participado prontamente por miles de venezolanos, en la
señal inequívoca de un modo distinto de hacer política que supere el que
actualmente ha provocado este largo sexenio, del lado oficialista y del
lado opositor.

La política en boga depende mucho más de la anécdota, de los efímeros
gestos personales y de un voluntarismo que rechaza el acto reflexivo. Al
banalizar los problemas, tiene como campanada principal el drama per se, el
morbo que se cumplimenta en la violencia, el odio y el rencor. Esta pérdida
del sentido de la realidad-real, privilegia el mundo de las percepciones y
de las emociones, condensándose en la política como espectáculo. El
chavismo ha radicalizado esta experiencia, destilando amarguras de las que
no son ajenos ­digamoslo directamente- ciertos sectores de la oposición.

Por fortuna, el referido acuerdo señala algunas pautas necesarias de
desarrollar intensamente, corrigiendo sus posibles fallas. La más
importante es la que se desprende de una lección: el país, la democracia,
el futuro mismo es obra de todos.

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