Opinión Nacional

Reforma constitucional: traje a la medida del autócrata de Miraflores

El tte coronel después de trabajar en el más absoluto secreto ha dado conocer su proyecto de reforma de la Constitución Nacional. La misma busca fundamentalmente satisfacer su inefable deseo de concentración del poder y de perpetuación en el mismo mediante la eliminación de toda restricción a su reelección indefinida (Art. 230). Este proyecto de reforma hace suyo la vieja tesis del gendarme necesario de Vallenilla Lanz (Cesarismo Democrático), es decir, la justificación de la continuidad en el poder del caudillo a fin de preservar el orden establecido. Es el clásico síndrome de los autócratas, de los dictadores, el de creerse únicos, indispensables, e insustituibles. Pero además su propuesta persigue la confiscación del poder popular, la militarización del país y la implantación de un asfixiante capitalismo de Estado, todo ello edulcorado con unas mejoras sociales a fin de ocultar su verdadero rostro autoritario.

Confiscación del Poder popular

El proyecto de reforma en lugar de darle mayor poder al pueblo, paradójicamente se lo arrebata, al destruir el voto como expresión de la voluntad popular e instrumento de elección de sus gobernantes. El tan cacareado poder popular propuesto en la reforma descansará en la figura del Consejo Comunal, organismo que no surgirá ni del sufragio ni de elección alguna, sino de los grupos humanos organizados como base de la población (Art. 16). Estos Consejos Comunales nacen bajo la tutela perversa del tte coronel, ya que la promoción, organización, registro y financiamiento de los mismos le corresponde al Poder Público Nacional (Art. 156). Adicionalmente, en el Art. 236 se compromete una vez más el derecho a elegir a los gobernantes, al atribuirle al presidente de la República el poder para crear mediante decreto: Provincias Federales, Distritos Federales, y Ciudades Federales así como la designación a dedo de sus autoridades (Vicepresidentes). Estas autoridades impuestas por el autócrata ejercerán el control político y administrativo sobre gobernadores y alcaldes electos a través del sufragio. Con estas modificaciones a la Carta Magna el tte coronel se garantiza el control político y administrativo del país, inclusive en aquellas regiones en las cuales no cuenta con el apoyo de las mayorías. En fin, el proyecto de reforma recoge la visión neofascista resumida en la obra “Caudillo-Ejercito-Pueblo” de Norberto Ceresole, haciendo la salvedad que más que pueblo, se trata de sectores populares chantajeados económicamente y tutelados para la maniobra política.

Militarización del país

La reforma persigue institucionalizar la militarización que ha sufrido el país; en efecto 18 de los 27 ministerios están en manos de los uniformados con bota y pistola al cinto. Se han militarizado todas las funciones públicas ya que la presencia de uniformados en esos organismos le garantiza la obediencia, la subordinación, la disciplina y el “ordene mi comandante”. Como parte de esta militarización la reforma faculta al presidente a crear regiones militares especiales a nivel nacional, lo que implica la supresión de los derechos ciudadanos consagrados en la Carta Magna (Art. 11). Además, los cambios propuestos de los Art. 328 y 329, le permitirán a la FAN su participación permanente en tareas de seguridad ciudadana y conservación del orden interno. Ello supone involucrar a la institución militar en tareas que han sido competencia de las policías regionales y en casos excepcionales de la Guardia Nacional. La participación de la FAN en esas nuevas tareas ajenas a su operatividad presagia una mayor violación de los derechos ciudadanos dada su estructura conceptual: los militares están formados para matar. La experiencia del Caracazo nos demostró lo fatal que es darles a los militares la responsabilidad de orden público y seguridad ciudadana. Si a eso le sumamos que el debido proceso y el derecho a la información estarán suspendidos durante los estados de excepción (modificación introducida por los asambleístas), los derechos fundamentales podrían ser más fácilmente vulnerados por parte de los cuerpos armados del Estado. Adicionalmente, el tte coronel ha incluido en la propuesta la creación de la milicia popular bolivariana, una especie de “fasci italiani di combattimento” (escuadrones paramilitares al servicio de Mussolini), la cual estará bajo su mando directo y cuya función será “preservar el orden interno”, entiéndase, reprimir y aterrorizar a la disidencia política. Estos grupos de choque serán incorporados como el quinto integrante orgánico de la FAN con la mismas potestades y poder que los demás componentes militares.

Edulcorantes venenosos

En el proyecto de reforma se han incluido artículos que contienen reivindicaciones laborales por demás justas, la reducción de la jornada laboral y la creación del fondo para los trabajadores no dependientes. Sin embargo, estos beneficios laborales propuestos no representan novedad alguna porque los mismos ya están contemplados en la Carta Magna del 1999 (Artículos 86 y 90). En ellos se establecen que la jornada diurna no excederá de ocho horas diarias, y que toda persona tiene derecho a la seguridad social. Sin embargo, por incapacidad y negligencia del tte coronel y su Asamblea Nacional (AN) las mismas no han sido implementadas a 7 años de su aprobación. Entonces ¿por qué incluirlas en el proyecto de reforma?. La respuesta es muy sencilla: las ofertas populares incluidas en el proyecto son los coloretes que maquillan el carácter totalitario y militarista de la misma. Pero, no todas son golosinas para los trabajadores ya que en el texto se consagra la formación de los consejos laborares destinados a eliminar a los sindicatos autónomos, coartar sus exigencias reivindicativas y criminalizar sus protestas laborales, facilitando así el establecimiento de un grotesco capitalismo de Estado de estructura totalitaria pero con retórica socialista. Como dato interesante, no se incluyó en el texto del proyecto la retroactividad laboral, promesa reivindicativa que el oficialismo ha sido incapaz de cumplir en estos 8 años de gobierno.

Capitalismo de Estado

A pesar de la vehemencia del tte coronel y de variados sectores de la oposición en calificar de socialista el proyecto de reforma, el mismo se orienta contrariamente a consolidar un mega-capitalismo de Estado. ¿De qué hablamos cuando nos referimos al capitalismo de Estado? Primeramente, no es ninguna forma de socialismo como erróneamente lo han interpretado algunos analistas, se trata del paso de empresas privadas a manos del Estado burgués; de empresas que seguirán funcionando bajo los criterios capitalistas, es decir, de explotación del trabajo y por ende de generación de plusvalía. En consecuencia, estas estatizaciones no han sido, ni serán acompañadas del control de los trabajadores sobre las mismas pues no se han modificado las relaciones de producción capitalistas. Ello no ha ocurrido ni ocurrirá bajo este régimen. El tte coronel lo ha repetido una y otra vez: “en las empresas estatizadas manda el Estado”. Es obvio que no se pretende acabar con el Estado burgués sino reformarlo, oxigenarlo utilizando una oratoria engañosa de corte socialista (socialchavismo). No olvidemos que una democracia socialista es una obra colectiva, y que no está sujeta a la discrecionalidad de un “líder fundamental” aunque este cuente con el respaldo plesbicitario de una supuesta mayoría. Hace siglo y medio, el propio Marx criticó fuertemente esas formas de gobierno a lo que calificó de regimenes bonapartistas en referencia al gobierno de Luís Bonaparte en Francia. Vivimos bajo la sombra de un capitalismo de Estado, que está a mucha distancia de una formulación consistentemente anticapitalista y socialista.

Servilismo de la Asamblea Nacional

Luego de la presentación del proyecto de reforma ante la AN, los abyectos que ocupan sus curules se dieron a la tarea de “discutir” el mismo. Sin embargo, en lugar de debatir sobre esa materia, la mayoría de los ocupantes del Palacio Legislativo se dedicaron a enaltecer el pensamiento del “comandante en jefe”, y a reafirmar su condición de “héroe insustituible de la narrativa bolivariana”. La Comisión Mixta de la AN en medio de una repugnante atmósfera de servilismo y de culto a la infalibilidad aprobó el proyecto de reforma en forma expedita (sin retardos y sin excusas). Sin embargo, no satisfechos con haber aprobado los 33 artículos incluidos en el proyecto originario, la Comisión Mixta de la AN modificó otros 25 artículos, muchos de los cuales nunca fueron debatidos en plenaria. Entre muchos otros modificaron el artículo 337 de la Constitución vigente, para facultar al presidente de la República a suspender el derecho al debido proceso y el derecho a la información durante los períodos de excepción. Esta reforma del Art. 337 viola la Convención Americana de Derechos Humanos, la cual firmó Venezuela y que, según el artículo 23 de la actual Carta Magna, tiene rango constitucional. Es insólito ver cómo miembros de la AN que sufrieron atropellos en el pasado convaliden estos cambios autoritarios en la Carta Magna que nos retrotraen a períodos muy oscuros de nuestra historia republicana. Las reformas constitucionales deben de estar dirigidas a enriquecer y ampliar las garantías ciudadanas, nunca restringirlas.

Hay que detener este potaje neofascista plasmado en el proyecto de reforma diseñado para blindar el poder personal del tte coronel. Es imperativo desarrollar políticas unitarias para derrotar en las urnas las aspiraciones totalitarias-continuistas del Duce tropical

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