Opinión Nacional

Refundar la República, ¿Qué significa este proyecto?

El 2 de Febrero de 1999, el Teniente Coronel (r) Hugo Rafael Chávez Frías será juramentado, por el Congreso de la República, como Presidente Constitucional de Venezuela. La «refundación de la República» fue su propuesta electoral, la cual, como un paradigma, sería la única vía para «salvar a Venezuela». El pueblo, como único soberano, dio un primer sí para la realización del proyecto. Pero, «Refundar la República» no es lo mismo que decir: «¡Lázaro! ¡Levántate y anda!». Pues, Venezuela no está muerta. Por lo contrario, la Historia de Venezuela muestra que nuestra Nación es una realidad viviente, que nació y continua evolucionando. Cuando leemos el texto sagrado del Nuevo Testamento, sentimos amor y fe por el hombre. Cuando leemos la Historia de Venezuela, sentimos, como dijo el poeta José Martí, «olor a pólvora». El poeta, parecía, que no estaba equivocado. En efecto, la conquista de Venezuela, su nacimiento en 1810, todo el proceso de liberación de su territorio y de gran parte de la América del Sur -bajo la guía de El Libertador Simón Bolívar-, las luchas contemporáneas por el poder político, etcétera, fueron una epopeya escrita a «sangre y fuego». Esto tampoco significa que nuestra Nación, luego de haber pasado por la fase histórica platoniana del «heroísmo», se encuentre en plena decadencia humana. La realidad es otra: Venezuela, cuna de revoluciones, se encuentra, ahora, en una fase política denominada «Revolución Democrática», lo cual es movimiento, es vida pura. En efecto, lo ocurrido el 6 de Diciembre de 1998, parece indicar -debido a la propuesta- que es el comienzo del surgimiento de una nueva República, de una nueva Venezuela. En ese Domingo, la decisión no fue tomada por un grupo de generales, como en la pasada Guerra Federal, o por un «grupo tradicional de notables de la política». La realidad fue otra: El pueblo viviente tomó su propia decisión y apoyó al candidato que propuso el proyecto «Refundar la República».

Entonces, ¿qué significa esa propuesta? Al respecto, un reconocido y respetado candidato de un 39,97% de los electores, en los pasados comicios nacionales, dijo que «el pueblo no iba al mercado con la constituyente». Entonces, la proposición «Refundar la República» podría ser una ficción electoral. Ahora bien, sí proponemos que desde hace unos cuatro lustros, la realidad venezolana se viene mostrando caótica, confusa, pesimista, en crisis; que la educación va en un franco estancamiento; que la justicia está corrompida; que la pobreza crítica arroja índices alarmantes; entonces, podríamos caer en la consideración de que la Carta Fundamental podría haber perdido vigencia. Por consecuencia, la propuesta «Refundar la República» encierra un problema lógico, es una idea que ha surgido de la realidad. Por lo tanto, sin la «Refundación de la República», pareciese que el pueblo, no sólo no iría al mercado, sino que no iría a ninguna parte. Estas premisas, a su vez, conducen a la tesis de que la promulgación de una nueva Constitución pareciera que es la única solución para salvar a nuestra amada Venezuela.

¿Qué pensaría un escéptico sobre esta tesis? El tiempo, la distancia y la evolución cultural han podido haber modificado la verdadera realidad que narra la Biblia. Ciertamente, la resurrección de Lázaro fue un hecho ocurrido hace 1.965 años (aproximadamente) y en un escenario que está situado (vía Roma) a unos 10.700 Kms. de Venezuela. El hombre venezolano, por su parte, ha mostrado, siempre, su fe en el Nuevo Testamento y en el poder que encerraba la palabra de Nuestro Señor. En correspondencia con esa devoción, no objeta a la resurrección de Lázaro. Con igual fervor, la conciencia popular, del 56,20% de venezolanos, mostró, el 6 de Diciembre de 1998, que tiene fe en la «Refundación de la República». Sin embargo, el 36,24% de «abstencionistas», afectados por la duda que produce angustia, podrían expresar la reflexión siguiente: «Refundar la República», para que el hombre venezolano sea feliz en su «Tierra de Gracia», no es decir: «¡Venezuela! ¡Levántate y anda!» Luego preguntarían adicionalmente: ¿Bastará una palabra para materializar ese proyecto? Posiblemente, las tres palabras, que conforman la proposición «Refundar la República», no tengan suficiente poder para transformar a un pueblo. Pues, la educación no se recupera en cinco años; la limpieza moral de los órganos judiciales no se produce mediante el cambio de un juez por otro; el concepto popular «bájate de la mula» se ha convertido en un antivalor arraigado en la conciencia, este es un mal de difícil curación. En este caso, el escéptico podría tener razón. Entonces, ¿qué es «Refundar la República»? La respuesta podría estar implícita en los resultados electorales del 6 de Diciembre de 1998. Esos comicios parecieran indicar que esta propuesta se convirtió en un deseo popular que, a semejanza de la voluntad de poder de Nietszche, es una fuerza inmanente en la conciencia del pueblo; es semejante a una energía que lo impulsa para que afirme su necesidad de una transformación. En sí, el problema de «Refundar la República» no parece ser una controversia entre la realidad y una frase «electorera», sino una propuesta de contenido existencial y de implicaciones lógicas. En consecuencia, la proposición no parece ser una ficción. Pues, parece haber sido empíricamente constatada por el 56,20% de los electores. El 6 de Diciembre de 1998, se deduce que el pueblo expresó su repudio a los antivalores que asiduamente venían siendo denunciados como las causas de su angustia, su intranquilidad y su miedo en el devenir. Por tanto, la «Refundación de la República», según ha inferido el anhelo popular, no es sólo hacer leyes, sino que, también, exige una voluntad moral que las ejecute. Si no se dan esas dos condiciones, «Refundar la República» o «modificar la Constitución vigente» serían -como dijo un político de la nueva generación- «la formalidad vacía de una constitución sin pueblo». Ante la gravedad de este asunto, los venezolanos debemos asumir nuestra responsabilidad. Por esta razón, la actitud nihilista, como la asumida por los escépticos, ha autoexcluido a este grupo de una opinión sobre el tema.

Si postulamos que los resultados electorales indican que «Refundar la República» tiene implícito un conjunto de valores culturales que emanan de la conciencia popular misma; entonces, esas tres palabras, como una realidad que está en la calle, podrían ser la representación de la evolución de los valores políticos del pensamiento venezolano. Sí hay evolución, hay progreso. Sí hay evolución, ésta debe estar contenida en nuestra Historia. Ciertamente, los documentos históricos reflejan que, desde 1810 hasta el 6 de Diciembre de 1998, el pensamiento político venezolano, representado por un «grupo de notables», ha venido buscando, permanentemente, soluciones constitucionales para nuestra Nación y, al parecer, cada Constitución ha contribuido con la evolución del ser venezolano.

Veamos qué dice nuestra Historia de Venezuela al respecto. Una primera respuesta podría ser que el problema de convocar a una Constituyente, para hacer posible la «Refundación de la República», pareciera, desde una visión de la Historia, una necesidad imperante. De ser así, entonces, la propuesta no debería ser descartada sin más. Examinemos estos hechos históricos: El 24 de Septiembre de 1830 se promulga, en la ciudad de Valencia, la primera Constitución de Venezuela y con ella, surgimos como Nación, separada de la Gran Colombia. El día 24 de Marzo de 1831, se instaló el Congreso de la República, en la misma ciudad de Valencia, y proclamó al General en Jefe José Antonio Páez como Presidente Constitucional de la República. El 2 de Marzo de 1857, fue presentado, en la Cámara de Representantes, un proyecto de Constitución, destinada a sustituir a la de 1830. La nueva Constitución fue promulgada el 18 de Abril de 1857, veintisiete años después de haber sido promulgada la primera. La historiografía sugiere que la Constitución de 1857 tenía por objeto prolongar el período de la Presidencia del General José Gregorio Monagas. En términos generales, las dos Constituciones tuvieron como protagonistas a los héroes de la Independencia de Venezuela, tales como José Antonio Páez y los hermanos Monagas. A este respecto, el historiador Juan Oropesa, citando al sociólogo Laureano Vallenilla Lanz, dice: …»el latifundio colonial pasó sin modificación alguna a mano de Páez, de los Monagas y otros, quienes habiendo entrado en la guerra sin bienes algunos de fortuna, eran, a poco de constituída Venezuela, los más ricos propietarios del país.» Este comentario pareciera que ratificara la propuesta pesimista de que: «El hombre venezolano no cambia». Pero, dando un salto hacia nuestra inmediata realidad, nos encontramos que la Constitución promulgada el 23 de Enero de 1961 (la vigente), ha tenido dos Enmiendas y, treinta y ocho años después de promulgada, pareciese que no se concilia con la realidad. Este fenómeno podría significar que el hombre venezolano evoluciona en medida que ajusta la relación jurídica entre el Yo y el Otro. En resumen, en los 187 años de historia republicana, el pensamiento político venezolano no se ha podido ordenar, pese que ha promulgado unas 26 Constituciones. Estos cambios constitucionales, en su conjunto, proponemos que, por razones propias de cada época, el hombre venezolano se ha regido por normas que están conforme con la realidad de su momento histórico. Cada momento histórico es distinto al anterior, por conclusión, el hombre venezolano ha venido cambiando sus leyes, en la medida que ha ido haciendo su Historia.

Los fenómenos descritos pudieran sugerir que el ser venezolano se ha visto en la necesidad de modificar, constantemente, las leyes que ordenan su joven forma de existir. Tal modificación debería ser vista como evolución del pensamiento político, debido que reflejan que todavía, nosotros -como sujetos que hacemos nuestra historia y con sólo 188 años de existencia- estamos buscando una acomodación a nosotros como objetos de nosotros mismos. El sujeto venezolano que hacemos referencia es análogo al sujeto del «yo pienso» de Descartes. Es la reflexión sobre nosotros mismos; es estar consciente de nuestra existencia. En tal sentido, hace 62 años, el sujeto venezolano, cuando reflexionaba sobre sí mismo, pensaría -parodiando a Martí- «vuelo a pólvora». Pero «Refundar la República», como una reflexión, que el moderno pensamiento político venezolano hace sobre sí, induce a la inferencia de que el sujeto venezolano de ahora podría pensar: «El olor a corrupción que segrega mi ser me consume». Por tales razones, el hombre que promulgó, el 23 de Enero de 1961, a la vigente Constitución, no es el mismo hombre que votó el 8 de Noviembre de 1998 y el 6 de Diciembre de ese mismo año, para escoger a los que dirigirán su destino. El caos, la crisis, la confusión son experiencias conocidas, las cuales, la Constitución del año 1961 le dio una respuesta acorde con el momento histórico. Pero, el pensamiento político venezolano de ahora tiene como objeto a otra realidad humana, en consecuencia, debe conciliarse con ella. Una nueva Constitución, pudiera ser la mediación para que el pensamiento del hombre venezolano de hoy se concilie consigo mismo y con su yo-social. Por tanto, la propuesta «Refundar la República» y su método son proyectos justificados por el devenir de la Historia de Venezuela.

Al respecto, el insigne maestro Ernesto Mayz Vallenilla -haciendo alusión a los que califican, peyorativamente, al proceso histórico-jurídico venezolano por haber promulgado, a lo largo de su Historia, unas 26 Constituciones- dice que «La Constitución venezolana del 61, en cambio, trató de ser ahistórica, intemporal, como si no pudiera ser cambiada nunca. Y cuando uno revisa los textos periodísticos de la época, habría que concluir que eso fue hecha de mala fe» (El Nacional, 7 de Enero de 1999). El maestro Mayz Vallenilla está en lo cierto. Pues, el hombre venezolano -como también él lo indica- es un «ser histórico». Pensar que la Constitución de Venezuela no cambiaría nunca, era desconocer la historicidad del hombre venezolano; era desconocer, también, que nada de lo que existen en la realidad es definitivo, sino que va cambiando con el transcurrir del tiempo. El hombre venezolano se ha venido transformado a sí mismo, en su «Tierra de Gracia» y a lo largo del tiempo.

Conclusión, sí la Venezuela que se ha presentado ante la vista del 56,20% de los venezolanos que votaron el pasado 6 de diciembre de 1998, se mostraba en crisis, caótica, confusa; sí un alto índice de venezolanos siente la crisis en el estómago vacío; sí en las cárceles, existen ciudadanos inocentes o culpables que esperan años para ser llamados a juicio; si la educación, por deterioro, no es el futuro de Venezuela; sí existen niños huele pega; entonces, «Refundar la República» es la consecuencia de algo que no funciona. Por la naturaleza de la crisis, lo que no funciona son las instituciones que conforman a la República. Luego, sí «Refundar la República» tiene como premisa rehacer a la República para que sus instituciones respondan al ciudadano conforme a su derecho, entonces, el 56,20%, de los que eligieron esta propuesta, tiene derecho a exigir su cumplimiento. Ese derecho le da un significado a lo prometido. «Refundar la República» es, ahora, una voluntad popular.

Corolario: El «caracazo» fue también la consecuencia de una voluntad de poder frustrada.

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