Relaciones peligrosas
Tenía razón Alan García, cuando a la semana del rompimiento de relaciones entre Colombia y Venezuela, consoló al presidente electo, Juan Manuel Santos, diciéndole en su palacio de gobierno, adonde había llegado Santos de gira, que estaba seguro que superaría esos obstáculos, “que son, lo digo por experiencia, obstáculos muy pasajeros, que habrá de llevar las aguas a su nivel nuevamente en muy poco tiempo”. ´es decir que Chávez es puro aguaje y no le parara tanta bola.
Recordaba que en abril de 2006 cuando había acusado a Chávez de inmiscuirse en el debate electoral de su país, había recibido un chaparrón y la amenaza de ruptura de relaciones si ganaba la segunda vuelta. El presidente nuestro lo llamó el Carlos Andrés Pérez del Perú: “Corrupto, ladrón de cuatro esquinas, eso es usted señor García, le agradezco que se haya definido, así se quita la máscara populista y demagógica que usa para engañar al hermano pueblo peruano .
Si por obra del demonio el señor García llega a ser elegido presidente del Perú voy a retirar mi embajador, porque con un presidente así, Venezuela no va a tener relaciones con el Perú. No vamos a tener relaciones con un presidente de esta calaña, con un ladrón, con un tahúr. A ver si voy a una cumbre y me roba este billete».
García lo enfrentó en agosto de ese año en una cumbre de Unasur y en diciembre, hizo un movimiento hacia el restablecimiento de relaciones, comentando cuando Chávez fue reelecto que “a todo el que gane hay que felicitarlo”. Semanas después, en Bolivia, un diciembre, quedaron tan amigos, con abrazo y todo. No pasó más nada porque no somos fronterizos con Perú. Del ejercicio jocoso- insultante de los dos presidentes, hubieran resultado estropeados los vecinos de las ciudades fronterizas, como aquí no han dejado de pasar trabajo por la toma y el daca de Caracas y Bogotá los de los alrededores de Cúcuta y San Antonio.
Porque, me imagino que se habrán dado cuenta, estamos cambiando de foco. Primero íbamos a romper el Concordato con el Vaticano ( ¿en que habrá quedado eso?) , luego rompimos con Colombia y ahora vamos de nuevo contra los Estados Unidos.
La fórmula García parece ser la mejor. Darle cuerda a Chávez y hacerse el loco, enfrentándolo pero sin tomarlo en serio. Aquí los colombianos se han cansado de repetir como los militares de los Estados Unidos, que no piensan enfrentarse con nosotros. Y sigo creyendo que Uribe hizo bien en llevar el enfrentamiento con Venezuela hasta su límite al final de su periodo, para que deje tranquilo en los primeros tiempos al nuevo gobierno. Santos es mejor mientras peor se ponga Uribe.
¿Que hay detrás de todo esto? En Venezuela es obvio. Con los ciudadanos cansados, a oscuras, perdiendo dinero, con servicios públicos de lo último y con PDVSA contra la pared por el affaire Pdval de la comida podrida, el gobierno enfrenta las parlamentarias de septiembre con varios escándalos que combate a su manera, tratando de crear otros más grandes para taparlos. Inventa , inventa e inventa, que algo queda. Y encima si puedes ganar algo de adhesión con el viejo truco anticolombiano, mejor.
¿Que quieren Estados Unidos y Colombia, si en realidad invadir a Venezuela , no es nada que le de dividendos en la esfera internacional? Y menos en la interna. ¿Porqué se reaviva el pleito por las FARC actuando desde sus campamentos de descanso en nuestro territorio?,¿ Porque es una situación insoportable? O será porque declaración tras declaración, intervención tras intervención en los organismos internacionales, se acumula el expediente necesario para enjuiciar a Chávez, que podría convertirse en el primer presidente venezolano juzgado por un tribunal internacional ,antes de permitirle trasladar a América Latina el escenario del Medio Oriente, o para impedirle que sirva de retaguardia a países considerados forajidos.
En cualquiera de los casos, no es recomendable para el ciudadano común, creer a pie juntillas que la revolución nos salvará de la planta insolente del extranjero, ni tampoco que los 1500 guerrilleros colombianos que están aquí, son un descubrimiento de los últimos meses. Las exigencias de adhesión y respaldo de cualquiera en estos días deben ser vistas con sumo cuidado. La sangre y el dinero, como lo hemos visto en estos años, los pone siempre el ciudadano de a pie.
