Opinión Nacional

Reminiscencias del futuro

Reminiscencias del futuro

En mi ya bien lejana infancia, me tocó asistir al colegio en Holanda, donde mi padre desempeñaba un cargo. Y por razones prácticas, era éste un colegio inglés. Se llamaba The English School. Como en todas las escuelas de la época, nos hacían memorizar interminables poemas épicos y, también, otros más adecuados a nuestra edad. De todos ellos, aun recuerdo el que acompaña este escrito por lo absurdo que, entonces, me parecía. Ruego me disculpen por no osar traducirlo, pero lo reproduzco tal cual para quienes entiendan inglés. Este es:
Topsy-Turvy World

IF the butterfly courted the bee,

And the owl the porcupine;

If churches were built in the sea,

And three times one was nine;

If the pony rode his master,

If the buttercups ate the cows,

If the cats had the dire disaster

To be worried, sir, by the mouse;

If mamma, sir, sold the baby

To a gypsy for half a crown;

If a gentleman, sir, was a lady,—

The world would be Upside-down!

If any or all of these wonders

Should ever come about,

I should not consider them blunders,

For I should be Inside-out!

William Brighty Rands (1823 – 1882 / England)

Es tan absurdo y contradictorio el poema que me costaba imaginar en qué se habría inspirado el autor para hacerlo. Hoy, 50 años más tarde, me doy cuenta que era, muy simplemente, premonitorio, y que vivo ése mundo que Rands tan bien describió.

Cuando oigo a Raúl Castro dando lecciones de “democracia” y sugiriendo el mismo embargo, a Honduras esta vez, que lleva 50 años combatiendo; al líder máximo hablando de la restitución de Zelaya porque fue electo con los votos de su pueblo y negándoselos a Ledezma sin más razones que su voluntad; a Evo hablando la cantidad de disparates que, sin pies ni cabeza larga a diestra y siniestra en nombre de la “reivindicación indígena”; a Correa negar verdades tan evidentes que habría que ser sordo, ciego y mudo para creerle, y si acaso una décima parte; a Cristina rasgándose sus toilettes de renombrados modistos por los pobres; al desaforado de Nicaragua cometiendo fraudes descarados y alegando que son el sentir del pueblo nica; al tal “mi pana” Lula inmiscuyéndose en los asuntos internos de otro país y exigiendo los privilegios diplomáticos que él mismo rechazó de facto al desconocer al nuevo gobierno de Honduras, y tantas barbaridades más que se cometen en nombre de la “democracia” –y todo esto bajo la mirada complaciente de pueblos que se autodenominan “bravos” o cualquier sinónimo de tal- , descubro a Rands como el gran visionario de la Inglaterra victoriana, aquella en que un Melgarejo en la sufrida Bolivia causó la desaparición de su país de los mapas ingleses con conductas parecidas a las de los mencionados seres.

La simple lectura de dos artículos de la Constitución hondureña, y el reconocimiento internacional de que sólo compete a los hondureños decidir sobre sus asuntos internos, hubieran bastado para evitar el triste espectáculo circense de un payaso fracasado rodeado de acólitos incultos entre las sombras de la noche. Los artículos son estos dos:

Artículo 239.

El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado.

El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública.

Artículo 4.

La forma de gobierno es republicana, democrática y representativa. Se ejerce por tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, complementarios e independientes y sin relaciones de subordinación.

La alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República es obligatoria.

La infracción de esta norma constituye delito de traición a la Patria.

¿Existe algo más claramente expresado que esto? Lo dudo. No admite “interpretaciones” siquiera. Es tajante: “la infracción constituye (…)”. No es “será imputado”, ni “irá a juicio”. Y en el caso del art. 239, “cesarán de inmediato”. No dice “tras el juicio”, ni “al ser declarado culpable”. No. “Cesarán de inmediato”. ¿Y éste no es el caso del payaso Zelaya? Al proponer la reforma (primero) y buscar reelegirse (segundo) cae, de la manera más precisa, en los supuestos enunciados. Cualquier duda podrá ser de forma, de fondo, ni pensarlo.

Las voces de los recogedádivas se alzan clamando al cielo por la “democracia”. Sí, porque en Venezuela, y Cuba, vivimos la democracia más auténtica del mundo: la del hambre, de la inseguridad, de la falta de un sistema de salud que funcione, de escuelas que formen ciudadanos y no lambucios cobramisiones y de la corrupción más flagrante vista jamás. Y siguen sin ver que las elecciones legalizan una situación, pero no necesariamente legitiman. La legitimación es cuando el elegido realiza un gobierno apegado a la Constitución, no el hecho de haber obtenido x cantidad de votos.

No puede ser que la verdadera democracia tolere que dentro de sí misma se encuentren las armas para su propia destrucción. Y se nos hace cada día más evidente que no podemos jugar por sus normas cuando las mismas son violadas día tras día con la mayor impunidad. Cuando denuncian violaciones a los derechos humanos en Honduras y exigen la presencia de la Comisión de DD. HH., olvidan que Venezuela no permitió su visita a este país. Cuando se alarman por las bombas lacrimógenas con que dispersan a manifestantes que, en números menguados, saquean comercios, pasan por alto que marchas pacíficas en nuestro país son disueltas con “gas del bueno”. Cuando se indignan por muertos o heridos en tales manifestaciones, nadie recuerda los días de abril de 2002 en nuestro país. De raíz, todo cuanto haga el gobierno de Micheletti es malo. Lo que pase aquí es bueno. El descaro del líder máximo para mentir es, simplemente, inaudito. La memoria popular, efervescente; pasado el momento, todo se olvida. Y mientras tanto, la oposición, ésa a la cual debemos “comprender”, se reúne para repartir candidaturas a curules que no ocuparán jamás con la nueva ley electoral. Sí, que no se ose criticarla, pues inmediatamente será acusado de saboteador, quintacolumnista, lancero de Bengala o prestidigitador empírico. Es sacrosanta y a toda prueba. Y los “engañados” por la robolución, ¡bienvenidos!, sin siquiera cuestionar sus actos pre-salto de talanquera.

No, definitivamente, Rands fue un genio a quien deberíamos hacerle un sentido homenaje por leernos la cartilla ¡en los 1800! Yo, muy simplemente, me niego a buscar una explicación a este estado de cosas, pues no creo que la tenga. Y algún día, antes de morir, espero, comprenderé el verdadero sentido del poema…

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