Renovación del liderazgo

Ante la evidente amenaza totalitaria que se cierne sobre el país y como una consecuencia de los recientes acontecimientos políticos en el escenario electoral venezolano, los cuales avivaron la diáspora social y cuyo desenlace final todavía desconocemos, observamos una considerable dimensión en la propuesta de cambios que se traduce en ciudadanos activos mas concientes de sus derechos; reflexivos y exigentes, fundamentados en una renovada certeza democrática, en donde no cabe el totalitarismo y la exclusión en la incesante búsqueda de caminos para el desarrollo, el bienestar y sobretodo la prosperidad, el reto del liderazgo actual o emergente en este momento históricamente coyuntural, es definitivamente la superación de la pobreza como una tarea inaplazable, aun cuando debemos estar muy claros que superarla trasciende lo estrictamente económico, para abarcar lo social, lo político y lo institucional, por ello será imperativo proponer para lograr acciones efectivas e incluyentes en todos los ordenes de la vida nacional, afincadas en la practica democrática, el dialogo fecundo y la participación plural dirigida al progreso colectivo y que las mismas enaltezcan los valores de la justicia, la igualdad, la paz, la libertad, la solidaridad, la ética, el respeto y la confraternidad de todos lo sectores y estratos que conforman la sociedad. Sin embargo, se plantea un aspecto de los tantos en discusión, que aun cuando no es nuevo, es recurrente y por lo tanto polémico, me refiero específicamente al tan mentado RELEVO GENERACIONAL o mas propiamente según puedo apreciar: Relevo de Liderazgo. Creo conveniente advertir que el liderazgo no debe estar solo asociado a la edad, pues sabio es aquel proverbio que reza que: “A la fuerza de la juventud le falta la sabiduría de la experiencia, y a esta ultima, es decir, a la experiencia le falta la fuerza de la juventud”. En Venezuela según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE) existe un 30% de personas menores de 15 años, lo que quiere decir que nuestro país cuenta con mas de 7 millones de jóvenes con 15 o menos años de edad y esto no puede pasar desapercibido; pero seria también un contrasentido plantear un cambio en el liderazgo actual por el solo hecho de que siendo Venezuela un país joven, necesita obligatoriamente un liderazgo joven. También sabemos que la edad y el conocimiento no están contrapuestos por lo que la experiencia es un valor adquirido con el tiempo que paradójicamente no siempre es útil y en muchos casos se le atribuyen propiedades exageradas, especialmente por los viejos que muchas veces asienten sabiamente la cabeza y hablan estúpidamente, como señala Og Madino: “En realidad la experiencia enseña sistemáticamente, y sin embargo su curso de instrucción devora los años del hombre de manera que el valor de sus lecciones disminuye con el tiempo necesario para adquirir su sabiduría especial. Y al final se ha malgastado en hombres que han muerto”. Esta afirmación es patética, y nos enseña que no todo lo viejo es malo o todo lo nuevo es bueno, lo que hace necesario establecer que ambos se complementen y no se confronten, en el bien entendido propósito de la alternabilidad necesaria entre generaciones que como todo en la infalible dinámica de la naturaleza, nacen crecen y luego desaparecen; de manera que no es aconsejable ni acelerar ni demorar los procesos de cambio o relevo generacional del liderazgo, porque coloquialmente nadie se comerá un cambur verde, pero jamás uno podrido; todo a su tiempo como en la institución mas antigua que conocemos como es la iglesia, en donde para llegar a santo hay que vencer muchos obstáculos y probarle al “abogado del diablo” los milagros. Nunca veremos en el santoral a quien no reúna estos meritos tan especiales, ni mucho menos a alguien que pretenda desbancar a un santo para encaramarse el, porque el liderazgo se construye con sacrificio, tenacidad, transparencia y exaltando la verdad ¡Así de simple, amigos lectores!