Opinión Nacional

Revolución o Vacuna

Esta revolución fue presentada por el Teniente como la solución, rápida y eficaz, para todos los problemas que enfrentaban los venezolanos. Los ingenuos creyeron en él y la mayoría optó por observar y esperar antes de sumarse a una revuelta cargada de odios y promesas de todo tipo. Después de once años de proyectos incumplidos y libertades confiscadas, aquella revolución roja no funcionó y se convirtió en una vacuna que inmunizó al venezolano en contra del comunismo. La experiencia dolorosa propia de toda vacuna que empieza con un pinchazo-el golpe frustrado del 4F-se ha extendido demasiado pero dejará  blindado al venezolano cuando alguien vuelva hablarle de comunismo.

Nunca olvidaremos los homicidios de que han sido víctimas tantos venezolanos que contrastan con la vida del autócrata que está muy bien resguardada. ¿Acaso el resto de los ciudadanos no son también seres humanos  que tienen derecho a la vida?

Nunca olvidaremos la  escasez de los alimentos básicos y el alto precio que hay que pagar por ellos, si se encuentran, por haberse secuestrado, confiscado o amenazado a quienes los producen. En Miraflores seguramente se come muy bien. Nada falta.

Nunca olvidaremos que el objetivo de destruir al sector económico privado, que es una meta de la revolución, unido a la incapacidad manifiesta del régimen  para manejar la economía del país nos condujo a que cayera la producción, se devaluara el bolívar y la inflación ascendiera al 26-30% la mas alta de América Latina. Una conquista revolucionaria no a favor del pueblo sino contra él.

Nunca olvidaremos tampoco que cuando una revolución controla todos los poderes del Estado, el ciudadano queda en un estado de indefensión total y sus derechos humanos le  son violados con total impunidad.

Nunca olvidaremos a esos venezolanos que por defender valores y principios fueron encarcelados,  porque sí, sin procedimiento judicial previo calificando de políticos presos a quien son auténticos “presos políticos” como si tal calificación fuera a cambiar la naturaleza del delito.

Nunca olvidaremos a la hegemonía comunicacional como meta de la revolución, ejecutada eso sí  en cómodas cuotas, poco a poco, para que una vez impuesta la única información que reciba el pueblo sean las mentiras que el régimen quiera imponerle como “verdad revolucionara”. Un pueblo ignorante de lo que sucede es más fácil de someter.

Nunca olvidarán los trabajadores como quisieron sustituirles sus sindicatos por “Consejos de Empresas” manejados por el partido comunista oficial para que sin tener una organización propia que defienda sus derechos  laborales, entre ellos la contratación colectiva,  poder someterlos más fácilmente  al Estado.

Nunca olvidaremos  los padres de familias, los educadores y Universidades el empeño del régimen en lavarles el cerebro a sus estudiantes  con el propósito deliberado de destruir los valores de una educación libre y asegurarse así el sometimiento de toda la juventud al Estado. Detestable.

Nunca olvidaremos como los recursos del petróleo fueron regalados a otros países por el Teniente, sin control alguno, solo para promover su ya caído intento de liderazgo continental que ni Fidel, su maestro, pudo lograr. Pretendió hacerlo utilizando los dólares del Imperio e importando a comunistas cubanos entregando así la soberanía nacional que tanto proclamó defender.

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