Opinión Nacional

Revoluciona tu trabajo. Hazlo a tu medida

“El trabajo lo hizo Dios como un castigo.” dice la letra de una antigua
canción. Sin embargo esa concepción es muy relativa, pues el trabajo es una
de las maneras más directas y necesarias para que el hombre se sienta útil,
ocupado, creativo y motivado; y en esto entra seriamente la concepción que
tengamos sobre calidad y nivel de vida, porque la calidad viene dada por la
manera cómo nosotros decidamos vivir y disfrutar de las cosas que tenemos ya
sea un trabajo u otra actividad y nivel de vida que se corresponde con el
estatus que ese desempeño genera.

Cuando la persona conciencia que su bienestar laboral y su calidad de vida,
deben estar estrechamente relacionados, entonces es en ese instante,
comienza una verdadera reflexión e inicia una serie de cambios
significativos en procura de lograr ese ambiente cónsono con su estabilidad
emocional y física.

Trabajar es producir, es manifestarse a través de la creación y el aporte,
es dar ese cúmulo de conocimientos y experiencias para contribuir con un
aditivo significativo, el cual obviamente se espera sea recompensado, porque
este mundo se mueve sobre la base de la economía.

Todos debemos trabajar para satisfacer nuestras necesidades, no obstante la
diferencia perceptiva que existe entre una persona y otra, está dada por la
actitud que asuman con relación a las tareas que realizan o el trabajo que
desempeñen, y en este sentido tenemos dos opciones: «Disfrutar lo que
hacemos» o «Sufrir con lo que hacemos». Es cuestión de decidir, pero igual lo
debemos realizar si queremos alcanzar las metas y lograr los objetivos
propuestos, y cuando esta doble visión ocurre, se podría decir que hay
personas que viven cuando trabajan y otras que trabajan para vivir

En efecto, cada día existe una mayor preocupación con referencia a este
tema, debido a que la productividad está íntimamente relacionada con el
disfrute y aceptación del trabajo por parte del personal.

Por ello, se presentan algunas recomendaciones que conlleven a realizar un
trabajo efectivo dentro de un ambiente interno y externamente motivador.

Revolucionamos nuestro trabajo, cuando:

– Nos zambullimos en él y nos dejamos arrastrar por una pasión viva que nos
hace ser más creativos y eficientes, agregando infinito valor a lo que
hacemos.
– Reconocemos que somos copartícipes de las acciones inherentes al trabajo.
– Utilizamos una comunicación efectiva, en todos los niveles organizacionales.
– Sustituimos paradigmas obsoletos por nuevos modelos proactivos.
– Convertimos lo cotidiano en un hecho apasionante.
Reconocemos que sólo nosotros ponemos el límite a nuestra productividad.
– Somos libres de ser, de manifestarnos.
– Reconocemos que lo ideal es contar con un equipo de trabajo dispuesto y
confiable.
– Cuidamos las relaciones interpersonales con los compañeros de trabajo.
– Estamos receptivos a las emociones propias y a las de los demás.
– Disfrutamos las tareas y nos enorgullecemos de los resultados.
– Aceptamos que el placer y la excelencia van de la mano.
– Atendemos primero, lo primero.
– Sabemos diferenciar lo urgente de lo importante.
– Disfrutamos los retos, las exigencia y comprobamos que somos capaces de dar
en abundancia.

(*): Proactividad en Acción

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