Opinión Nacional

Rompiendo el hechizo (VI)

LOS PRIMEROS DÍAS DE LA RELIGIÓN

CAPÍTULO PRIMERO

Demasiados Agentes:
Competencia por Espacios de Ensayo

Yo podría repetirme a mi misma lenta y balsámicamente, una lista de bellas citas, de mentes profundas—si pudiese recordar alguna de las malditas cosas.

—Dorothy Parker

Lo que comienza como útiles lujos que le confieren a uno una ventaja en el rápido mundo, tienen una forma de evolucionar hasta convertirse en necesidades. Hoy, todos nos preguntamos cómo pudimos vivir sin teléfono; sin nuestra licencia de conducir; sin nuestra tarjeta de crédito; sin nuestra computadora. Lo mismo ocurrió alguna vez con el lenguaje, y la postura intencional. Lo que comenzó como un Buen Truco se convirtió rápidamente en una necesidad para la vida humana; a medida que nuestros antepasados se hicieron más y más sociales y más y más lingüísticos. Y, como ya fue notado, para el caso más simple de HADD, existe la posibilidad de demasiado de una cosa buena.

La continuada experiencia de la presencia de amistades fallecidas en la forma de fantasmas no es la única ramificación excesiva de la postura intencional en las vidas de nuestros antepasados. La práctica de atribuir en exceso; intenciones a las cosas del ambiente que se mueven, es llamada animismo; literalmente, conferir un alma (del latín anima) al que se mueve. Las personas que amorosamente bromean con sus temperamentales automóviles o maldicen a sus computadoras, están exhibiendo los restos fósiles del animismo. Ellas probablemente no toman totalmente en serio estas acciones; pero de todas formas, se están dedicando a algo que las hace sentir mejor. El hecho de que esto sí tienda a hacerlas sentirse mejor; y que aparentemente las personas de todas las culturas se dedican a esas acciones, sugiere cuan profundamente enraizada en la biología humana, está el ansia de tratar a las cosas—especialmente a las cosas frustrantes—como agentes con creencias y deseos.

Pero nuestros brotes de animismo hoy, tienden a ser irónicos y atenuados, hubo un tiempo cuando el deseo de que el río fluyese hacia el mar; la benigna o malvada intención de las nubes de lluvia, eran tomados tan literalmente y seriamente, que ellas podían convertirse en asuntos de vida o muerte—por ejemplo, las pobres almas que fueron sacrificadas para apaciguar los insaciables deseos del dios de la lluvia

Formas simples de lo que podemos llamar animismo práctico; puede argumentarse, no son errores en lo absoluto; sino formas extremadamente útiles de mantener un registro de las tendencias de las cosas diseñadas; vivientes o artefactos.

El jardinero que trata de descubrir lo que prefieren sus diferentes flores y vegetales; o que engaña a una planta para que crea que llegó la primavera, y abra sus botones florales, al trasladarla al interior de su casa; donde el ambiente es cálido, no tiene que exhibir un entusiasmo excesivo, ni preguntarse qué están soñando sus petunias.

Hasta sistemas físicos que no han sido diseñados pueden algunas veces ser útilmente descritos en términos intencionales o animistas: el río no quiere literalmente regresar al océano, pero el agua busca su propio nivel; como dicen, y los rayos buscan el mejor camino hacia la tierra.

No es ninguna sorpresa que el intento de explicar los patrones discernidos del mundo, a menudo echa mano del animismo como bueno—realmente, predictivo—una aproximación de algún fenómeno subyacente inimaginablemente complejo.

Pero algunas veces, la táctica de buscar una perspectiva de postura intencional, se seca. A pesar de que nuestros antepasados hubieran adorado tener la capacidad para predecir el clima, averiguando qué quería, y cuales creencias tenía el clima sobre ellos, esto simplemente no funcionaría.

Sin duda, a menudo parecía funcionar; sin embargo. De vez en cuando, las danzas de la lluvia eran recompensadas con chubascos. ¿Cuál sería el efecto?. Hace muchos años, el psicólogo del comportamiento; B. F. Skinner (1948), demostró un asombroso efecto de la “superstición” en palomas colocadas en un cronograma de reforzamiento al azar. De vez en cuando; sin importar lo que la paloma estuviese haciendo en ese momento, un click y una porción de alimento les eran proporcionados. Pronto; las palomas colocadas bajo este cronograma al azar, estaban haciendo “danzas” elaboradas moviendo sus cabezas hacia arriba y hacia abajo, dándole vueltas a su cabeza alrededor de su cuello y estirando su cuello hacia delante.

Es difícil resistir colocar un soliloquio en el cerebro de estas aves: “Ahora; veamos: la última vez que me dieron alimento acababa de girar una sola vez hacia la derecha y estirado mi cuello hacia delante. Intentémoslo de nuevo…!no!, no me dieron alimento; quizás no di suficientes vueltas…!no! quizás debería sólo estirar el cuello…!Síiiiii!, okey, ahora..¿qué fue lo que hice?…” Usted no necesita tener lenguaje; por supuesto, para ser vulnerable a esas incitadoras ilusiones. El soliloquio dramatiza la dinámica que produce el efecto; que no requiere de una reflexión consciente, solo de reforzamiento.

Pero en una especie que sí se representa a sí misma y a otros agentes; en su mente, el efecto puede ser multiplicado. Si un asombrosamente extravagante efecto de comportamiento puede ser producido en las palomas haciéndolas transitar hacia una trampa de reforzamiento al azar, no es difícil de creer que efectos similares pudieron ser inculcados por un feliz accidente en nuestros antepasados; cuyo innato amor por la postura intencional tendería a estimularlos a añadir agentes invisibles u otros diminutos seres humanos como los secretos malabaristas de los fenómenos que los dejaban perplejos.

Las nubes ciertamente no lucen como agentes con creencias y deseos; por lo que sin duda es natural suponer, es que ellas son cosas inertes y pasivas que están siendo manipuladas por agentes ocultos que sí lucen como agentes: dioses de la lluvia y dioses de las nubes y los parecidos—si sólo pudiéramos verlos.

Esta idea curiosamente paradójica—el que algo invisible que parece una persona (tiene cabeza, ojos, brazos, piernas, quizás usa un casco especial)—es diferente a otras auto-contradictorias combinaciones. Consideren la idea de una caja que no tiene espacio interior para colocar cosas; o un líquido que no moja. Para ponerlo crudamente, estas ideas no son lo suficientemente interesantes para ser desconcertantes por mucho tiempo.

Algunos sin sentidos llaman más la atención que otros sin sentidos. ¿Porqué? Simplemente porque nuestras memorias no son indiferentes al contenido de lo que ellas almacenan. Nosotros hallamos algunas cosas más memorables que otras; y algunas cosas son tan interesantes que son casi inolvidables; pero otras, como la frase al azar: “entrenador de voluntarios; sin embargo, honra al ejercicio” (seleccionada por mí “al azar” de la primera noticia de un periódico que pude tener en mis manos en este momento), no podría ser recordada por más de unos pocos segundos; y sólo podrá recordarla, si usted se la repite a sí mismo deliberadamente una docena de veces; o construye una interesante historia que de alguna manera tenga sentido, con estas palabras en exactamente esa secuencia.

Todos somos dolorosamente conscientes hoy que nuestra atención es limitada, con muchos competidores tratando de obtener más que la parte que les corresponde. Esta sobrecarga de información; con propagandas bombardeándonos desde todos los lados, más una larga lista de otras distracciones, no es nada nuevo; nosotros simplemente nos hemos hecho conscientes de ellas ahora, cuando existen miles de personas que se especializan en diseñar cosas novedosas que captan nuestra atención y la retienen.

Nosotros—y; de hecho, todas las especies animadas—siempre hemos tenido que poseer filtros y preferencias incorporados en nuestros sistemas nerviosos para escrutinar el espectáculo ambulante por cosas que valgan la pena; y estos filtros favorecen ciertos tipos de excepciones o anomalías.

Pascal Boyer (2001), llama a estas excepciones, contra-intuitivas, pero el quiere decir esto en un muy circunscrito sentido técnico: las anomalías contra-intuitivas nos llaman especialmente la atención y son memorables sólo si violan una o dos asunciones básicas estándar sobre una categoría fundamental, como una persona, una planta o una herramienta. Las composiciones que no son fácilmente clasificables en los absoluto porque son demasiado sin sentido, no pueden mantenerse frente a la competencia por nuestra atención. Un hacha invisible sin mango y una cabeza esférica son simplemente irritantes sin sentido; un hacha hecha de queso es un poquito titilante (existen artistas conceptuales que viven una buena vida inventando tales chistes), pero un hacha que habla–¡Ahhh, ahora si tenemos algo que capta la atención!

Coloque estas dos ideas juntas—una hiperactiva parcialización de un agente buscador y una debilidad por ciertos tipos de combos memorables—y usted obtendrá un tipo de sin sentido generador de ficciones.

Cada vez que ocurre algo desconcertante; esto dispara una especie de encendido de la curiosidad, una respuesta como: “¿Quién anda ahí?” que comienza a imaginarse hipótesis de todo tipo: “Quizás es Roberto…tal vez es un lobo..o quizás sea una rama que cayó…o quizás es un árbol que puede caminar–¡epa! ¡quizás es un árbol que puede caminar!

Nosotros podemos suponer que este proceso casi nunca genera nada con el poder de permanecer—millones o miles de millones de pequeños productos de la fantasía que casi instantáneamente se evaporan en la unidad de memoria; hasta que un día, una ocurre en exactamente en el preciso momento, con el tipo correcto de ¡zap! Como para ser repetido no sólo una o dos veces más, sino muchas veces.

Un linaje de ideas—el linaje del árbol que puede caminar—ha nacido.

Cada vez que la mente del iniciador es conducida a revisar la curiosa idea; no deliberadamente, sino inactivamente, la idea se hace un poquito más fuerte—en el sentido de un poquito más probable de ocurrir de nuevo en la mente del iniciador. Y de nuevo. Tiene un pequeño poder auto-replicador, un poquito más poder auto-replicador que las otras fantasías con las que compite por tiempo en el cerebro.

Todavía no es un meme; un ítem que escapa de la mente de un individuo y se disemina a través de la cultura humana, pero es un buen proto-meme: uno ligeramente obsesionante—eso es, recurrente a menudo; investigado a menudo; como una idea mascota.

(La evolución es toda sobre procesos que casi nunca llegan a ocurrir. Cada nacimiento de cada linaje es un evento potencial de la especiación; pero la especiación casi nunca ocurre, ni siquiera una vez por cada un millón de nacimientos. La mutación en el ADN casi nunca ocurre—ni siquiera una vez en un billón de copias—pero la evolución depende de ella. Tome el conjunto de accidentes infrecuentes—cosas que casi nunca pasan—y divídalos entre accidentes felices; accidentes neutrales, y accidentes fatales; amplifique el efecto de los accidentes felices—lo que ocurre automáticamente cuando existe la replicación y la competencia—y usted obtendrá la evolución)

Los que serán memeticistas ignoran a menudo el hecho de que parte del ciclo de “vida” de un meme es su competencia; momento a momento, con otras ideas—no solamente otros memes, sino cada otra idea sobre la que cualquiera quiera pensar—dentro de un cerebro anfitrión.

El ensayo—deliberado o involuntario es replicación. Nosotros podemos tratar de convertir algo en un meme—o simplemente una memoria—ensayándolo deliberadamente (un número de teléfono; una norma a seguir), o si nosotros dejamos que “la naturaleza siga su curso”, nuestras innatas parcializaciones (inclinaciones) cerebrales automáticamente licuan los ensayos de las cosas que los hacen funcionar.

Esta es probablemente la fuente; de hecho, de las memorias episódicas; nuestra capacidad para recolectar eventos de nuestra vida. ¿Qué desayunó usted el día de su último cumpleaños? Probablemente usted no pueda recordarlo. ¿Cómo se vistió usted el día de su boda? Probablemente usted si pueda recordar esto; porque usted ha repasado mentalmente el día de su boda muchas veces, antes, durante y desde que ocurrió la boda.

A diferencia de la memoria de una computadora, que es un almacén equitativo que puede recordar rápidamente cualquier cosa que contenga, la memoria cerebral humana es tanto competitiva como parcializada. Ha sido diseñada durante eones de evolución para recordar algunos tipos de cosas más rápidamente que otros. Esto lo hace; en parte, mediante repetición diferencial, enfocándose en lo que es vital y tendiendo a descartar lo trivial después de una sola pasada. Hace un muy buen trabajo, enfocándose en las características claves que estén alineadas con lo que tendía a ser vital en el pasado. Buen consejo para un meme potencial: si quieres montones de repeticiones (replicaciones) ¡trata de lucir importante!

La memoria humana está parcializada a favor de las combinaciones vitales; pero también, presumiblemente, lo es la memoria hallada en los cerebros de todos los otros animales.

Sin embargo; la memoria animal probablemente ha sido impermeable a la fantasía, por una simple razón: al carecer de lenguaje, los cerebros animales no han poseído una forma de inundarse a sí mismos con una explosión de combinaciones no halladas en el ambiente natural.

¿Cómo hace un simio ansioso para cocinar la combinación contra-intuitiva de un árbol que camina o un cambur invisible?—ideas que podrían; de hecho, cautivar la mente de un simio si sólo pudiesen serles presentadas.

¿Sabemos nosotros que algo como ese proceso de generación de fantasías ha estado ocurriendo en nuestra especie (y sólo en nuestra especie) durante miles de años? No. Pero es una posibilidad seria para ser investigada más allá.

Usando materiales que hubieran sido puestos en su lugar por la evolución para propósitos diferentes, esta hipótesis podría explicar la asombrosamente fértil imaginación que de alguna manera debe ser responsable por la increíble colección de criaturas míticas y demonios en todo el mundo. Debido a que los monstruos nunca han existido; ellos tuvieron que ser “inventados”, deliberada o inadvertidamente (en la forma en que fueron inventados los lenguajes).

Los monstruos son creaciones costosas, y la investigación y desarrollo requerida para esta tarea tuvieron que ser generados por algo que podía pagar por sí mismo. He dejado a la hipótesis completamente no específica por el momento; pero formas más constreñidas de ellas están disponibles, y tienen la ventaja de poseer consecuencias que pueden ser sometidas a prueba. Podemos comenzar a restregar la mitología del mundo buscando por patrones que serían predichos por algunas versiones de la hipótesis, pero no por otras.

Y nosotros no tenemos que restringirnos a la especie humana. Experimentos a lo largo de la línea de Skinner de provocación de superstición en las palomas podrían comenzar a descubrir las parcializaciones y las líneas de fallas en los mecanismos de memoria de los simios; muy en la forma en que los experimentos de Niko Tinbergen con gaviotas (1948, 1959) demostraron famosamente sus parcializaciones perceptivas. La gaviota hembra adulta tiene un punto anaranjado en su pico donde sus polluelos pican instintivamente, para estimular a la gaviota a regurgitar alimentos para ellos. Tinbergen demostró que los polluelos picaban más exageradamente a modelos de cartón del punto anaranjado; mediante el llamado estímulo súper-normal. Pascal Boyer (2001) nota que; durante eones, los seres humanos han descubierto y explotado sus propios estímulos súper-normales:

No existe sociedad humana sin una tradición musical. Aunque las tradiciones son muy diferentes, algunos principios pueden ser hallados en todas partes. Por ejemplo, los sonidos musicales son siempre más cercanos al sonido puro que al ruido…Para exagerar un poco, lo que usted obtiene de los sonidos musicales son súper-vocales (las frecuencias puras, en oposición a las mezcladas que definen a las vocales ordinarias) y consonantes puras (producidas por instrumentos rítmicos y el ataque de la mayoría de los instrumentos). Estas propiedades convierten a la música en una forma intensificada de experiencia sónica de la cual la corteza [cerebral] recibe purificadas; y en consecuencia, intensas dosis de lo que usualmente la activa… Este fenómeno no es único de la música. Los humanos en todas partes también llenan sus ambientes de artefactos que sobre estimulan la corteza visual; por ejemplo, proporcionando colores puros saturados en vez de los opacos marrones y verdes en sus ambientes familiares…En la misma forma, nuestro sistema visual es sensitivo a las simetrías en los objetos. La simetría bilateral en particular, es muy importante, cuando los dos lados de una persona o de un animal lucen iguales, significa que están de frente a usted, una característica relevante en la interacción entre seres humanos pero también entre presa y predador. De nuevo, uno no puede hallar un grupo humano donde las personas no produzcan adminículos visuales como arreglos simétricos; desde el simple maquillaje o técnica de peinado, hasta los patrones textiles y la decoración interior. [pp. 132-133]

¿Por qué ninguna otra especie tiene arte? De nuevo, la respuesta; que se sugiere a sí misma—lo que no significa que haya sido comprobada, sino que podría ser muy bien, comprobable—es que, al carecer de lenguaje, ellas carecen de las herramientas para crear combinaciones de estímulos sustitutos, y en consecuencia carecen de la perspectiva que permite la exploración de la combinatoria de sus propios sentidos. 1

Usando la observación aguda; y el ensayo y error, Tinbergen diseñó astutamente el estímulo súper-normal que incitaba a sus aves (y otros animales) a exhibir comportamientos absurdos. Sin duda los animales en ocasiones sí se entrampan ellos mismos al descubrir inadvertidamente en la naturaleza, estímulos súper-normales y permitirles que produzca sus efectos en ellos. Pero ¿Qué harían ellos después? Hacerlo de nuevo si se siente bien. Pero la generación de la diversidad, de la cual depende la verdadera exploración de diseños, probablemente no sería posible para ellos.

Para resumir el relato hasta ahora: Las memorables ninfas, hadas, duendes y demonios que se encuentran apiñados en las mitologías de todo pueblo son los descendientes imaginarios de un hábito hiperactivo de hallar un agente cada vez que cualquier cosa nos desconcierta o nos atemoriza. Esta actividad realizada sin pensar, genera una vasta sobrepoblación de ideas-agentes, la mayoría de las cuales son demasiado estúpidas para captar nuestra atención durante más allá de un instante. Sólo unas pocas bien diseñadas tienen éxito en el torneo de ensayos, mutando y mejorando a medida que van. Las que llegan a ser compartidas y recordadas son las más atractivas ganadoras entre miles de millones de competidoras por tiempo para ensayar en los cerebros de nuestros antepasados. Esta no es una idea nueva; por supuesto, sólo una clarificación y extensión de una idea que ha existido durante generaciones. Como lo resumió el propio Darwin:

…la creencia en agentes espirituales nunca vistos..parece ser casi universal…tampoco es difícil comprender como se originó. Tan pronto como se habían desarrollado parcialmente las importantes facultades de imaginar, maravillarse, y curiosear; junto con el poder de razonar, el hombre naturalmente sentiría ansias de entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor, y habría vagamente especulado sobre su propia existencia. [1886, p. 65]

Hasta ahora, todo va bien. Pero de lo que hemos dado cuenta; es de la superstición, no de la religión. Cazar elves en el jardín del bogeyman bajo vuestra cama no es (todavía) religión.

[Acotación del Traductor: Los Elve (singular Elf) son una clase de ser sobrenatural; especialmente en las regiones montañosas [de los Estados Unidos de América], con poderes mágicos, e inclinado a realizar caprichosas y malvadas interferencias en los asuntos humanos. Generalmente es un ser diminuto—un espíritu o hada—con forma humana. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/elves El bogeyman es un carácter malvado imaginario con poderes sobrenaturales; una especie de duende mítico que se supone que se lleva a los niños que se portan mal. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/bogeyman]

¿Qué está faltando? Por lo menos una cosa: ¡creencia! Porque, aunque Darwin habla de creencia en entidades espirituales, nosotros no hemos dado cuenta; todavía, que asegure algo tan fuerte como eso. Nada se ha dicho todavía sobre tener que creer en una idea mascota que se mantiene reciclándose en vuestra mente; ésta podría ser una premonición o una fantasía, o hasta inclusive una obsesivamente no creída, pequeña pieza de paranoia—o simplemente una cautivadora delicia de un relato.

Nadie ha creído nunca en Cinderella (La Cenicienta), o en Little Red Riding Hood (La Caperucita Roja), pero sus cuentos de hadas han sido muy exitosamente transmitidos (con mutaciones) a través de muchas generaciones.

Muchos cuentos de hadas compensan el hecho de no ser historias verdaderas, teniendo una moraleja que les confiere un valor aparente—para quienes los cuentan y para quienes los escuchan—eso compensa el hecho de que no son informaciones sobre el ancho mundo.

Otros; conspicuamente, carecen de moraleja–¿Qué precisamente le enseña “Goldilocks” (Ricitos de Oro) a nuestros niños? ¿A no invadir casas ajenas?—y debe persistir en el torneo de transmisión por razones menos obvias.

Como es usual en circunstancias evolucionarias, una rampa gradual de estados mentales intermedios tienen que ser atravesados; desde la duda escalofriante (¿Existen realmente brujas malvadas en el bosque?), pasando por la fascinación neutral (¡una alfombra mágica! ¡imagínense!), a través de fastidiosas incertidumbres (¿Unicornios?, Bien, yo nunca he visto uno), hasta la robusta convicción (Satanás es tan real como ese caballo que está allá).

La fascinación es suficiente para darle energía al ensayo y a la replicación. Casi todo el mundo tiene una fuerte copia de la idea de un unicornio, aunque muy pocas personas creen en ellos; y casi nadie tiene una idea de qué es un pudú—averígüelo. Existe mucho más sobre la religión que la fascinación con entidades contra-intuitivas parecidas a agentes.

CAPÍTULO SEGUNDO

Dioses como Partes Interesadas

Porqué los dioses sobre mi
Quienes deben estar en el conocimiento
Piensan tan poco de mi
Ellos permiten que uno se vaya…

—Cole Porter: “Cada Vez Que Decimos Adiós”

La adoración de los antepasados debe ser una idea atrayente para aquellos que están a punto de convertirse en antepasados.

—Steven Pinker: Como Trabaja la Mente

Mientras las otras especies hacen uso limitado de la postura intencional—para anticipar los movimientos de los predadores y de las presas; más para un poquito de alardeo y amenaza—nosotros los humanos estamos obsesionados con nuestras relaciones personales con otros: preocupándonos por nuestras reputaciones; nuestras promesas y obligaciones incumplidas; y revisando nuestros afectos y lealtades.

A diferencia de otras especies; que tienen que preocuparse todo el tiempo por los predadores agazapados y fuentes de alimentos que escasean, nosotros los humanos somos altamente experimentados en estas presionantes preocupaciones por otros.

El precio que ha pagado nuestra especie por la seguridad de vivir en grandes grupos de comunicadores inter-actuantes con diferentes agendas, es tener que mantenernos al día con lo que ocurre con esas complejas agendas y con las cambiantes relaciones.

¿En quién puedo confiar? ¿Quiénes son mis rivales y mis amigos? ¿Con quienes tengo deudas? ¿Y las deudas que me deben…debo cobrarlas u olvidarlas?

El mundo humano es prolijo con esta información estratégica, para usar el término de Pascal Boyer, y lo que más importa (como en un juego de cartas) es esto: “En las interacciones sociales, presumimos que el acceso de otras personas a la información estratégica no es; ni perfecta, ni automática” (2001, p. 155). ¿Sabe ella que yo se que ella quiere abandonar a su esposo? ¿Sabe alguien que yo me robé ese cochino? Todas las tramas de todas las grandes sagas, tragedias y novelas; y también todas las comedias e historietas de caricaturas, están abisagradas a las tensiones y complejidades que surgen porque los agentes del mundo no comparten todos la misma información estratégica.

¿Cómo manejan las personas toda esta complejidad? 2 Algunas veces; cuando las personas están aprendiendo un nuevo juego de cartas son asesoradas por su maestro para que ponga todas sus cartas boca arriba sobre la mesa; para que todos puedan ver lo que tienen los otros. Esta es una excelente forma de enseñar las tácticas de un juego. Esto proporciona una muleta temporal para la imaginación—uno realmente llega a ver lo que cada persona estaría normalmente escondiendo, así que uno puede basar su razonamiento en los hechos.

Uno no tiene que mantener en la memoria esos hechos; porque simplemente puede mirarlos expuestos sobre la mesa cada vez que necesite un recordatorio. Esto lo ayuda a uno a construir una habilidad para visualizar donde deben estar cuales cartas cuando están escondidas.

Lo que funciona en la mesa de juego no puede ser hecho en la vida real. Nosotros no podemos lograr que las personas divulguen todos sus secretos durante una sesión de práctica de la vida.

Pero podemos practicar “off line” [“sin estar conectados”] contando y escuchando relatos, narrados por un agente que ve todas las cartas de los caracteres ficticios o históricos.

¿Qué ocurriría si realmente existiesen agentes que tuviesen acceso a ¡toda la información estratégica!? Es fácil ver que un ser tal—en términos de Boyer—es un “agente de acceso total”—sería un cocido que atraería nuestra atención; y aparte de eso, ¿Cuán bueno sería? ¿Porqué sería más importante para las personas que cualquier otra fantasía? Bien, esto podría ayudar a las personas a simplificar el pensamiento que tiene que ser llevado a cabo para averiguar que hacer ante cada circunstancia.

Una revisión de las religiones del mundo muestra que casi siempre los agentes de acceso total resultan ser los antepasados; idos pero no olvidados. Debido a que la memoria del Padre es pulida y elaborada en muchos recuentos a los niños, nietos; y los nietos de éstos, su fantasma puede adquirir muchas propiedades exóticas, pero en el meollo de su imagen está su virtuosidad en el departamento de la información estratégica.

¿Recuerda usted como vuestra madre y padre a menudo parecían saber exactamente lo que usted estaba pensando; exactamente cual travesura usted estaba tratando de ocultar?. Los antepasados son parecidos a ellos; sólo que un poco más: usted no puede ocultarles nada, ni siquiera vuestros pensamientos secretos; y nadie más puede hacerlo tampoco.

Ahora usted puede re-enmarcar su incertidumbre sobre qué hacer en cada circunstancia: ¿Qué hubiesen querido mis antepasados que yo hiciese es esta situación? Puede que usted no sea capaz de decir lo que estos vívidamente imaginarios agentes querrían que usted haga; pero, cualquier cosa que sea, es lo que usted debería hacer.

¿Porqué; sin embargo, nosotros los seres humanos enfocamos nuestras fantasías en nuestros antepasados? Nietzsche, Freud, y muchos otros teóricos de la cultura han articulado elaboradas conjeturas sobre las motivaciones subliminales y memorias que surgieron de míticas luchas en nuestro profundo pasado humano; y podría haber oro sustancial que podría ser refinado a partir de esos lodos especulativos, una vez que los re-examinemos con un ojo puesto en las hipótesis de la sicología evolucionaria que puedan ser sometidas a prueba.

Pero mientras tanto, nosotros podemos identificar con confianza la disposición mental básica que establece esta parcialización, porque es considerablemente más antigua que nuestra propia especie.

Los mamíferos y las aves; a diferencia de la mayoría de otros animales, a menudo dedican considerable atención parental a sus crías; pero existe una amplia variación en esto: especies precocial son aquellas que; como dice el adagio, tocan el suelo corriendo; mientras que las especies altricial, tienen crías que requieren de un prolongado cuidado parental y de entrenamiento. Éste período de entrenamiento proporciona un paquete de oportunidades para la transmisión de información de padres a crías que pasa de largo a los genes, completamente.

Los biólogos son acusados a menudo de gene centrismo—pensar que todo en la biología es explicado por la acción de los genes. Y algunos biólogos; de hecho, se desbordan en su obsesión con los genes. A ellos debe recordárseles que ¡la Madre Naturaleza no es gene-centrista! Eso es, el proceso de la selección natural no requiere en sí mismo que toda la información valiosa se mueva “a través de la línea del germen” (vía genes).

Al contrario, si la carga puede ser confiadamente asumida por continuidades en el mundo externo, eso está bien con la Madre Naturaleza—le quita un gran peso al genoma. Consideren las variadas continuidades en las cuales descansa la selección natural:

Aquellas proporcionadas por las leyes fundamentales de la física (gravedad; etc.) y aquellas proporcionadas por las estabilidades a largo plazo del ambiente, que pueden con seguridad ser “esperadas” que perseveren (salinidad de los océanos, composición de la atmósfera, colores de las cosas que pueden ser usadas como gatillos, etc.)

Decir que la selección natural descansa en esas regularidades, quiere decir esto: ellas generan mecanismos que son entonados para funcionar bien en ambientes que exhiben esas regularidades. El diseño de esos mecanismos presupone a esas regularidades en la misma forma en que el diseño del Mars Rover presupone la gravedad y la solidez del planeta, y el rango de temperaturas de su superficie, y así. (éste no está diseñado para operar en los Everglades, por ejemplo).

También existen las regularidades que pueden ser transmitidas de generación a generación mediante el aprendizaje social. Éstas son un caso especial de regularidades ambientales confiables; ellas tienen una importancia adicional porque son en sí mismas, sujetas a la selección natural; directa e indirectamente.

Dos súper-autopistas de información han sido mejoradas y engrandecidas durante eones. Los caminos informativos genéticos han sido sujetos ellos mismos a un incesante refinamiento durante miles de millones de años, con el invento y la optimización del diseño del cromosoma, y la invención y mejoramiento de enzimas correctoras de lecturas, y así, con el efecto de que las transmisiones de información genética de alta fidelidad y de banda ancha han sido logradas.

El camino instruccional entre padres e hijos también ha sido optimizado por procesos de mejoramiento; procedimentales y repetitivos. Como hacen notar Avital y Jablonka (2000): “La evolución de la transmisión de los mecanismos de transmisión es de central importancia para la evolución del aprendizaje y del comportamiento (p. 132)

Entre las adaptaciones para mejorar el ancho de banda y la fidelidad de la transmisión entre progenitores y crías está la impronta, mediante la cual los recién nacidos nacen con un ansia instintiva fácilmente disparada a mantenerse cerca y prestarle atención a la primera cosa grande que vea moviéndose.

En los mamíferos, el ansia por hallar y pegarse a un pezón de la madre es cableado por los genes, y tiene el efecto secundario, explotado oportunísticamente por adaptaciones adicionales, de mantener a las crías donde ellas puedan observar a la madre cuando no están mamando.

Los infantes humanos, no son excepciones a esta regla de los mamíferos.

Mientras tanto, yendo en la otra dirección, los progenitores han sido genéticamente diseñados para cuidar de sus crías. Mientras las crías de gaviota son irresistiblemente atraídas hacia un punto anaranjado en el pico de su madre, los seres humanos son irresistiblemente cautivados por las especiales proporciones del rostro de un bebé: éste provoca la expresión: “¿Oh, no es ella adorablemente bella?” hasta en las personas mas frías de carácter.

Como Konrad Lorenz (1950) y otros, han argumentado, que la correlación entre la apariencia facial de un infante y la respuesta de proteger y alimentar del adulto no es un accidente. No es que los rostros de los bebés sean intrínsecamente adorables.

(¿Qué quiere realmente significar eso?), sino que la evolución se concentró en las proporciones faciales como la señal para disparar las respuestas parentales; y esto ha sido refinado e intensificado durante eones en muchos linajes.

Nosotros no amamos a los bebés y a los cachorros porque ellos sean bellos. Es al revés. Nosotros los vemos bellos porque la evolución nos ha diseñado para amar cosas que lucen así. Tan fuerte es la correlación que las medidas de fósiles de dinosaurios recién nacidos han sido usados para soportar la radical hipótesis de que algunas especies de dinosaurios eran altricial (Hopson, 1977; Horner, 1984). El clásico análisis de Stephen Jay Gould (1980) del gradual rejuvenecimiento de las características de Mickey Mouse, proporciona una elegante demostración de la forma en que la evolución cultural puede ser un paralelo de la evolución genética, enfocándose en lo que los seres humanos prefieren instintivamente.

Pero aún más potente que la parcialización en los adultos a responder parentalmente a los rostros de bebé de los jóvenes; es la parcialización a responder con obediencia a las instrucciones parentales—una característica hereditaria observable tanto en cachorros de osos como en los bebés humanos. La racionalidad que flota libremente no esta lejos de encontrarse: está en el interés genético de los padres (pero no necesariamente de otros parientes de la misma especie)—no transmitirle informaciones erróneas—a sus crías; así que es fácil y relativamente seguro confiar en los padres de uno.

(Sterenly, 2003, tiene observaciones particularmente agudas sobre el toma-y-dame entre la confianza y la sospecha en la evolucionaria carrera armamentista cognoscitiva) Una vez que la súper-autopista de la información entre padres e hijos es establecida por la evolución genética; está lista para ser usada—o abusada—por cualquier agente con su propia agenda, o por cualquier meme que tenga características que se beneficien de las parcializaciones incorporadas en la súper-autopista. 3

Los padres de uno—o cualquiera que sea difícil de distinguir de los padres de uno, posee algo que se parece a una línea caliente dedicada a la aceptación; no como una potente sugestión hipnótica, pero algunas veces cerca de ella.

Hace muchos años, mi hija de cinco años, intentando imitar la actuación de la gimnasta Nadia Comaneci en la barra horizontal, se tropezó con el taburete del piano y dolorosamente se quebró dos puntas de sus dedos. ¿Cómo iba yo a calmar a esta aterrorizada niña para poderla llevar con seguridad a la sala de emergencias? La inspiración me golpeó: Coloqué mi mano cerca de su vibrante pequeña mano y firme y autoritariamente le ordené: “!Mira Andrea, voy a enseñarte un secreto! Tú puedes empujar el dolor hacia mi mano con tu mente. ¡Anda! ¡empuja! ¡empuja!, ella trató–¡y funcionó! Ella había “empujado al dolor” hacia la mano de papá. Su alivio (y fascinación) fueron instantáneos. El efecto sólo duró unos minutos; pero con unas pocas adicionales sugestiones hipnóticas de anestesia hechas sin pensar por el camino, la llevé a la sala de emergencias, donde podían administrarle el tratamiento que ella necesitaba. (inténtelo con sus propios hijos, si se presenta la ocasión. Usted podría ser similarmente sortario)

Yo estaba aprovechándome se sus instintos—aunque la racionalidad de esto no se me ocurrió a mí sino años después; cuando reflexioné sobre ello. (Esto hace surgir una interesante pregunta empírica: ¿Hubiese funcionado mi intento de hipnosis instantánea tan efectivamente en otros niños de cinco años, quienes no poseían una impronta en mí como figura de autoridad? Y si la impronta está implicada, ¿Cuán joven debe ser un niño para que la impronta en sus padres sea tan efectiva? Nuestra hija tenía tres meses de edad cuando la adoptamos)

“La selección natural construye a los cerebros infantiles con una tendencia a creer cualquier cosa que sus padres y los ancianos de la tribu les digan” (Dawkings, 2004a, p. 12). No es sorprendente entonces, encontrar a líderes religiosos en cualquier parte del mundo utilizando la autoridad extra que le es proporcionada a ellos al representar al pequeño “Padre”—pero esto es adelantarnos a nuestro relato. Nosotros estamos todavía en la etapa donde; afirma Boyer, nuestros antepasados estaban involuntariamente invocando fantasías sobre sus antepasados para aliviar algunas de sus incertidumbres sobre qué debían hacer.

Una importante característica de la hipótesis de Boyer es que; típicamente, no se cree que estos imaginarios agentes de acceso total sean omniscientes. Si a usted se le pierde su cuchillo, usted no supone automáticamente que ellos deben saber donde está su cuchillo, a menos que alguien se lo robó a usted o usted lo dejó caer en un lugar incriminador durante un encuentro furtivo—es decir, a menos que esta fuese una información estratégica. Y los antepasados saben toda información estratégica porque están interesados en ellas.

Lo que usted y sus parientes hacen es de interés para vuestros antepasados por la misma razón que es de interés para vuestros padres; y por la misma razón que le interesa a usted lo que hacen vuestros hijos y cómo son ellos percibidos en la comunidad.

La sugerencia de Boyer es que la idea de omnisciencia—un dios que sabe absolutamente todo sobre cualquier cosa; incluyendo donde están las llaves de su carro; también cual es el número primo más pequeño que un cuatrillón, y el número de granos de arena que hay en una playa—es una arruga posterior; un pedacito de sofistificación o de embellecimiento intelectual adoptado en tiempos muchos más recientes, por los teólogos.

Existe alguna evidencia experimental que soporta a esta hipótesis. A las personas se les ha enseñado desde su niñez; y en consecuencia aceptarán, que Dios lo sabe todo, pero ellos no se basan en esto cuando están razonando conscientemente y en forma no egoísta sobre Dios. La idea raíz; la que las personas usan realmente cuando se preocupan sobre lo que es “correcto teológicamente” (Barrett, 2000) es que los antepasados o los dioses saben las cosas que más importan: ansias secretas; planes ocultos; preocupaciones y sentimientos de culpa. Los dioses saben donde están enterrados todos los cadáveres, como dice el adagio.

CAPÍTULO TERCERO

Logrando que los Dioses Nos Hablen

Nada es más difícil, y en consecuencia, más precioso, que ser capaz de tomar decisiones.

—Napoleón Bonaparte

Pero…¿De qué nos sirve a nosotros la absoluta sabiduría de los dioses si no podemos obtenerla de ellos? Nuestros antepasados (¡Mientras estuvieron vivos!) tropezaron con una solución extremadamente ingeniosa: la adivinación. Todos nosotros sabemos lo difícil que es tomar las grandes decisiones en nuestra vida: ¿Debo mantenerme firme o admitir mi trasgresión? ¿Debo moverme o mantenerme en mi actual posición? ¿Debo ir a la guerra o no? ¿Debo seguir a mi corazón o a mi cabeza?.

Nosotros todavía no hemos descubierto una forma satisfactoria sistemática de tomar decisiones sobre esas cosas. Cualquier cosa que pueda aliviar la carga de averiguar cómo tomar esas difíciles decisiones está destinada a convertirse en una idea atractiva.

Considere lanzar una moneda al aire; por ejemplo. ¿Porqué lo hacemos? Para eliminar la carga de tener que encontrar una razón para escoger entre A ó B. A nosotros nos gusta tener razones para lo que hacemos; pero algunas veces no se nos ocurre nada lo suficientemente persuasivo, y reconocemos que tenemos que decidir pronto, así que cocinamos un pequeño adminículo, una cosa externa que tomará las decisiones por nosotros.

Pero si la decisión es sobre algo realmente importante, como ir a la guerra; casarse, confesar, algo como lanzar una moneda al aire, sería demasiado; bien, frívolo.

En un caso como ese, decidir, sin ninguna buena razón, sería una señal de incompetencia demasiado obvia; y, además, si la decisión es realmente monumental, una vez que la moneda haya caído usted tendría que enfrentarse a la siguiente decisión: ¿Debe usted honrar su compromiso de hacer lo que le diga la moneda? O ¿Debería reconsiderar?

Frente a estas incertidumbres, nosotros reconocemos la necesidad de un tratamiento más fuerte que lanzar una moneda. Algo más ceremonial; que no sólo nos diga que hacer, sino que nos proporcione una razón para hacerlo (si cierra los ojos casi completamente y usa su imaginación).

Los académicos han descubierto una cómica variopinta profusión de formas antiguas de delegar las decisiones importantes a externalidades incontrolables. En vez de lanzar una moneda al aire, usted puede lanzar una flecha (belomancia) o un palo (rabdomancia); o huesos, o barajas (sortilegio); y en vez de leer las hojas de té (tasseografía), usted puede examinar los hígados de animales sacrificados (hepatoscopia) u otras entrañas (arúspice) o cera derretida vertida sobre agua (ceroscopia).

[Acotación del Traductor. Algunas de estas antiguas prácticas de adivinación son citadas en la Biblia, como por ejemplo: por el Profeta Ezequiel: quien textualmente dice: “Porque el Rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha acudido a las saetas, consultó a sus ídolos, miró el hígado” (Ezequiel 21:21)]

También existen la moleosofía (adivinación mediante imperfecciones o defectos); la miomancia (adivinación mediante el comportamiento de roedores); la nefomancia (adivinación mediante la lectura de las nubes); y por supuesto, las siempre favoritas numerología y astrología entre docenas de otras. 4

Uno de los argumentos más plausibles hechos por Julian Jaynes en su brillante y peculiar; pero no confiable libro Los Orígenes de la Conciencia en el Colapso de la Mente Bicameral (1976), fue que esta turbulenta explosión de diferentes formas de pasarle a un adminículo externo la tarea de tomar decisiones, era una manifestación de las crecientes dificultades enfrentadas por el ser humano para mantener el auto-control a medida que las agrupaciones humanas se hicieron más grandes y más complicadas (capítulo 4, “Un Cambio de Opinión en Mesopotamia”, pp. 223-254).

Y como Palmer y Steadman han notado más recientemente: “El efecto más importante de la adivinación es que reduce la responsabilidad por la toma de decisiones, y en consecuencia reduce el resentimiento que puede resultar de las malas decisiones” (2004, p. 145).

La racionalidad que flota libremente es suficientemente obvia: Si usted le va a encargar a otro la toma de vuestras decisiones, encárguesela a alguien que no pueda evadir la responsabilidad, y pueda ser hecho responsable si las cosas no salen bien.

Y; como es usual con las adaptaciones, usted no tiene que entender la racionalidad detrás de ella, para beneficiarse de la adivinación—lo que Jaynes llamó: “métodos exo-psíquicos de pensamiento o de toma de decisiones” (p. 245)—pudieron crecer en popularidad simplemente porque a aquellos que la hacían les gustaron los resultados lo suficiente como para hacerlo de nuevo; y de nuevo; y después otros comenzaron a copiarlos, hasta que la adivinación se convirtió en la cosa que había que hacer a pesar de que nadie realmente sabía porqué.

Jaynes notó (p. 240), que la misma idea de azar o chance es de un origen bastante reciente: en épocas anteriores no existía forma de ni siquiera sospechar que algún evento era completamente aleatorio; se presumía que todo tenía un significado—aunque no supiésemos cual.

Optar deliberadamente por una escogencia sin sentido sólo para que una u otra decisión fuese tomada y uno pudiese seguir con su vida, probablemente es una sofistificación mucho más tardía; aún si ésta es la racionalidad que explica porqué era realmente útil para las personas.

Ante la ausencia de esa sofistificación, era importante creer que alguien; en alguna parte, que sabe lo que es correcto, se lo está diciendo a usted. Al igual que la pluma mágica de Dumbo, algunas muletas para el alma sólo funcionan si usted cree que ellas lo hacen. 5

¿Pero qué significa decir que un método como ese funciona? Sólo que realmente ayuda a las personas a pensar sobre sus incertidumbres estratégicas y después tomar la decisión oportuna—aún si las decisiones en sí mismas no son mejor informadas por el proceso. Esto no es nada. De hecho, podría ser un tremendo impulso bajo varias circunstancias.

Suponga que las personas que se enfrentan a decisiones difíciles, típicamente tienen toda la información que necesitan para tomar decisiones bien fundamentadas, pero no se dan cuenta de que la tienen; o simplemente no confían en su propio juicio tanto como deberían.

Todo lo que ellas necesitan para salir de su miedo y endurecer su columna vertebral para adoptar una resolución es…una pequeña ayuda de sus amigos; sus imaginarios antepasados revoloteando invisiblemente por ahí diciéndoles que hacer. (por supuesto; una posesión psicológica como esa sería puesta en peligro por los escépticos andando por ahí burlándose de la integridad de la adivinación, y probablemente, reconocer eso—aún si es subliminal y desarticulado—siempre ha motivado la hostilidad hacia los escépticos. ¡Shhh! ¡No rompas el hechizo!; ¡estas personas necesitan de esa muleta para mantener su compostura!)

Aún si las personas no son; en general, capaces de tomar buenas decisiones basándose en la información que poseen; puede parecerle a ellas que la adivinación las ayuda a pensar sobre sus incertidumbres estratégicas; y esto puede proporcionarles la motivación para aferrarse a esta práctica.

Por razones que ellas no pueden comprender; la adivinación proporciona alivio y las hace sentirse bien—en forma muy parecida al tabaco. Y note que ninguna de estas transmisiones es genética. Estamos hablando de las prácticas de adivinación transmitidas culturalmente, no de un instinto. Nosotros no tenemos que resolver la pregunta empírica ahora, de si los memes de la adivinación son memes mutualistas que realmente mejoran la adaptación de sus anfitriones; o memes parásitos y que sin ellos estarían mejor. Eventualmente, sería bueno obtener una respuesta a esta pregunta que esté basada en evidencias, pero mientras tanto son las preguntas—no las respuestas—en las que estoy interesado.

Note también, que esto deja ampliamente abierta la posibilidad de que la adivinación (bajo circunstancias especiales, pueda ser descubierta y confirmada) como un meme mutualista, porque es verdad—porque sí existe un Dios que sabe lo que guarda cada corazón, y en ocasiones especiales le dice a las personas lo que deben hacer.

Después de todo, la razón de que el agua sea considerada esencial para la vida en toda cultura humana; es porque sí es esencial para la vida. Por el momento; sin embargo, mi punto es simplemente, que la adivinación; que aparece casi en cualquier parte en la cultura humana (incluyendo; por supuesto, entre los buscadores astrológicos y numerologistas que todavía habitan en nuestra cultura occidental de alta tecnología), puede ser entendida como un fenómeno natural, que paga por sí mismo con la moneda biológica de la replicación, sin importar si es o no realmente una fuente de información confiable, estratégica, o de otro tipo.

CAPÍTULO CUARTO

Los Shamanes como Hipnotizadores

Cualquiera que va a un psiquiatra debe hacer que le examinen la cabeza

—Samuel Goldwyn

La adivinación es un género de rituales hallado por todo el mundo; rituales de sanación conducidos por los shamanes locales (o “médicos brujos”) es otro. ¿Cómo surgieron? En Armas, Gérmenes y Acero (1997), Jared Diamond demostró que, en una primera aproximación, en cada cultura de cada continente, la exploración humana ha descubierto a través de los siglos, todos los animales y plantas comestibles; incluyendo a muchos que requieren de una elaborada preparación para convertirlos en no-venenosos. Además, ellas han domesticado a cualquier especie local que haya sido susceptible a la domesticación.

[Acotación del Traductor: La raíz de la yuca no puede ser consumida cruda porque contiene glucósidos cianogénicos libres y fijados que se convierten en cianuro en la presencia de la linamarase, que es un enzima natural de la yuca Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Casava]

Nosotros hemos tenido el tiempo; la inteligencia; y la curiosidad, para haber hecho una búsqueda casi exhaustiva de las posibilidades—algo que ahora puede ser comprobado por métodos de alta tecnología de análisis genético de las especies domesticadas y de sus parientes silvestres más cercanos.

Es razonable; entonces, que nosotros también debimos haber hecho un excelente trabajo para descubrir a la mayoría si no a todas las hierbas medicinales disponibles localmente; aún aquellas que requieren de un elaborado refinamiento y preparación.

Éstas búsquedas y procedimientos han probado ser tan poderosos y confiables que las compañías farmacéuticas han invertido enérgicamente en años recientes en investigación antropológica; obteniendo—mediante el robo; en algunos casos—los frutos de esta primitiva investigación y desarrollo de las poblaciones indígenas de cada selva lluviosa e isla remota.

Esta ansiosa apropiación de los “derechos de propiedad intelectual” y “secretos empresariales” de pueblos económicamente ingenuos es; aunque, deplorable, una excelente instancia del razonamiento ¿Cui bono? de la biología evolucionaria.

La investigación y el desarrollo son costosos y consumen tiempo. Cualquier información que haya resistido el paso del tiempo, replicándose a través de las eras, debe haber pagado por sí misma en alguna forma; ¡así que probablemente vale la pena plagiarla! (¿Cui bono? Puede haber pagado por sí misma ayudando a una larga línea de tricksters a engañar a sus clientes; por lo que no debemos asumir que el pago fue un beneficio para todas las partes)

[Acotación del Traductor: En mitología, y en el estudio del folclor y la religión, un trickster es un dios, una diosa, un espíritu, un ser humano, o un animal antropomórfico que hace bromas o desobedece las reglas del comportamiento normal. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Trickster]

Que las personas consuman hierbas para aliviar sus síntomas o hasta curar su condición no es desconcertante ni sorprendente, ¿Pero porqué todos los acompañantes (y a menudo horripilantes) rituales? El antropólogo James McClenon (2002), ha examinado los patrones en los rituales de sanadores de todo el mundo y encuentra que ellos fuertemente soportan la hipótesis de que lo que las personas han descubierto; una y otra vez, es el efecto placebo—más específicamente, el poder del hipnotismo, a menudo ayudado por la ingestión o inhalación de alucinógenos u otras substancias que alteran el estado mental.

(vea también a Schumaker, 1990). La sanación ritual; argumenta McClenon, es ubicua porque realmente funciona—no perfectamente; por supuesto, pero mucho mejor de lo que la comunidad médica occidental ha estado dispuesta a garantizar. De hecho; existe una convergencia: las dolencias por las cuales las personas acuden—y les pagan—a los shamanes para que las alivien, son aquellas particularmente susceptibles al tratamiento mediante el efecto placebo:

El estrés psicológico y sus síntomas relacionados; así como la angustiante experiencia del alumbramiento, para nombrar quizás, los casos más interesantes.

El alumbramiento en el Homo sapiens es un evento particularmente angustiante, y por supuesto, el momento de su ocurrencia—a diferencias de los traumas causados por accidentes u hostilidades, puede ser anticipado muy precisamente, convirtiéndolo en una ocasión ideal para elaboradas ceremonias que requieren de considerable preparación y tiempo. Debido a que las tasas de mortalidad infantil y materna eran presumiblemente altas en los días pre-tecnológicos, como lo son ahora en sociedades no-tecnológicas, ha existido un abundante espacio para una fuerte presión selectiva para la co-evolución de cualquier tratamiento (transmitido culturalmente) y susceptibilidad a tratamientos (transmitida genéticamente) que puedan mejorar los chances de un parto feliz. Exactamente a como la tolerancia a la lactosa ha evolucionado en personas que vivían en culturas con tradiciones de pastorear ganados lecheros; la hipnotizabilidad pudo haber evolucionado en poblaciones con tradiciones de rituales de sanación.

Yo planteo las hipótesis de que los rituales de los shamanes constituyen inducciones hipnóticas; que las actuaciones de los shamanes proporcionan sugestiones; que las respuestas de los clientes son equivalentes a las respuestas producidas por la hipnosis; y que las respuestas a los tratamientos de los shamanes se correlacionan con la hipnotizabilidad de los pacientes. [McClenon, 2002, p. 79]

Estas hipótesis pueden; eminentemente, ser sometidas a prueba; y McClenon argumenta, que ellas plausiblemente proporcionan fuentes para algunas de las características (rituales y creencias) que son hallados en casi toda religión.

Interesantemente, existe una amplia variación en hipnotizabilidad, con cerca del 15 por ciento de las poblaciones humanas mostrando una fuerte hipnotizabilidad; y aparentemente existe un componente genético, que no ha sido (en mi conocimiento) bien estudiado todavía. Los shamanes tienden a surgir en determinadas familias, conforme a una riqueza de evidencia antropológica; pero esto podría, por supuesto, ser debido enteramente a una transmisión cultural vertical (de los memes shamánicos de padre a hijo).

¿Pero; en primer lugar, porqué deberían los seres humanos ser susceptibles al efecto placebo? ¿Es ésta una adaptación humana única (que depende del lenguaje y de la cultura), o son discernibles los efectos relacionados al efecto placebo en otras especies? Este es un tópico actual de investigación y controversia. Una de las hipótesis más ingeniosas en discusión es la hipótesis de “administración de recursos económicos” de Nicholas Humphrey (2002):

El cuerpo tiene muchos recursos para curar sus propios padecimientos: dolor para desestimular actividades que pueden dañar adicionalmente a una herida; fiebres para combatir la infección; vómito para sacar las toxinas del sistema digestivo; y la respuesta inmunológica, sólo para mencionar las más poderosas.

Todas ellas son efectivas pero costosas; su sobre-uso, o su uso prematuro por parte del cuerpo, podría terminar dañándolo más que ayudándolo (respuestas inmunológicas a gran escala son particularmente costosas, y sólo los animales más saludables pueden mantener un ejército bien equipado de anticuerpos). ¿Cuándo debería un cuerpo responder a todo costo en la esperanza de una cura rápida? Sólo cuando es seguro hacerlo; o cuando una ayuda adicional está muy cerca. De otra manera, sería mucho más prudente para el cuerpo ser pichirre con sus costosos auto-tratamientos.

El efecto placebo; conforme a esta hipótesis, es un relajante del disparador, diciéndole al cuerpo que abra todas las puertas cerradas porque hay esperanza. En otras especies, la variable de la esperanza presumiblemente es entonada por cualquier información que el animal pueda recolectar de lo que lo rodea (¿Está seguro en su guarida; o en medio de su manada, y existe abundante alimento disponible?); en nosotros, la variable de la esperanza puede ser manipulada por figuras de autoridad. Vale la pena investigar adicionalmente estos asuntos.

En el capítulo tercero, brevemente introduje la hipótesis de que nuestros cerebros podrían haber evolucionado un “centro de dios” pero noté que sería mejor mientras tanto considerarlo como un centro de ¿que-será? Que Tendría que haber sido adaptado o explotado por elaboraciones religiosas de un tipo u otro . Ahora tenemos un plausible candidato para llenar el vacío: el capacitador de la hipnotizabilidad. Además, en su reciente libro, El Dios Gen, el neurobiólogo y geneticista Dean Hamer (2004) afirma haber encontrado un gen que al que podrían ponérsele los aperos para que desempeñe ese rol.

El gen VMAT2 es uno de los muchos genes que proporciona récipes para las proteínas—los monoaminos—que hacen el principal trabajo en el cerebro. Estas son las proteínas que portan las señales que controlan todo nuestro pensamiento y comportamiento: los neuromoduladores y neurotransmisores que son conectados y desconectados entre las neuronas, y los transportadores en el interior de las neuronas que llevan a cabo toda la “labor hogareña”, reponiendo los suministros de neuromoduladores y neurotransmisores.

Prozac, y los muchos otros fármacos psico-activos, o cambiantes de la actitud mental desarrollados en los años recientes, funciona mediante el incremento o la supresión de la actividad de uno u otro monoamino.

El gen VMAT2 es polimórfico en los seres humanos, lo que significa que existen diferentes mutaciones de éste en diferentes personas. Las variantes del gen VMAT2 están idealmente ubicadas para explicar las diferencias en las respuestas emocionales y cognoscitivas de diferentes personas ante el mismo estímulo, y podrían explicar porqué algunas personas son relativamente inmunes a la inducción hipnótica mientras que otras son fácilmente puestas en trance.

Nada de esto está cerca de ser comprobado todavía, y el desarrollo de Hammer de esta hipótesis está marcada más por el entusiasmo que por la sutileza; una debilidad menor que podría espantar a los investigadores que de otra manera la toman en serio. Aún así, algo parecido a su hipótesis (pero probablemente mucho más complicado) es una buena apuesta para su confirmación en el futuro cercano; a medida que el rol de las proteínas y de sus récipes genéticos, sean adicionalmente analizados. Parte de lo que es tentador sobre esta avenida de investigación es ¡cuán no-reduccionista es ésta! McClenon y Hammer han trabajado en forma independiente el uno del otro; hasta donde yo se. En cualquier caso, ninguno menciona al otro, y ninguno es tratado ni por Boyer ni por Atran u otros antropólogos. Esto no es sorprendente. La colaboración entre geneticistas y neurobiólogos; por una parte, y entre antropólogos, arqueólogos e historiadores, por la otra, en las cuales Luigi Luca Cavalli-Sforza es pionero es una tendencia reciente y manchada. Falsos comienzos y desilusionamientos están destinados a ser más numerosos que los triunfos durante los primeros días del trabajo interdisciplinario; y no hago promesas sobre los prospectos de las específicas hipótesis de McClenon o de Hammer. Sin embargo, ellas constituyen un vívido y accesible ejemplo de las posibilidades almacenadas. Recuerden el punto de Richard Dawkins citado en el capítulo tercero: “Si los neurocientíficos encuentran un “centro de dios” en el cerebro, los científicos darwinianos como yo queremos saber cómo y porqué evolucionó el centro de dios. Y ¿Porqué aquellos de nuestros antepasados que tuvieron una tendencia a desarrollar un centro de dios sobrevivieron mejor que sus rivales que no lo poseían?”

Nosotros tenemos ahora una respuesta a la pregunta de Dawkins, que eventualmente puede ser sometida a prueba, y ella invoca no sólo a hechos bioquímicos, sino a todo el mundo de la antropología cultural. 6

¿Qué hicieron aquellos con la tendencia genética a sobrevivir? Porque ellos, a diferencia de los otros que carecían del gen, ¡tenían un seguro de salud! En los días anteriores a la medicina moderna, la sanación shamánica era el único recurso si uno se sentía enfermo. Si vuestra constitución era impermeable a los procedimientos que los shamanes habían pacientemente refinado durante siglos (de evolución cultural), usted no poseía un proveedor de cuidados médicos a quien acudir.

[Acotación del Traductor: Conforme a las leyendas, María Lionza nació en 1502, hija de un jefe indio de la región (estado) de Yaracuy, ubicada en el centro-occidente de Venezuela. Se cree que ella es una bella mujer fuerte y bien dotada que cabalga sobre una enorme danta. Se dice que reina sobre las bestias salvajes autóctonas como tortugas
y serpientes, y que aún vive en la Montaña de Sorte donde acuden sus seguidores para rendirle homenaje, llamándola “La Reina María Lionza”. Debido a esta tradición folclórica, la Montaña de Sorte fue declarada Parque Nacional en la década de 1980. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Maria_Lionza]

Si los shamanes no hubiesen existido no hubiese existido ninguna ventaja selectiva en tener este variante gen. Pero los acumulados memes de la cultura de sanación shamánica, pudieron haber creado una fuerte cordillera de presión selectiva en el paisaje adaptivo que de otra manera no hubiese existido allí. Esto todavía no nos lleva hasta la religión organizada, pero sí nos lleva hasta lo que voy a llamar religión folclórica, los tipos de religión que no tienen credos escritos, ni teólogos, ni una jerarquía de funcionarios religiosos. 7 Antes de que existiese cualquiera de las grandes religiones organizadas; existían religiones folclóricas, y éstas proporcionaron en ambiente cultural de donde podrían emerger las religiones organizadas. Las religiones folclóricas tienen rituales, relatos sobre dioses o antepasados sobrenaturales, prácticas prohibidas, y prácticas obligatorias. Al igual que con las leyendas folclóricas, los dichos de las religiones folclóricas son de autoría tan distribuida, que es mejor decir que ellos no tienen ningún autor—no que sus autores sean desconocidos. Al igual que la música folclórica 8, los rituales y las canciones de las religiones folclóricas no tienen compositores; y sus tabúes y otros mandatos morales no tienen legisladores.

La autoría consciente; deliberada, viene después, cuando los diseños de los básicos ítems culturales han sido lijados y pulidos por muchas generaciones; sin visión futura en mente, sin intención, mediante nada distinto al proceso de replicación diferencial durante la transmisión cultural. ¿Es todo esto posible? Por supuesto que sí. El lenguaje es un artefacto cultural estupendamente intrincado y bien diseñado; sin embargo, no puede conferirse a ningún diseñador humano su autoría.

Y exactamente en la misma forma en que algunas de las características de los lenguajes escritos son claramente vestigios de sus antepasados puramente orales 9, algunas de las características de la religión organizada resultarán ser vestigios de las religiones folclóricas de las cuales ella desciende. Por vestigio quiero decir: La preservación a través de muchas generaciones de una religión folclórica—su auto-replicación frente a la inexorable competencia—demanda adaptaciones que son peculiares a una tradición oral y que ya no son estrictamente necesarias (desde un punto de vista de ingeniería en reversa), sino que simplemente persisten porque ellas aún no han llegado a ser lo suficientemente costosas como para ser extinguidas por la selección natural.

CAPÍTULO QUINTO

Artefactos de Ingeniería para la Memoria
En las Culturas Orales

La totalidad del cuerpo de conocimiento Baktaman está almacenado en 183 mentes Baktaman, ayudadas sólo por un modesto ensamblaje de concretos símbolos crípticos (los significados de los cuales dependen de las asociaciones construidas alrededor de ellos en las conciencias de unos pocos ancianos) y comunicaciones limitadas y sospechosas con los miembros de unas pocas comunidades de los alrededores.

—Fredrik Barth: Rituales y Conocimiento Entre los Baktaman de Nueva Guinea:

Los humanos; así parece, son los únicos animales que se involucran espontáneamente en una coordinación corporal creativa y rítmica, para mejorar las posibilidades de cooperación (por ejemplo, cantando y balanceándose cuando trabajan juntos).

—Scott Atran: En los Dioses Confiamos

Toda religión folclórica tiene rituales. Para un evolucionista, los rituales sobresalen como pavos reales en un claro de un bosque iluminado por el sol. Ellos son a menudo noqueadoramente costosos: involucran a menudo la deliberada destrucción de alimentos valiosos y otras propiedades—para no decir nada de los sacrificios humanos—son a menudo físicamente exigentes o hasta injuriosos para los participantes; y típicamente, requieren de impresionantes preparaciones, tiempo y esfuerzo.

¿Cui bono? ¿Quién o qué es el beneficiario de todo este extravagante despliegue? Ya hemos visto dos formas en las que los rituales pueden pagar por sí mismos: como características psicológicas necesarias de las técnicas de adivinación; o como procedimientos de inducción hipnótica en la sanación shamánica. 10

Una vez que fueron establecidos en la escena para esos propósitos; ellos estarán disponibles para ser adaptados—exaptados, como el finado Stephen Jay Gould dijo—para otros usos. Pero existen otras posibilidades a explorar.

[Acotación del Traductor: Exaptar: la utilización de una estructura para una función distinta para la cual fue desarrollada por la evolución a través de la selección natural. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/exapted]

Antropólogos e historiadores de la religión han teorizado sobre los significados y funciones de los rituales religiosos durante generaciones, usualmente perspectivas limitadas y subjetivas que ignoran el telón de fondo evolucionario. Antes de que miremos a las especulaciones sobre rituales como expresiones simbólicas de una profunda necesidad o creencia u otra cosa, debemos considerar el caso que puede ser argumentado sobre los rituales como procesos para mejorar la memoria, diseñados por la evolución cultural (¡y no por ningún diseñador consciente!), para mejorar la fidelidad del copiado del mismísimo proceso de transmisión de los memes que ellos aseguran.

Una de las lecciones más claras de la biología evolucionaria es que la extinción temprana yace en el futuro de cualquier linaje en el cual la maquinaria de copiado se rompe; o hasta simplemente se degrada un poquito. Sin un copiado de alta fidelidad, cualquier mejoramiento del diseño que ocurra en un linaje se desvanecerá casi inmediatamente. Las ganancias duramente adquiridas; acumuladas durante muchas generaciones, pueden perderse a causa de unas pocas réplicas defectuosas. Los preciosos frutos de la investigación y el desarrollo se evaporarían de la noche a la mañana. Así que podemos estar seguros que lo que se convertirá en una tradición religiosa que no tenga buenas formas de preservar sus diseños en forma confiable a través de los siglos, están condenadas a ser olvidadas.

Nosotros podemos observar hoy, el nacimiento y la rápida muerte de cultos, a medida que los primeros adherentes pierden fe, pierden interés o se van a la deriva, dejando casi ningún rastro después de unos pocos años. Aún cuando miembros de tales grupos deseen fervientemente mantenerlos vigentes; sus deseos serán torcidos a menos que adquieran las tecnologías de la replicación. Hoy; la escritura (para no mencionar los videos u otro medio de grabación de alta tecnología), proporcionan la obvia autopista de información a usar. Y desde los primeros días de la escritura; ha existido una aguda apreciación de la necesidad no sólo de proteger a los documentos sagrados, de daños y deterioro, sino de copiarlos una y otra vez, minimizando el riesgo de pérdida al asegurarse de que múltiples copias son distribuidas.

Durante muchos siglos antes de la invención del tipo movible, que hizo posible por primera vez la producción masiva de copias idénticas, salones llenos de escribas; hombro a hombro, en sus escritorios de copiado, tomaban dictado de un lector, y en consecuencia convertían a una frágil y desgastada copia en docenas de nuevas copias frescas—una máquina de copiado hecha de gente.

Debido a que los originales a partir de los cuales se hacían las copias se han convertido en polvo a través del tiempo, sin el esfuerzo de esos escribas nosotros no tendríamos textos confiables para ninguna literatura de la antigüedad; sagrada o secular, ningún Viejo Testamento, ningún Homero, ni Platón, ni Aristóteles, ni Gilgamesh. Las copias más antiguas de los diálogos de Platón todavía en existencia, por ejemplo, fueron creadas siglos después de su muerte; y hasta inclusive los Pergaminos del Mar Muerto y los Evangelios de Nag Hammadi (Pagels, 1979), son copias de textos que fueron compuestos cientos de años antes.

[Acotación del Traductor: Gilgamesh: fue el Rey semi-divino de Erech, una ciudad del sur de Babilonia y héroe de una colección épica de relatos míticos, uno de los cuales relata el diluvio universal. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Gilgamesh; Los Pergaminos del Mar Muerto: comprenden aproximadamente entre 825 y 872 documentos; incluyendo textos de la Biblia Judía, descubiertos entre 1947 y 1956 en once cuevas cerca de las ruinas del antiguo asentamiento llamado Khirbet Qumran, ubicado en la costa noroeste del Mar muerto. Son los únicos documentos bíblicos sobrevivientes escritos antes del año 100 de la Era Actual. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Dead_Sea_Scrolls ; Evangelios de Nag Hammadi: Nag Hammadi es un pueblo de Egipto ubicado a unos 80 kilómetros al noroeste de Luxor, allí fueron descubiertos en 1945 doce códices en papiro encuadernados en cuero junto a páginas arrancadas de un décimo-tercer libro. Estos códices contienen mayormente 52 tratados gnósticos que se cree fueron escondidos por los monjes del cercano monasterio de San Pacomio. El más famoso de estos documentos escritos en idioma cóptico es el Evangelio de Tomás. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Nag_Hammadi ]

Un texto escrito en tinta sobre papiro o pergamino es como una espora dura de una planta que puede yacer en la arena sin ser dañada durante siglos antes de encontrarse a sí misma en condiciones apropiadas para descartar su armadura y germinar.

En las tradiciones orales; en contraste, el vehículo—un verso hablado o un refrán cantado—dura sólo unos segundos, y debe entrar en algunos oídos—tantos como sea posible—y crear una impronta de sí mismo firmemente en tantos cerebros como sea posible; si es que quiere evitar desvanecerse. Lograr ser registrado en un cerebro—lograr ser oído y notado por encima de la competencia—es menos de la mitad de la batalla. Lograr ser repetido y repetido; ya sea en privado en un solo cerebro o al unísono en repetición pública, es un asunto de vida o muerte para un meme transmitido oralmente. 11

Si usted quiere sacudir en su memoria el orden del servicio religioso el domingo en su iglesia; o chequear para ver si uno debe ponerse de pie o sentarse durante el cierre de la benedicción, casi ciertamente existe un texto que usted pueda consultar. Los detalles están impresos en la parte posterior de cada catecismo; quizás, o en el Libro Común de Plegarias; o, si no está allí, por lo menos lo está en textos fácilmente disponibles al sacerdote, ministro (predicador), rabino o imam (clérigo islámico). Nadie tiene que memorizar cada línea de cada invocación; cada plegaria, cada detalle de las costumbres, música, manipulación de objetos sagrados, y así. Porque todos ellos están escritos en algún registro oficial u otro.

Pero los rituales; por ninguna razón, están restringidos a las culturas letradas. De hecho, los rituales religiosos de las sociedades no-letradas son a menudo más detallados, típicamente mucho más demandantes físicamente, y simplemente mucho más largos en duración que los rituales de las religiones organizadas.

Además, los shamanes no asisten a seminarios oficiales para shamanes; y no existe una Conferencia Episcopal de Shamanes o Ayatolaes Shamánicos que mantengan un control de calidad. ¿Cómo hacen los miembros de esas religiones? ¿Mantienen en la memoria todos los detalles durante generaciones?

Una respuesta simple es: ¡Ellos no lo hacen! ¡No pueden! Y es sorprendentemente difícil probar lo contrario. Mientras que los miembros de culturas no letradas podrían ser muy cercanamente unánimes en sus convicciones de que sus rituales y credos han sido preservados perfectamente por ellos durante “cientos” o “miles” de generaciones (mil años son aproximadamente cincuenta generaciones), ¿Porqué deberíamos creerles? ¿Existe alguna evidencia que soporte su tradicional convicción? Existe un poquito.

Mucha de la excitación que acompañó al descubrimiento de los académicos de la tradición ritual Nambudiri, activó el hecho de que aunque existen textos que delinean los rituales Védicos, los Nambudiri no los han usado. Exclusivamente; mediante formas no letradas, ellos han sostenido esta elaborada tradición ritual con asombrosa fidelidad (comparada con el Śrauta Sūtras de siglos de antigüedad). [Lawson y McCauley, 2002, p. 153] [Acotación del Traductor: Los Nambudiri Son los miembros de la casta alta de los Brahmanes de Kerala, quienes se consideran a sí mismos los más ortodoxos brahmanes de la India. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Nambudiri]

Así que al principio pareciera que los Nambudiri fuesen quizás una cultura oral sortariamente única, al tener alguna evidencia que soporta sus convicciones de que ellos han preservado sus rituales intactos. Si no fuese por los textos védicos; presumiblemente desconocidos para ellos y nunca consultados a través de los años, no hubiese ninguna vara de medida contra la cual medir su confianza en la antigüedad de sus tradiciones.

Pero ¡Alas! El relato es demasiado bueno para ser totalmente cierto. La tradición Nambudiri puede que sea oral, pero ellos no son iletrados (algunos de sus sacerdotes enseñan ingeniería; por ejemplo), y es difícil creer que ellos se han mantenido totalmente aislados de los textos védicos.

“Es sabido que durante los seis meses de su período de iniciación; de entrenamiento, preparación y ensayo, que conduce al evento en sí, se hace uso de cuadernos de notas, preparados por los ancianos AcAryas, quienes han tomado parte en previos rituales…” 12 Así que los Nambudiri no son realmente una pilastra marcadora de cuán precisa puede ser la transmisión oral.

Compare este problema con la investigación en curso de la evolución de los idiomas. Usando sofisticados y complejos análisis probabilísticos, los lingüistas pueden deducir características de idiomas orales extintos, cuyos últimos voceros ¡han estado muertos durante milenios! Los lingüistas hacen un uso extensivo del cuerpo de datos textuales de los otros y posteriores idiomas rastreando los cambios lingüísticos desde el griego antiguo hasta el griego helénico; y del latín hasta los idiomas romances, y así. Hallando patrones comunes en estos cambios, ellos han sido capaces de extrapolar hacia atrás con cierta confianza hasta lo que hubiesen parecido los idiomas antes de que apareciese la escritura y fosilizase algunos de ellos para ser estudiados en épocas posteriores.

Ellos han sido capaces de extraer irregularidades en cambios de pronunciación y cambios gramaticales, y yuxtaponerlos sobre patrones de estabilidad para llegar a inferencias altamente educadas y confirmadas en forma cruzada sobre; digamos, las palabras indo-europeas que fueron pronunciadas mucho antes de que existiesen los idiomas escritos para preservar las claves en forma similar a los fósiles de insectos en ámbar. 13

Si nosotros tratásemos de hacer el mismo truco de extrapolación con las creencias religiosas, primero tendríamos que establecer pilares marcadores para la estabilidad y el cambio en ellas; y hasta ahora esto no ha probado ser factible. Lo poco que sabemos sobre las primeras religiones es casi totalmente dependiente de textos sobrevivientes. Pagels (1979) ofrece una fascinante perspectiva sobre los Evangelios Gnósticos; por ejemplo, antiguos competidores para ser incluidos en el canon de los textos cristianos, gracias a la sobrevivencia fortuita de textos escritos que han sido transmitidos en traducciones de copias…de los originales.

Nosotros no podemos; entonces, tener fe en que las religiones no letradas aún existentes en el mundo son tan antiguas como ellas dicen. Y ya sabemos que en algunas de esas religiones no existe una tradición de obsesiva preservación de los credos antiguos.

Fredrik Barth; por ejemplo, halló montones de evidencias de innovación entre los Baktamans, y como notaron secamente Lawson y McCauley (2002, p. 83), “La fidelidad perfecta hacia las prácticas pasadas no es un ideal inconmovible para los Baktamans”. Así que, mientras podemos estar completamente seguros de que las personas con tradiciones orales han tenido religión de algún tipo durante miles de años, no deberíamos ignorar la posibilidad de que la religión que vemos (y registramos) hoy podría consistir de elementos que han sido inventados o reinventados muy recientemente. Las personas corren , saltan y lanzan piedras en prácticamente las mismas maneras en todas partes. Y esta regularidad es explicada por las propiedades físicas de los miembros humanos, la musculatura y la uniformidad de la resistencia del viento alrededor del globo; no es una tradición que pasó de alguna manera de generación en generación. Por otra parte, donde tales restricciones aseguran la reinvención, los ítems culturales serán capaces de divagar rápidamente; ampliamente, y en formas irreconocibles en ausencia de mecanismos de fidelidad de copiado.

Different strokes for different folks. 14 (Diferentes maneras para diferentes paisanos). Y donde quiera que esta divagación ocurra; automáticamente existirán selecciones de mecanismos que mejoran la fidelidad de copiado cada vez que ocurra; así le importe o no a la gente, debido a que cualquiera de tales mecanismos tenderá a persistir por mucho más tiempo en el medio cultural que mecanismos alternativos (y no menos costosos) que logran ser copiados indiferentemente. Una de las mejores formas de lograr la fidelidad de copiado durante muchas replicaciones, es la estrategia de que “la mayoría se impone” que es la base para el aparentemente inexplicable comportamiento de las computadoras. Fue el gran matemático John von Neumann quien vio la forma de aplicar este truco en el mundo real de la ingeniería; para que la imaginaria máquina de cómputos de Alan Turing pudiese convertirse en realidad; permitiéndonos a nosotros manufacturar computadoras altamente confiables a partir de partes inevitablemente no confiables.

Transmisiones prácticamente perfectas de trillones de bits son ejecutadas rutinariamente hasta por la computadora más barata de hoy; gracias al “multiplejo de von Neumann”, pero este truco ha sido inventado y reinventado durante siglos en muchas variantes. En los días anteriores a las comunicaciones por radio y los satélites GPS (Global Positioning System = Sistema de Posicionamiento Global), los navegantes acostumbraban llevar no uno sino tres cronómetros a bordo de sus barcos durante los viajes largos. Si usted tiene sólo un cronómetro y comienza a atrasarse o adelantarse, usted nunca sabrá que está en error. Si usted lleva dos, y ellos eventualmente entran en desacuerdo, usted nunca sabrá si es que uno se está atrasando o se está adelantando. Si usted lleva tres usted puede estar seguro que el que no tenga el mismo tiempo es el que está en error, porque es improbable que dos cronómetros coincidan en el mismo error, bajo la mayoría de las circunstancias.

Mucho antes de que fuese conscientemente inventado, este Buen Truco estaba ya incorporado como una adaptación de los memes. Puede ser visto en funcionamiento en cualquier tradición oral; religiosa o secular; en la cual las personas actúan al unísono—rezando, cantando o bailando; por ejemplo. No todo el mundo recordará las palabras o la melodía o el próximo paso; pero la mayoría lo hará, y aquellos que están desfasados se corregirán a sí mismos rápidamente para unirse a la multitud, que preserva las tradiciones en forma mucho más confiable que cualquiera de sus miembros podría hacer por su cuenta.

Esto no depende de memorizadores virtuosos distribuidos entre la multitud; nadie necesita ser mejor que el promedio. Es matemáticamente probable que esquemas de “multiplejo” como este puedan sobreponerse al fenómeno del “eslabón más débil”, y construir un entramado que es mucho más fuerte que sus más débiles eslabones.

No es un accidente que todas las religiones tengan ocasiones en las cuales los adherentes se reúnan para actuar rituales en público al unísono. Cualquier religión sin esas ocasiones ya estaría extinta. 15

Un ritual público es una fabulosa forma de preservar contenido con alta fidelidad, pero; en primer lugar, ¿Porqué están las personas tan ansiosas de participar en rituales?.

Debido a que estamos presumiendo que ellos no tienen la intención de preservar la fidelidad de su copiado de memes, constituyendo una especie de memoria de computadora social, ¿Qué las motiva a ellas a unirse?. Aquí existe una marejada de hipótesis en conflicto que requerirán de cierto tiempo e investigación para ser resueltas; una superabundancia en necesidad de ser tamizada. 16 Consideren lo que podemos llamar la hipótesis de propaganda shamánica. Los shamanes por todo el mundo conducen su medicina en ceremonias públicas; y son adeptos a incitar al público local no sólo a observar mientras ellos inducen un trance en sí mismos o en sus clientes, sino a participar, tocando tambores, cantando, participando en coros, y bailando.

En su clásico libro, Witchcraft, Oracles, and Magic Among the Azande (Brujería, Oráculos y Magia Entre los Azande—1937—), el antropólogo Edward Evans Pritchard, describe vívidamente estos procedimientos, observando como el shamán astutamente recluta a la multitud de observadores entendidos y los convierte en cómplices; en efecto, para impresionar a los no iniciados, para quienes la demostración ceremonial es un espectáculo novedoso.

[Los Azande (plural; singular: Zande) tienen una población estimada en cuatro millones y habitan en la República Democrática del Congo; en el suroeste de Sudán y en el sureste de La República Central Africana. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Azande ]

Podría suponerse; de hecho, que la asistencia a las ceremonias de sanación Zande tiene una importante influencia formativa en el crecimiento de las creencias en la brujería en las mentes de los niños; porque los niños insisten en atender y tomar parte en ellas como espectadores y parte del coro. Esta es la primera ocasión en la cual ellos demuestran sus creencias, las que son más dramáticamente y más públicamente afirmadas en estas séanses [Francés: sesiones] que en ninguna otra situación [Evans Pritchard, 1937 (1976; edición resumida, pp. 70-71)].

La innata curiosidad; estimulada por la música, las danzas rítmicas, y otras formas de despliegues sensoriales espectaculares (Lawson y McCauley, 2002), podría probablemente explicar la motivación inicial a unirse al coro—especialmente si poseemos un deseo innato evolucionado a pertenecer a un grupo; a unirnos a los otros, especialmente a los ancianos, como muchos han argumentado recientemente. (Éste será un tópico en el próximo capítulo).

También existen los fenómenos de la “hipnosis en masa” y de la “histeria de las turbas”, todavía pobremente entendidos, pero innegablemente, potentes efectos observables cuando las personas son reunidas en multitudes y se les proporciona algo excitante para que reaccionen ante éste. Una vez que las personas se hallan en el coro, otras motivaciones pueden tomar el control.

Cualquier cosa que cubra el costo de la no-participación hará el truco; y si a los miembros de la comunidad se les ocurre la idea de estimular a otros miembros no sólo a participar sino a infligir costos sobre aquellos que evaden sus responsabilidad de participar, el fenómeno puede convertirse en auto-sostenible (Boyd y Richerson, 1992).

¿No tiene que haber una individualidad que apoye o promueva el evento? ¿Cómo comienza éste; a menos que existan algunas personas; algunos agentes, que quisiesen iniciar una tradición ritual?

Como es usual, esta corazonada deja ver una falla en imaginación evolucionaria. Es; por supuesto, posible—y en algunas instancias seguramente es probable o hasta comprobado—que algún líder comunitario u otro agente se dedicó a diseñar un ritual para servir a un propósito en particular; pero nosotros hemos visto que tal autor no es estrictamente necesario. Hasta rituales elaborados y costosos de ensayo público pueden emerger a partir de prácticas y hábitos anteriores sin un diseño consciente. 17

El ensayo público es un proceso clave de mejoramiento de la memoria, pero no es suficiente. También tenemos que mirar a las características de lo que se está ensayando; porque esto en sí mismo puede ser diseñado para que sea más y más amigable a la memoria. Una innovación clave es dividir el material que será transmitido en algo parecido a un alfabeto, un repertorio más pequeño de normas de producción. En el Apéndice A, describo como la confiabilidad de la replicación del ADN depende ella misma de la existencia de un código o ensamblaje de elementos, finito; una especie de alfabeto como A, C, G, T.

[ Acotación del Traductor: El ADN está compuesto exclusivamente de cuatro bases: Adenina, Citosina, Guanina y Timina]

Esta es una forma de digitalización que permite minúsculas fluctuaciones o variaciones en la ejecución a ser absorbida o borrada en la próxima ronda. La idea de diseño de la digitalización, ha sido hecha famosa en la era de la computación; pero anteriores aplicaciones de ella pueden ser vistas en las formas en que los rituales religiosos—como danzas, poemas, y las mismas palabras—pueden ser divididos en elementos fácilmente reconocibles ajustados a lo que Dan Sperber (2000) llama “producción disparada” (Vea Apéndices A y C).

Ni siquiera dos personas hacen su curtsy, su saludo, o kowtow, en exactamente la misma manera, pero cada uno de ellos será reconocido por el resto del grupo; que de paso, absorbe el ruido del momento, pero transmite al futuro sólo el esqueleto, el deletreo de los movimientos.

Diferentes tipos de Curtsy (reverencia)

Diferentes tipos de Kowtow (reverencia)

Cuando los niños observan a sus mayores haciendo los movimientos; ya sea en un baile popular, una ceremonia religiosa popular (y esa distinción será completamente arbitraria o no existente en algunas culturas), ellos aprenden un alfabeto de comportamientos; y podrían competir entre ellos para ver quien puede hacer el más atrevido o galante movimiento espectacular; o el movimiento adicional más adornado, o el más ruidoso canto; pero todos ellos están de acuerdo en qué cosa son los movimientos, y allí yace un enorme entendimiento de la información que debe ser transmitida.

Este tipo de entendimiento puede ser medido con precisión en su computadora hogareña al comparar un mapa de bits de una página de texto (que no hace distinciones entre caracteres alfabéticos, borrones o manchas de tinta, representando laboriosamente cada punto) y un archivo de texto de la misma página, que será órdenes de magnitud más pequeño.

Hablar de un “alfabeto” compuesto por un conjunto “canónico” de cosas para recordar es ser doblemente anacrónico, usando tecnologías más actuales (lenguaje escrito y la consciente y deliberada elevación de un canon restringido de creencias y textos prescritos) para analizar las fuerzas de los diseños de anteriores innovaciones en los métodos de transmisión que no tuvieron autor. Éstos fueron adicionalmente mejorados por el uso del ritmo y la rima—para cometer un anacronismo adicional, debido a que estos términos técnicos seguramente fueron inventados mucho tiempo después de que la efectividad de las propiedades fuese “reconocida” por el relojero ciego de la selección cultural.

[Acotación del Traductor: El Relojero Ciego (The Blind Watchmaker) es el título de la obra de 1986 del eminente Biólogo y prolijo autor británico Richard Dawkins, quien usó esa metáfora para explicar como la evolución mediante la selección natural de las especies, creó todos los organismos vivos extintos y actuales]

El ritmo y la rima y el tono musical proporcionaron todos un impulso adicional (Rubin, 1995), convirtiendo a ristras inmemorizables de palabras en bites de sonido (empantanémonos en anacronismo, mientras estamos en eso).

Una característica de diseño algo menos obvia fue la inclusión de ¡elementos incomprensibles! ¿Porqué ayudaría esto a la transmisión? Obligando a los transmisores a apoyarse en “citas directas” en circunstancias donde ellos; de otra manera, serían tentados a usar “citas indirectas” y a sólo transmitir la parte esencial de la ocasión “en sus propias palabras”—una peligrosa fuente de mutación.

La idea subyacente es un método pedagógico lo suficientemente familiar a todos nosotros (usualmente aborrecido, pero efectivo): aprendizaje mecánico. “!No traten de entender estas fórmulas, sólo memorícenlas!” Si usted es simplemente incapaz de entender las fórmulas; o algún aspecto de ellas, usted no necesita el regaño, usted no tiene otro recurso que aprenderlas de memoria, y eso refuerza la dependencia en la repetición estricta y al genio corrector de errores de los alfabetos.

El regaño; sin embargo, podría muy bien estar allí, como otra característica mejoradora de la memoria: ¡Digan la fórmula exactamente ! ¡Vuestra vida depende de ello ! (si usted no dice la palabra mágica correctamente, la puerta no se abrirá. ¡El diablo lo agarrará si la pronuncia mal!).

Para repetir el refrán que debe ser familiar ahora: nadie tenía que entender esas racionalidades, o ni siquiera querer mejorar la fidelidad de copiado de los rituales en los cuales participaban; es más bien, que cualquier ritual que simplemente era favorecido por esas características tendría una poderosa ventaja de replicación sobre rituales competidores que no las poseían.

Acotación del Traductor: ¿Recuerdan la palabra: “Abracadabra”?

[Esa palabra es ahora comúnmente usada como un encantamiento por magos de escenario. En la antigüedad; sin embargo, era tomada mucho más en serio como un encantamiento a ser usado como una cura para fiebres e inflamaciones. La primera mención conocida fue en el siglo segundo antes de la Era Actual, en un poema llamado De Medicina Praecepta (Sobre Preceptos Medicinales) del autor Serenus Sammonicus, médico del emperador romano Caracalla, quién prescribía que el paciente de la enfermedad usara un amuleto que contenía la palabra escrita en forma de un cono invertido:
A B R A C A D A B R A
A B R A C A D A B R
A B R A C A D A B
A B R A C A D A
A B R A C A D
A B R A C A
A B R A C
A B R A
A B R
A B
A

Esto; explicaba él, disminuye el agarre del espíritu por parte de la enfermedad que padecía el paciente. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Abrakadabra#History]

Note que hasta ahora, las adaptaciones que hemos descubierto como probables contribuyentes a la supervivencia de las religiones han sido neutrales en cuanto al asunto de si o no, nosotros somos beneficiarios.

Ellas son características del medio; no del mensaje, diseñadas para asegurar la fidelidad de la transmisión—un requerimiento de la evolución—mientras son totalmente neutrales en cuanto a que si lo que es transmitido es bueno (algo mutualista), malo (algo parasitario), o neutral (algo comensal).

Con toda seguridad, nosotros redactamos la hipótesis de que la evolución de los rituales de sanamiento shamánico era probablemente un desarrollo benigno o mutualista; no simplemente un mal hábito que le encantaba a nuestros antepasados; y existe un buen chance de que la adivinación realmente ayudó (y no solamente parecía ayudar) a nuestros antepasados a tomar decisiones cuando lo necesitaban, pero esto todavía queda abierto a las preguntas empíricas mediante las cuales podemos revisar nuestra opinión sin que la teoría colapse si la evidencia es garantizada.

Y nadie debería objetar; en este momento, que no hayamos comenzado a hablar sobre todo lo bueno que hace la religión. No hemos tenido que referirnos a este asunto todavía, que es como debe ser. Debemos extinguir nuestras opciones minimalistas para poder colocar los fundamentos para una apropiada consideración de este asunto.

Capítulo 5 El obvio costo de la religión popular; un reto para la biología, puede ser explicado por hipótesis que aún no han sido confirmadas, pero que pueden ser sometidas a prueba. Probablemente; la excesiva población de agentes imaginarios generados por el HADD produjo candidatos a su servicio como ayudas para decidir; en la adivinación, o como cómplices de los shamanes, por ejemplo. Estas construcciones mentales coaccionadas o exapted fueron después sujetas a una revisión extensiva de su diseño bajo la presión selectiva de la superioridad reproductiva.

[Acotación del Traductor: Exapted: la utilización de una estructura para una función distinta para la cual fue desarrollada por la evolución a través de la selección natural. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/exapted]

Capítulo 6 A medida que la cultura humana crecía y las personas se hacían más reflexivas, la religión popular fue transformada en religión organizada; las racionalidades que flotan libremente de los anteriores diseños fueron suplementadas y algunas veces reemplazadas por razones cuidadosamente construidas a medida que las religiones fueron domesticadas.

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